Ayuda en Acción presentó su último estudio “Transiciones educativas y laborales de jóvenes procedentes de contextos socioeconómicos vulnerables” en una jornada centrada en los desafíos de la juventud durante su trayectoria educativa y laboral.
La presentación comenzó con la intervención de las autoras del informe, la socióloga y profesora en la Universidad Complutense de Madrid, María Fernández Mellizo-Soto, y la economista y profesora en la Universidad Autónoma de Madrid, Marta Rahona López. Ambas participaron antes de dar paso al diálogo abierto intersectorial entre Administraciones Públicas, empresas y organizaciones de la sociedad civil, donde se expusieron los desafíos de la juventud en su trayectoria educativa y laboral.
Resultó sin duda un debate enriquecedor que contó con la presencia del Ministerio de Educación, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el Ministerio de Trabajo y Economía Social, Talento para el Futuro, el Consejo de la Juventud, INJUVE, la Organización de Estados Iberoamericanos, el Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica, RIU Hoteles, Deloitte, CAF y OIT España, entre otros.
El origen socioeconómico perpetúa las desigualdades en el sistema educativo y laboral
Las transiciones educativas y laborales de la juventud en España están condicionadas por una serie de factores que marcan el devenir sus trayectorias. Entre ellos está el origen socioeconómico, que se erige como uno de los más influyentes en el progreso de la juventud y, también, en la propia progresión escolar. Este factor afecta, especialmente, al inicio de la trayectoria educativa, donde las familias con menos recursos se encuentran en esta etapa con la primera desigualdad.
Estas diferencias se analizan en el informe de Ayuda en Acción centrando en las transiciones educativas y laborales de la juventud en España, con especial atención a quienes proceden de entornos socioeconómicos vulnerables. Aquí se pone de manifiesto las deficiencias de un sistema que ha demostrado ser insuficiente para responder a las diversas necesidades del estudiantado, limitando el desarrollo y el potencial de millones de jóvenes.
Las autoras del informe exponen que “el origen socioeconómico sigue siendo un factor decisivo que condiciona la progresión escolar y la trayectoria académica del estudiantado”.
Además, se trata de un factor explicativo en la repetición de curso, el fracaso escolar y el abandono educativo temprano. El 26% de jóvenes de hogares con menores ingresos abandona prematuramente la educación, frente al 5% en los hogares de mayores ingresos.
“Estos datos subrayan la fuerte correlación entre el nivel socioeconómico y las oportunidades educativas, perpetuando un ciclo de desigualdad que el sistema educativo actual no ha logrado romper”, expone Matías Figueroa, director de Programas Europa en Ayuda en Acción.
Esta desigualdad estructural se traduce en un acceso significativamente limitado a oportunidades educativas de calidad, lo que a su vez repercute negativamente en las posibilidades de esta juventud de acceder a empleos estables y bien remunerados.
Además, el colectivo con más dificultades para desarrollar una trayectoria laboral es el que abandona el sistema educativo en la ESO, dado que conseguir el título en la ESO o en un ciclo formativo de grado medio es la vía para conseguir una adecuada inserción laboral. La vulnerabilidad socioeconómica es clave en este proceso: la probabilidad de que un joven en situación de vulnerabilidad severa obtenga uno de los dos títulos (19%) tras haber abandonado la ESO es 14 puntos inferior a la probabilidad de que lo obtenga un joven no vulnerable (33%).
Las transiciones, momentos decisivos del futuro de la juventud
Hay tres transiciones educativas importantes: la que se produce al sistema educativo desde el entorno familiar, los cambios dentro del sistema educativo y el paso de la educación al mundo laboral. La importancia de analizarlas radica en que son momentos clave de vulnerabilidad, donde las desigualdades sociales y educativas acumuladas se hacen evidentes y pueden afectar a las trayectorias futuras de la juventud.
Durante estas fases, muchos estudiantes, en ausencia de una orientación adecuada y opciones educativas adaptadas, se ven abocados al fracaso o al abandono, por lo que las transiciones son determinantes. “Jóvenes con mayores niveles de estudio presentan mayores tasas de empleo, consiguen trabajos más estables, con niveles salariales más elevados y mayores posibilidades de promoción”, indica el estudio.
En cuanto al ámbito laboral, se ha comprobado que las transiciones laborales de jóvenes que abandonan la ESO sin lograr el título resultan más precarias, tanto a corto como a medio plazo, que las de titulados/as en ciclos formativos de grado medio o superior. De esta forma, la calidad de los empleos a los que acceden, así como sus características, como el tiempo que han estado trabajando desde que salieron del sistema educativo, el porcentaje de contratos indefinidos o el salario obtenido, son significativamente inferiores si el individuo no ha obtenido el título de la ESO. Además, del análisis realizado se desprende que, para quienes abandonaron el sistema educativo sin el título de la ESO, la precariedad en las transiciones laborales se acentúa en el caso de pertenecer a la población vulnerable.
El informe también incide en que la juventud de entornos socioeconómicos vulnerables enfrentan una “posición de desventaja comparativa frente al resto” al acceder al mercado laboral. Esto se debe principalmente a niveles educativos generalmente bajos, falta de habilidades personales y competencias transversales derivadas del abandono escolar temprano y prejuicios sociales asociados a su situación de vulnerabilidad.
Propuestas para un futuro educativo más inclusivo y equitativo
Ante estos desafíos y tras los resultados de informe, Ayuda en Acción propone una serie de medidas para conseguir un entorno y sistema educativo que realmente atienda a la diversidad y promueva la equidad. Entre las principales propuestas, recogidas en el informe, se incluyen:
- Detección precoz de las dificultades educativas del alumnado y que promuevan el refuerzo educativo de quienes lo necesitan para reducir el abandono temprano del sistema educativo.
- Diversificación y flexibilización del currículo en la ESO, para introducir un currículo más flexible y diversificado desde las primeras etapas educativas. Esto permitiría al estudiantado seguir trayectorias personalizadas que se alineen con sus intereses y habilidades, reduciendo así la tasa de repetición y el abandono.
- Fortalecimiento de la orientación educativa y laboral, especialmente en los momentos de transiciones para que el estudiantado conozca todas las posibilidades educativas existentes, así como las ventajas laborales asociadas a estos niveles educativos.
- Revisión y adaptación de las políticas educativas: las políticas educativas deben ser revisadas y adaptadas para abordar las desigualdades estructurales del sistema. Esto incluye la evaluación continua de las iniciativas actuales y la implementación de nuevas estrategias basadas en evidencia para cerrar la brecha entre estudiantes de diferentes contextos socioeconómicos.