“Bienvenidos al conflicto” fueron las palabras con las que nos recibió Fray Gabriel en nuestra primera visita. Nuestro viaje a México tenía una finalidad principal: acompañar a dos periodistas de la televisión pública de País Vasco para sensibilizar a la población acerca de la problemática de la migración. Se trata de un viaje en el marco del proyecto que desarrollamos en México a lo largo de la ruta migratoria con apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación.
Pero volvamos a esas palabras de bienvenida que representan mucho más que una forma de ver la realidad. Estas palabras, en el Albergue La 72 en la frontera sur de México (Tenosique, Tabasco), nos volvieron a la cabeza de nuevo con el “bienvenidos a zona de guerra” del Pastor Chalillo en Puerto Palomas, en la frontera Norte (frontera de México con Estados Unidos). El mismo mensaje en dos albergues para migrantes separados por casi 3000 kilómetros de distancia.
Viajar a México como consecuencia de la violencia
El trabajo que Ayuda en Acción desarrolla en México no es fácil si hablamos específicamente sobre este proyecto. Trabajamos en la protección humanitaria de la población migrante en tránsito, refugiada y de acogida en México. Son personas expuestas a la violencia o que han sido víctimas de una violencia generalizada. Este viaje, además de permitirnos conocer de cerca el proyecto, nos ha dejado también humanizar y poner voz y rostro a la situación migratoria de las personas en ruta.
Hay muchos motivos que llevan a las personas a migrar, pero en las historias que hemos conocido en nuestro viaje a México la violencia es sin duda la más repetida. Hemos encontrado a muchas personas, muy jóvenes la mayoría, que escapan de la violencia de las maras o pandillas. Huyen porque les persiguen para unirse a ellas, huyen de las extorsiones…
Durante todo nuestro viaje nos hemos encontrado con numerosos testimonios de personas que huyen de la violencia basada en género. Cientos de mujeres salen cada día de sus hogares huyendo de la violencia machista y de la desprotección que como mujeres maltratadas sufren en sus países. Pero de la violencia basada en género huyen también numerosas personas del colectivo LGTBIQ: huyen de la violencia y del rechazo social y familiar.
Historias que conocimos en nuestro viaje
Todas las personas con las que pudimos conversar en nuestro viaje a México tienen historias diferentes pero en cierto modo iguales. Todas tienen una historia que les lleva a iniciar su ruta con valentía en busca de una vida segura. Muchas de ellas comienzan su camino con el objetivo de llegar a EEUU, pero muchas desisten. Unas consiguen trabajo en México y deciden quedarse; otras deciden seguir arriesgando para conseguir una vida digna para ellas y sus familias.
Ana y el miedo
Detrás de cada persona migrante hay una historia sobrecogedora. Es el caso de Ana, una mujer mexicana que fue secuestrada por los narcos para ser vendida. Tras conseguir escapar, no podía volver a su casa por las amenazas que estaba recibiendo tanto sobre ella y su familia. Por eso decidió migrar a EEUU, un viaje marcado por el terror de que la encuentren por el camino. Ana tiene miedo casi de cualquier cosa: de caminar, de Salir del albergue, de comunicarse con su familia, de llamar por teléfono por si la localizan… Tiene miedo a todo menos a la libertad, esa que persigue en su camino.
Luisa y el muro
Luisa es de Ecuador y también huye del terror. Huir es la única forma de seguir viva después de que la denuncia contra su maltratador no haya servido de nada. Su camino hacia EEUU está siendo accidentado. Al cruzar el muro cayó desde los 10 metros de altura del mismo. Al caer del lado americano, simplemente la escayolaron y la devolvieron a México, donde está en proceso de recuperación física y emocional.
Cecilia, Laura, Brian…
Cecilia es de Guatemala y está embarazada de ocho meses ya. Huyó de su país porque le amenazaron con robarle el bebé cuando este naciera.
Al hijo de Laura, en Honduras, le violó un hombre. A pesar de la denuncia seguía libre y con intención de continuar con los abusos.
A Brian o a Fabián las maras intentaron asesinarle después de que se negaran a ser parte de ellas. Por eso huyeron solos, incluso siendo menores
Ayuda en Acción y nuestra posición frente a la migración en México
Migrar es un derecho, no un delito. No nos cansamos de repetirlo. Trabajamos para que nadie deba abandonar su hogar pero en caso de que deban hacerlo, apoyamos a las personas a hacerlo en condiciones de seguridad y bajo el marco de los derechos humanos. Nuestra postura es clara:
Estamos del lado de las víctimas, entre las que hay miles de niños y niñas que se aventuran en estas rutas solos o acompañados de sus familias.
- Estamos del lado de la legislación internacional, que protege a las personas solicitantes de asilo y cuya aprobación constituyó un hito histórico que hoy está amenazado.
- Estamos del lado de los valores que inspiraron la constitución misma de la UE y que hoy hemos arrinconado.
Estamos, por supuesto, del lado del sentido común y de los hechos, los mismos que nos impulsan cada día a reformar un sistema migratorio que persiga por encima de todo el interés común.