Según el astrofísico Stephen Hawking, el hombre tiene 200 años para abandonar la Tierra. Una guerra nuclear o el cambio climático acabarán con nuestro planeta. Tenemos los días contados.
Pero Isikot Anna no está dispuesta a tirar la toalla. Esta viuda de 58 años, madre de 6 hijos propios -3 chicos y 3 chicas- y uno adoptado, la aldea de Ajepet es todo su mundo y está dispuesta a protegerlo contra viento… y sequías.
Ayuda en Acción trabaja en Uganda desde 1994. A día de hoy ayudamos a 72.234 personas y solo en el último año 2.402 familias incrementan sus ingresos para el acceso a la canasta básica.
“Con los conocimientos adquiridos en la formación, pude cosechar unos cultivos que resistieron la época de sequía”
Isikot Anna es una de ellas. Gracias al apoyo de Ayuda en Acción ha podido formarse mejor como agricultora y estar más preparada para combatir los estragos del cambio climático. Ella misma nos lo explica: “En la formación adquirí conocimientos sobre el control de plagas, la producción integrada, tecnologías de riego sencillas y horticultura en nuestro patio trasero. Con los conocimientos adquiridos en la formación, pude cosechar unos cultivos que resistieron la época de sequía y, lo más importante como instructora, pasé las habilidades a otros miembros de nuestro grupo y cada uno de nosotros pudimos crear una huerta en nuestro patio trasero”. Otros 55 hogares han experimentado los mismos logros.
“Mi huerto prosperó porque yo había instalado un depósito de agua en el que se recogía el agua de lluvia y, por ello, cuando vino la época de la sequía, yo disponía de agua para regar mis cultivos. Tuve verduras en mi huerta a lo largo de todo el año: tuve tomates, cebollas, coles y berenjenas. Incluso vendí algunos tomates a mis vecinos porque durante las épocas de sequía, es raro encontrarlos y son caros. Conseguí 200.000 shillings (unos 56 €) que utilicé para los gastos de mi casa”, explica orgullosa.
En 2017 Naciones Unidas daba la voz de alarma: los países del Cuerno de África –Uganda incluida- estaban siendo azotadas por una terrible sequía que afectaba a 12,8 millones de personas. El déficit de lluvias por tercer año consecutivo había afectado en particular a las poblaciones rurales, agravando la situación de inseguridad alimentaria y el desplazamiento de refugiados (solo en Uganda hay 1,25 millones de desplazados, a razón de más de 2.000 cruzando las fronteras cada día).
El cambio climático ha jugado un papel esencial en la frecuencia con que se dan estos episodios de sequía
La falta de abastecimiento de agua tiene un impacto muy negativo sobre las cosechas de las comunidades agrarias, donde las condiciones de humedad impiden plantar y recolectar de forma temprana los cultivos. Además, la dificultad para acceder a agua potable favorece la propagación de enfermedades. El cambio climático ha jugado un papel esencial en la frecuencia con que se dan estos episodios de sequía y quienes primero sufren las amenazas que los ecosistemas afrontan en la actualidad son los habitantes de las zonas rurales.