“El reto está en las niñas que por sí mismas deciden ‘yo quiero ser mutilada’. Tenemos programas de educación para enseñarles qué es la MGF y por qué debemos pararla. Enseñamos a estas niñas las circunstancias de cómo quitarse la idea y no acceder a la mutilación”.
Mary, una profesora con la que hemos conseguido reducir el número de niñas mutiladas