La guerra en Ucrania ha generado desplazamientos masivos de personas en los últimos meses acaparando, inevitablemente, la atención y preocupación internacional. Sin embargo, al otro lado del Atlántico, la crisis humanitaria en Venezuela sigue acumulando millones de refugiados en todo el continente.
A fecha de mayo de 2022, ya eran 6 133 473 las personas que habían tenido que salir del país en busca de oportunidades y para no pasar hambre. “La inflación sigue siendo altísima. Miles de familias reciben un sueldo mínimo de menos de 30 dólares mensuales, cuando una canasta básica alcanza los 1004 dólares al mes, y la canasta alimentaria más de 400 dólares, así que la opciones de supervivencia dentro del país son limitadas, viéndose así forzados a buscar refugio y una mejor vida en otros países”, afirma Carmen García, directora de programas de Ayuda en Acción en Venezuela.
La necesidad de buscar una salida está obligando a las familias a separarse dejando atrás, en muchas ocasiones, a los más vulnerables.
“Al menos un millón de niños y niñas se han quedado al cuidado de algún familiar. A muchos de estos menores la necesidad les ha empujado a trabajar en las calles y a dejar de ir a la escuela. La explotación sexual y el trabajo infantil han aumentado como consecuencia de esta crisis”, alerta Carmen García.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida 2021 (ECOVI), en Venezuela el 94,5% de la población vive en situación de pobreza y el 76,6% en situación de pobreza extrema por la falta de alimentación y acceso a servicios básicos. El último informe de Cáritas en Venezuela habla de que siete de cada 10 menores sufren desnutrición aguda o severa y sufrirán problemas cognitivos irreversibles. Toda una generación perdida por no haber actuado a tiempo.
“En 2021 solo llegó el 40% de los fondos necesarios para dar respuesta a la crisis humanitaria en Venezuela y este año, cuando ya han pasado casi seis meses, solo ha llegado el 11,8% de la financiación necesaria. Esto aumenta nuestra preocupación por la situación de las personas en Venezuela”, comenta Alberto Casado, director de incidencia de Ayuda en Acción.
Ayuda en Acción en Venezuela y en toda la región
Frente a este contexto humanitario en Venezuela, los equipos de Ayuda en Acción están movilizados para dar respuesta a las personas más vulnerables. “Hasta ahora hemos ofrecido principalmente ayuda humanitaria enfocada a la seguridad alimentaria, nutrición, protección y hemos facilitado el acceso a agua potable, así como otras iniciativas de saneamiento e higiene. Además, en Ayuda en Acción tenemos una mirada a largo plazo y continuaremos trabajando con nuestros aliados para construir resiliencia y generar oportunidades e impacto sostenible en Venezuela”, afirma García.
La crisis en Venezuela ha cambiado todo el continente. En la región se habla del movimiento de población en masa más grande de su historia. Millones de personas refugiadas se encuentran en situación de gran vulnerabilidad.
Ayuda en Acción interviene en la región para ofrecer una respuesta integral tanto para las personas refugiadas y migrantes de Venezuela como para las comunidades de acogida. Presta ayuda humanitaria cubriendo las necesidades inmediatas y básicas. Ofrece acceso a educación e inserción laboral y facilita el proceso de inclusión e integración de las personas.
Proteger los derechos de los refugiados
Muchas de las personas venezolanas que llegan a México acabarán pidiendo el estatus de refugiado. La introducción de la visa para llegar a EEUU ha obligado a miles de venezolanos a cruzar caminando el estrecho de Darien, uno de los puntos más peligrosos de la ruta hacia el norte, y renunciar a llegar a EEUU. A través del trabajo que Ayuda en Acción realiza en México, la organización estima que 9000 personas venezolanas lo han atravesado en lo que va de año y más de 5500 han solicitado el asilo en México.
“Desde México vemos que en las actuales políticas migratorias desafortunadamente prima la contención y no se está priorizando el derecho a la protección internacional. Se intenta así pasar las responsabilidades de protección a otros países de la región”, afirma Ramón Márquez, coordinador del programa nacional de migración de Ayuda en Acción en México.
En otros contextos, como el de la guerra de Ucrania vemos que mecanismos como la Directiva de Protección Temporal, permiten agilizar la protección y el derecho de asilo de las personas refugiadas, una buena práctica que se podría extender a otros contextos como el de Venezuela.