“Recibir llamadas de la psicóloga me ha ayudado mucho porque es un sostén emocional. Nosotras estamos solas en un país que no es el nuestro y lo que más necesitamos es que alguien nos escuche y oriente para tener una mayor seguridad emocional. Hay muchas personas de Venezuela que conocemos de aquí y que están deprimidas”.
Jasmine, migrante venezolana en Ecuador