Nuestro trabajo se desarrolla en contextos frágiles, vulnerables al cambio climático, con una niñez que ve sus derechos vulnerados, con débiles mecanismos de gobernanza, sin acceso a energía eléctrica y con indicadores latentes de exclusión.
Desarrollamos mecanismos de protección a la niñez para que los niños y niñas conozcan sus derechos y medidas de autoprotección a través de la metodología 360. Hemos conseguido involucrar en este objetivo a familias, comunidad educativa, jóvenes y líderes y lideresas de comunidades, que hoy velan también por los derechos de la niñez hondureña.
Si hablamos de energías renovables, nuestro proyecto en el país sigue apoyando a las familias indígenas (etnia tolupan) para que logren tener acceso a energía fotovoltaica que contribuirá a la seguridad en las comunidades, mejorando además el rendimiento escolar al disponer de fuentes de electricidad gracias a las que pueden realizar sus tareas escolares.
Por último, en materia de reactivación económica, fortalecemos las capacidades de emprendimiento de mipymes vinculándolas al mercado local mediante ferias locales y mercado online. Por otro lado, ofrecemos asistencia técnica a mujeres indígenas y a sus familias para que mejoren sus métodos de cultivo. Además, también financiamos la compra de herramientas y equipo para prácticas agroforestales de producción sostenible.