En Mahelane, al sur de Mozambique, los clubes de "raparigas" (niñas, en portugués) están consiguiendo que el derecho a la educación deje de ser una asignatura pendiente y se convierta en una realidad para muchas niñas. Quédate leyendo para descubrir en qué consiste el proyecto piloto de los clubes de raparigas que estamos impulsando junto a la Fundação Encontro y con la financiación de la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional al Desarrollo de la Junta de Extremadura (AEXCID).
Clubes de raparigas: mucho más que una extraescolar
Los clubes de raparigas que hemos creado en las escuelas de Mahelane y Porto Henriques son mucho más que una actividad extraescolar. En estos grupos, formados mayoritariamente por niñas y jóvenes, trabajamos habilidades para la vida que les ayudan no solo a mejorar su empleabilidad, sino también a vivir una vida lejos de la violencia en todas sus formas.
Se trata de sesiones bisemanales con contenidos muy variados. Así, realizamos talleres sobre ahorro y emprendimiento, vitales para que las chicas puedan reflexionar sobre su futuro, planificar y ahorrar. También ponemos el foco en que puedan conocer, prevenir, detectar y denunciar violencias basadas en género que puedan vivir ellas o chicas de su entorno. Algunos ejemplos de estos tipos de violencia serían los matrimonios forzosos, los embarazos prematuros, la violencia doméstica o el acoso. El deporte (atletismo, fútbol y voleibol) y las artes (danza y teatro) también protagonizan estos clubes y garantizan el equilibrio entre la salud física y mental de sus integrantes.
Asimismo, fomentamos actividades fuera del club para llegar a las familias, a la comunidad y a otras chicas que no estén en los grupos. Como indica Andrés Panera, responsable del proyecto en Ayuda en Acción, “el objetivo último es que los clubes funcionen de forma autónoma y las propias chicas sean quienes puedan dinamizarlo en el futuro”.
¿Quiénes forman estos clubes?
Actualmente tenemos dos clubes de raparigas formados cada uno por 25 jóvenes de entre 12 y 18 años, la mayoría chicas. La diversidad de perfiles es fundamental para enriquecer las experiencias y aprendizajes del grupo. Por eso, en los clubes hay chicas de distintas comunidades, diferentes capacidades y situaciones vitales muy diversas. Por ejemplo, acaba de incorporarse una niña de 14 años que ha dado a luz recientemente. Todas cuentan y todas crecen juntas para construir un mejor futuro. Te lo cuentan ellas mismas a través de los testimonios que nos llegan desde terreno:
Admira Vasco Sigauque, 12 años, Escuela Primaria de Mahelane
“Los viernes me siento muy motivada después de clase porque voy directamente a la sesión del club de chicas. Los sábados, nada más levantarme, hago todos los deberes para llegar pronto al club, porque aquí puedo mostrar mis sentimientos y emociones, decir lo que pienso. De mayor quiero ser piloto de avión porque en el club de chicas aprendí en la sesión «Mujeres que inspiran» que las mujeres también somos capaces.
Adelaide Micas, 13 años, Escuela Primaria de Mahelane
“En la escuela muchos chicos tocan los pechos y el trasero de las chicas sin su permiso. En el club aprendí que eso es acoso sexual y que debemos denunciarlo en la escuela. No me gusta quedarme callada, y en el club de chicas tengo espacio para decir lo que pienso, hablar y aprender. De mayor quiero ser periodista”.
Julieta Azarias, 12 años, Escuela Primaria Completa Lurdes Mutola, Porto Henriques
“En el club aprendí que la violencia en la escuela impide que las niñas reciban una buena educación y que debemos denunciar los casos de violencia. Cuando sea mayor quiero ser policía para defender a las mujeres y niñas que sufren violencia y detener a las personas que la cometen”.
Frances Lourenço, 12 años, Escuela Primaria Completa Lurdes Mutola, Porto Henriques
“Soy uno de los cinco chicos que pertenecen al club de chicas de Porto Henriques. He aprendido que las mujeres no tienen que estar en la cocina, que las niñas y las mujeres también son capaces de hacer trabajos que dicen que son para hombres. También he aprendido que los hombres pueden hacer trabajos en la casa, por ejemplo, yo trabajo en el jardín y lavo los platos. De mayor quiero ser policía y trabajar contra la violencia de género”.