Cuando la pasión por algo te desborda tienes la necesidad de volver a ese momento, repetir esa sensación. Hay pasiones muy distintas, pero algo común en todas ellas: el afán de entrega, que incluso puede llegar a ser ‘contagioso’. La pasión por mejorar el mundo es lo que desde hace 10 años mueve al voluntariado de Ayuda en Acción en Zaragoza. Por eso, cada diciembre desde hace una década, este grupo de personas –muchas de ellas además son socias– abren la tienda solidaria situada en el centro de Zaragoza para conseguir financiar un proyecto que mejore la vida de quienes más lo necesitan.


Rocío Pala y el impulso de la tienda solidaria de Navidad


Rocío Pala, voluntaria, socia y hasta hace poco patrona de Ayuda en Acción, nos habla con pasión de cómo comenzó este proyecto que cada año consigue dejar huella en la sociedad aragonesa y en la vida de muchas personas en alguna parte del mundo.


Te dejamos la entrevista para que puedas verla. Más abajo encontrarás un pequeño resumen por si no tienes tiempo de verla completa.



“Hace 10 años un grupo de socios y socias quisimos hacer más por la organización y dar un paso para además ser voluntarios” cuenta Rocío. Ese fue el punto de partida de una idea que se ha convertido en tradición navideña: la tienda de Navidad en el céntrico Pasaje Palafox. Consiguieron que les cedieran un local para que los productos de comercio justo llegaran a más personas y así se financiaran más proyectos. Poco a poco ese lugar se convirtió en un punto de encuentro de socios, socias y voluntariado, donde la clave de todo era la solidaridad.


Rocío cuenta con satisfacción que nunca faltan manos para atenderla, aunque haya que ir después del trabajo o en fin de semana o con todos los compromisos que suponen estas fiestas. Entre su stock encontramos productos de comercio justo pero también artesanía, aportaciones desinteresadas de algún familiar artista o comerciante e incluso productos traídos desde la India. La ciudadanía de Zaragoza compra con la garantía de saber a qué proyecto se destina su aportación. Este año los fondos irán a un proyecto de infancia y mujer en Etiopía. “Es esa confianza lo que ha hecho de esta iniciativa un éxito”, asegura Rocío.


Para nuestra protagonista, la confianza en las personas es la fuerza que mueve el mundo. La pandemia frenó la posibilidad de poner en marcha la tienda solidaria el año pasado y “ahora hay que recuperar el tiempo perdido”, dice. El hambre y la necesidad no entienden de esperas. Eso es lo que motiva al voluntariado, “aunque sea un pequeñito grano de arena, da su tiempo para ayudar algo a mejorar el mundo”.


Su deseo para esta Navidad es que no perdamos la sonrisa, que las personas puedan compartir con los suyos y dejar un poco atrás el aislamiento sin perder el recuerdo por quienes lo están pasando mal.