El 15 de noviembre de 2022 nos levantábamos con la noticia que la población mundial alcanzaba la cifra de 8000 millones de personas. De ellas, al menos un 25% es menor de 14 años. Considerando este dato, llama la atención que la UNESCO estime que solo en 2020, la pandemia de la COVID-19 afectó a más de 1600 millones de estudiantes que no pudieron asistir a su centro educativo. La población más vulnerable estuvo además más afectada debido a un desigual acceso a la educación a distancia y a otros servicios complementarios que se ofrecen desde la escuela.
Un análisis de 2022 del Banco Mundial basado en 36 estudios que midieron las pérdidas de aprendizajes en diversos países concluye que las pérdidas equivalen a casi la mitad de un año de aprendizajes. Asociadas a estas pérdidas se ha detectado un incremento en las tasas de absentismo así como en la caída de las tasas de matriculación en algunas regiones.
El cierre de las escuelas no solo supuso la imposibilidad de recibir una enseñanza en condiciones. También conllevó otras consecuencias:
- no poder acceder a una alimentación saludable ofrecida desde los comedores escolares.
- la pérdida de espacios de socialización entre pares de orígenes y niveles socioeconómicos diferentes.
- espacios de protección para la infancia y adolescencia ante problemáticas como la violencia, el trabajo infantil o los matrimonios tempranos.
Estas pérdidas de servicios o espacios de socialización y protección afectan especialmente a la infancia en situación pobreza o exclusión, sobre todo a la que habita en zonas rurales, en países en conflicto o lugares inseguros.
Marco RAPID: abordar la educación tras la pandemia
Estas consecuencias afectan al bienestar cognitivo, social y mental de la infancia y la adolescencia. Les condena en su presente pero también en sus futuros ingresos en la edad adulta. Para abordarlas, el Banco Mundial (con contribuciones de la Fundación de Bill y Melinda Gates, FCDO, UNESCO, UNICEF, y USAID) propone el marco RAPID para la recuperación y aceleración de los aprendizajes.
Este marco propone cinco líneas de actuación que combinan estrategias basadas en evidencias para recuperar los niveles de aprendizaje previos a la pandemia con estrategias para mejorar la enseñanza, el aprendizaje y el bienestar.
Ayuda en Acción aplica acciones acordes con estas cinco estrategias y que son:
Reingresar a los niños a la escuela y mantenerlos ahí: Alerta temprana para la detección de riesgo de abandono desde nuestros servicios de transición primaria- secundaria que abordan el absentismo con el alumnado y sus familias, desde la etapa de educación infantil. Además, se involucra a las familias, ofertando formación a estas en competencias clave en el mismo colegio que estudian sus hijos/as.
- Analizar los niveles de aprendizaje regularmente: medimos el impacto de las diferentes metodologías de enseñanza en la continuidad de estudios, y facilitando espacios de formación entre docentes para realizar la evaluación conforme a la LOMLOE y haciendo uso de las tecnologías del aprendizaje y conocimiento (TAC).
- Priorizar la enseñanza de las habilidades fundamentales: adaptamos contenidos a la diversidad del alumnado y en formato de recurso educativo abierto que es fácil de actualizar, combinar con otros contenidos, reutilizar y distribuir.
- Incrementar la eficiencia de la enseñanza, incluyendo clases de recuperación: facilitamos espacios de formación entre docentes sobre el aprendizaje cooperativo en el aula, elementos de las comunidades de aprendizaje, prácticas efectivas en la docencia haciendo uso de las TAC, y en competencias digitales. Estas últimas también se imparten al alumnado. Asimismo, en zonas rurales donde la oferta educativa es menor, se ofrece refuerzo educativo en horario extraescolar muy vinculado a la acción tutorial.
- Desarrollar la salud psicosocial y el bienestar adecuado al contexto puede ayudar a recuperar y acelerar el aprendizaje: ofrecemos formaciones en gestión de emociones y mediación tanto con alumnado como con profesorado.
En este contexto de necesidad de transformar la educación, también es clave el reciente informe de la UNESCO "Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación". Es resultante de un proceso mundial de consultas que responden al incremento de las desigualdades sociales y económicas, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el uso de recursos que sobrepasa los límites del planeta, el retroceso democrático y el desafío de las tecnologías digitales.
Este contrato social aboga por una escuela del futuro centrada en los principios de la inclusión y la colaboración mediante la transformación del entorno educativo y social para favorecer el aprendizaje inclusivo y colaborativo.
En la línea de estos dos principios, Ayuda en Acción colabora con centros educativos localizados en zonas de exclusión social o territorial (rurales) para fomentar un sistema educativo inclusivo que no deja a ningún niño o niña atrás y cuenta con la participación de toda la comunidad educativa.
Para conocer más el trabajo de Ayuda en Acción en educación, no dejes de visitar la información sobre nuestro proyecto Una escuela que rompe barreras.
*(Artículo escrito por Iciar Bosch, responsable de Educación en Ayuda en Acción)