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El GHI de 2019 muestra que varios países tienen ahora niveles de hambre más altos que en 2010, y que aproximadamente 45 países no lograrán alcanzar niveles bajos de hambre para 2030. Los conflictos, la desigualdad y los efectos del cambio climático han contribuido a la persistencia de altos niveles de hambre e inseguridad alimentaria en todo el mundo. Muchos países aún requieren atención urgente y existen niveles alarmantes de hambre en cuatro países, Chad, Madagascar, Yemen y Zambia, mientras que por segundo año consecutivo, la República Centroafricana es el único país en el que el hambre se clasifica como extremadamente alarmante. Además, con el cambio climático alterando radicalmente el medio ambiente en el que trabajamos para eliminar el hambre, la conexión entre el clima y el hambre es el tema central del ensayo especial del GHI. El cambio climático ya está exacerbando las tensiones y los conflictos, destruyendo los medios de subsistencia, provocando desplazamientos, empeorando las desigualdades económicas y de género y socavando la recuperación a largo plazo y el desarrollo sostenible.