Contribuir a la mitigación de los efectos de la pandemia

La pandemia de la COVID-19, la contracción económica y los huracanes Iota y Eta impactaron negativamente en las familias nicaragüenses y en su entorno. La emergencia sanitaria ha provocado una crisis que va más allá de la índole sanitaria: según la ONU, la violencia contra las mujeres y las niñas aumentó como resultado del confinamiento. Con la economía en recesión, se incrementa la incertidumbre, se limita el consumo y disminuye el empleo. El estrés emocional y económico en los hogares ha provocado el aumento de las agresiones. 

En el departamento de Madriz, los medios de vida de las mujeres, sobre todo las de origen chorotegas, y de sus familias se vieron afectados por el impacto de los huracanes que en 2020 asolaron la región en un período de quince días. A esto se suma la grave sequía registrada en el primer semestre de 2021, acrecentando la vulnerabilidad y aumentando el precio promedio de los alimentos. Se incrementa así todavía más la inseguridad alimentaria, llegando a ubicar al departamento de Madriz en fase 3 (CIF 3) de crisis alimentaria. 

El proyecto da continuidad al trabajo respaldado por la Xunta de Galicia en los últimos 4 años. Propone una intervención basada en un enfoque de promoción de ejercicio de derechos, con especial hincapié en la protección y prevención de la violencia basada en género (VBG); así como en el fortalecimiento de los medios de vida, con competencias para la producción, transformación y comercialización, con enfoque de gestión de riesgos ante la pandemia y amenazas climáticas. 

El objetivo de la iniciativa es contribuir a la mitigación de los efectos de la pandemia en un ambiente de no violencia y de adaptación frente al cambio climático; lograr que las mujeres asociadas en cooperativas y sus familias vivan en un entorno libre de VBG, fortalezcan sus competencias productivas y comerciales, y gestionen sus medios de vida con prácticas de gestión de riesgos.  

 Las acciones estarán enfocadas a 9 cooperativas legalmente constituidas y conformadas por 186 productoras. Se llevarán a cabo actividades que consisten fundamentalmente en: fomentar y asegurar las medidas de protección, prevención y contención ante la COVID-19; realizar procesos de capacitación de mujeres en temas como VBG, manejo de emociones o derechos de la niñez; fortalecer capacidades de gestión de riesgos ante desastres naturales; aprender el manejo técnico de herramientas TIC; intercambios entre cooperativas organizadas; capitalizar emprendimientos a través del aumento en la producción que mejore los niveles de ingresos; conformar una red empresarial; promover la generación de un fondo revolvente (rotatorio); y gestionar espacios de concertación público-privados para la articulación de acciones de las cooperativas. 

• Mujeres socias de 9 cooperativas y sus familias fortalecen sus capacidades de protección y prevención ante el aumento de la violencia de género, causada por el confinamiento, como efecto de la pandemia de la COVID-19.  
• Las cooperativas apícolas y lácteas adoptan prácticas tecnológicas para la producción, transformación y comercialización con enfoque de gestión de riesgos, ante amenazas hidrometeorológicas y de la pandemia, que minimizan los efectos en la seguridad alimentaria y en los ingresos económicos de las familias de sus asociadas.  
• Las cooperativas apícolas y lácteas fortalecen sus capacidades y habilidades organizativas, asociativas y empresariales, para reactivar las alianzas público – privadas que se vieron afectadas por la COVID-19; implementándose la comercialización inclusiva y segura.