Yo soy ella

¡Porque su lucha es la nuestra!

«La última paliza me dejó al borde de la muerte. Tuve que huir de mi marido y dejar todo atrás: mi país, mi entorno y hasta mis hijas. Fue lo más doloroso de mi vida».

Esta es la dura realidad a la que se enfrentan miles de mujeres como Jaqueline: violencia, pobreza, matrimonios forzados, sin acceso a educación y empleo. Mujeres sin un futuro.

En Ayuda en Acción trabajamos para transformar las desigualdades en oportunidades. Con tu ayuda podemos combatir la violencia de género, romper barreras y apostar por la igualdad de derechos y oportunidades.

Ayuda a miles de mujeres.

15€
20€
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* Mínimo 6 €
* Mínimo 6 €
Con 15€ proporcionarás refugio a una mujer que sufre violencia de género.
Con 20€ proporcionarás 6 sesiones de apoyo psicológico para una mujer.
Con 30€ proporcionarás servicio de guardería a 7 niños para que sus madres se puedan formar y/o trabajar.
Elige el importe
* El importe mínimo es 6 €

Desde Ayuda en Acción

Damos refugio a las mujeres que sufren violencia de género
Proporcionamos kits de higiene y alimentación a las mujeres
Aseguramos condiciones de vida digna empoderando a las mujeres
Creamos empleo para generar las mismas oportunidades
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El problema de miles de mujeres

1 de cada 10

mujeres vive en la pobreza extrema

1 de cada 5

niñas está sin escolarizar en el mundo

15 millones

de mujeres y niñas vivían en un matrimonio forzado en 2021

1 de cada 3

mujeres ha sufrido violencia física o sexual

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Ellas te lo cuentan

"Un día entraron en mi casa y pensé que iba a morir. Tuve que huir de las Maras de El Salvador y de la violencia de mi marido".

Jacqueline, beneficiaria de El Salvador

Me obligaron a casarme cuando era una niña. Mi marido me pegaba y me escapaba aterrorizada al monte para refugiarme”.  

Zankat, beneficiaria de Níger.

"Me agredieron sexualmente y me marcó de por vida. Tuve que dejar los estudios para cuidar de mi hijo en un pueblo muy pobre de México".

Zaira, beneficiaria en México.

"No tuve la oportunidad de estudiar. No podía pagarlo. Crecimos sabiendo que el único que podía trabajar era el hombre".

Erika, beneficiaria en Nicaragua.

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