La cada vez más delicada situación de Odessa y de la región prorrusa de Transnistria ponen en riesgo la estabilidad de Moldavia, un país con poco más de 2,6 millones de habitantes y uno de los más pobres de Europa. Ucrania y Moldavia comparten una frontera de 939 km que supone un territorio de escape para millones de personas ucranianas afectadas por la guerra en el sur de su país.
Una situación preocupante en un país ya vulnerable
“Estamos muy preocupados por los últimos acontecimientos observados en la región. Hemos de destacar que Moldavia se está movilizando masivamente, a pesar de tener uno de los índices de desarrollo humano (IDH) más bajos de Europa. Pero si aumentan las tensiones en Odessa y sus alrededores y el territorio de Transnistria se desestabiliza, se podría generar un incremento masivo del número de personas refugiadas para el que Moldavia no está preparada”, comenta Alberto Casado, director de incidencia en Ayuda en Acción.
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR) se calcula que, entre el 24 de febrero y el 15 de abril, 421 130 personas han huido de Ucrania hacia Moldavia. De ellas, 101 331 han decidido quedarse en el país. Estas cifras, que representarían el 16 y el 3,8% respectivamente de la población moldava, suponen un número muy elevado de personas refugiadas que deberán ser atendidas. Se trata de una situación que podría empeorar y requerir una mayor atención humanitaria en las próximas semanas.
“Prestamos ayuda a las personas procedentes de Ucrania, pero también a las organizaciones locales y familias de acogida. Estamos proporcionando ayuda con transferencias de dinero en efectivo que en situaciones como la actual es la más eficiente y eficaz para aliviar el peso económico que pueda generar la presión del flujo actual de personas refugiadas”, observa Casado.
Ayuda en Acción, movilizada desde el primer momento
Ayuda en Acción está trabajando con sus socios de la red Alliance2015 desde el estallido del conflicto en los países directamente afectados por la crisis, tanto en Ucrania como en los países fronterizos. En Moldavia estamos respondiendo a las necesidades inmediatas de las personas refugiadas, facilitando acceso a comida y agua, rehabilitando centros de acogida y distribuyendo kits de higiene y otros materiales de primera necesidad.
“También se están realizando actividades de apoyo psicosocial”, destaca Maxence Defontaine, portavoz de Ayuda en Acción actualmente en Moldavia. “Son familias que han tenido que dejarlo todo de un día para otro en busca de refugio para salvar sus vidas. A este trauma se suma otro: el de la separación. El 48% de las personas refugiadas en Moldavia son niñas y niños, y el 42% son mujeres. Apenas hay hombres, lo que vemos llegar son familias separadas que no solo han dejado atrás su casa y su tierra, sino también a un padre, un hermano, un primo u otro familiar o amigo” señala Defontaine.
Especial preocupación por la juventud
La intervención de Ayuda en Acción tiene uno de sus focos en la población joven. Las situaciones de vulnerabilidad que afectan a esta franja de la población les afectan no solo en el presente, sino que puede condicionar su futuro y sus oportunidades.
“Sabemos lo crucial e importante que es ese periodo en el desarrollo de las personas que afrontan la salida de la infancia y su inicio en el mundo adulto. Es un momento clave de aprendizaje, de búsqueda de independencia y autonomía para insertarse en el mundo laboral”, comenta Casado. “Es por eso que es y será necesario reforzar la atención psicosocial de este colectivo que venía ya afectado por las medidas contra la COVID-19” añade.
A pocas horas del viaje del presidente Pedro Sánchez a Chisinau, Ayuda en Acción destaca la necesidad de intensificar el apoyo y acompañamiento a las instituciones moldavas, a sus organizaciones de la sociedad civil y a las organizaciones humanitarias que están movilizadas en primera línea, para mantener toda la ayuda necesaria para las personas refugiadas y a las que las acogen.
Actuar frente a la crisis en Ucrania sin olvidar otras crisis humanitarias latentes
España y Europa tienen la responsabilidad de responder a la crisis en Ucrania sin olvidar otras crisis latentes menos mediáticas y que ya han pasado a un segundo o tercer plano que igualmente están produciendo millones de personas refugiadas y desplazadas. “La necesaria intervención en Ucrania y alrededores para atender al flujo de personas refugiadas no debe hacernos olvidar a otros refugiados y refugiadas que huyen de otros países en guerra o con conflictos latentes. Todas las personas merecen ser atendidas de la misma forma por el Derecho Internacional Humanitario”, señala Casado.
En este sentido hay que reconocer el esfuerzo del gobierno español, que ha dispuesto de fondos extraordinarios –un compromiso de 31 millones de euros– para atender la crisis en Ucrania, manteniendo sus compromisos en otros conflictos. No hay que olvidar que mientras la guerra sigue desarrollándose en Ucrania perviven todavía conflictos y necesidades humanitarias en Siria, Afganistán, República Democrática del Congo, Etiopía, Sur Sudán, la frontera sur española, el Mediterráneo, Venezuela o la ruta migratoria hacia el norte en Centroamérica. “Es importante que nuestro gobierno también lance estos mensajes ahora que otros países de la Unión Europea están desviando fondos ya comprometidos en otras crisis frente a la ucraniana”, concluye Casado.