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En Kenia la mutilación genital femenina (MGF) se lleva a cabo de manera clandestina, ya que desde 2011 está prohibida por ley. Su práctica pone en peligro la vida de las niñas y las mujeres. Además, provoca graves daños físicos y psicológicos que las acompañan de por vida. Se estima que en Kenia un 21% de las mujeres de entre 15 y 49 años han sido víctimas de la MGF, pero la cifra llega incluso a superar el 80% cuando nos vamos a las poblaciones rurales. En un contexto de pobreza extrema, la mutilación es la antesala del matrimonio forzado.
Las familias rurales que sufren pobreza se ven forzadas a utilizar el matrimonio de sus hijas como moneda de cambio para recibir algunos animales. En la mayor parte de estas poblaciones, los hombres no aceptarían en matrimonio a una niña o mujer sin mutilar.
El fenómeno climático conocido como la Niña ha afectado por siguiente año consecutivo a la zona de Tharaka durante todo el 2022. Este evento, está generando una sequía histórica en los países del cuerno de África, entre ellos Kenia. Esto, unido al aumento de los precios de carburantes y productos básicos derivados de la guerra en Ucrania, está provoca un aumento de la presión económica social y una escasez de alimentos que afecta a la salud de la población, materializándose en conflictos directos entre tribus de las zonas cercanas, provocando violentos enfrentamientos, cierres de escuelas y negocios, aumento de la violencia de género, entre otros.
Luchamos por erradicar la mutilación genital femenina (MGF) otras violencias basadas en el género (VBG). Llevamos a cabo tres líneas de intervención diferentes: campañas de sensibilización, mantenimiento de las casas de acogida y el trabajo con los clubes antiablación.
Para ello, hemos apoyado la creación de entornos seguros frente a la COVID-19 para que los 45 clubes anti-ablación de las escuelas participantes retomasen su actividad. Además, continuamos con el mantenimiento de la casa de acogida en Tharaka, realizando así labores de sensibilización, prevención y atención directa. En este sentido hemos logrado, en primer lugar, realizar de forma segura la campaña de sensibilización anual contra la MGF y VBG y, en segundo lugar, hemos contribuido en la cobertura de alimentación, suministros, productos básicos de higiene y limpieza, vestimenta, material escolar, lúdico y equipamiento. Asimismo, se han prestado servicios de cuidados básicos y seguridad a través del personal de la casa.
Las casas de acogida cumplen una labor esencial: evitan que las niñas regresen una vez huidas de sus casas y vuelvan a exponerse a ser mutiladas. No solamente encuentran un refugio puntual, sino que este se puede volver permanente dependiendo de la circunstancia particular de cada niña.
Hay un incremento significativo en el número de niñas que huyen y buscan refugio en casas de acogida como la que apoya Ayuda en Acción. Algunas llegan acompañadas por otros niños, normalmente hermanos o familiares que también se vieron obligados a huir de sus casas por ser víctimas de abuso, explotación u otras formas de violencia.