Hoy en día, gestos tan sencillos como encender la luz, cargar un teléfono móvil o enchufar una radio siguen sonando a utopía en millones de hogares del mundo. Hoy viajamos a Honduras para hablarte de la importancia de las energías limpias y del proyecto Corylus, con el que estamos frenando la pobreza energética de más de 700 familias tolupanas.
¿Qué son las energías limpias?
Primero aclaremos algunos conceptos sobre este tipo de energía que pueden generar confusión. Cuando hablamos de energías limpias, nos referimos a las que no realizan emisiones a la atmósfera ni contaminan de otro modo. O, si producen emisiones, resultan climáticamente neutrales.
No debemos confundir energías limpias con energías renovables. Las renovables son aquellas que se obtienen a partir de fuentes que no se acaban. Y no siempre se cumplen los dos requisitos. Lo vemos fácilmente con ejemplos:
- La energía solar o la eólica provienen de fuentes inagotables y además no contaminan, por lo que son renovables y limpias.
- La biomasa es renovable, puesto que viene de los residuos inorgánicos. Sin embargo, no es limpia, puesto que al quemarse emite gases contaminantes como el dióxido de carbono o el óxido de nitrógeno.
¿Por qué son importantes?
Las energías contaminantes están estrechamente ligadas con el cambio climático, pues alrededor del 60% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero proceden de ellas. Por eso, cambiar nuestros modelos de producción y consumo energéticos es fundamental para garantizar la salud del planeta. Tanto, que existe un Objetivo de Desarrollo Sostenible dedicado exclusivamente a este objetivo: garantizar el acceso universal a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna.
El acceso a la energía, un reto para Honduras
En muchos lugares el mundo, el acceso a energías limpias es hoy una tarea pendiente. Es más, si nos limitamos a hablar del acceso a la energía, quitando la etiqueta de “limpia”, el trabajo se acumula.
En América Latina, nuestra principal región de actuación, hay más de 30 millones de personas sin electricidad. Honduras es uno de los países que se lleva la peor parte. ¿Sabías que en un 19% de sus hogares no pueden encender la luz? Sigue leyendo para saber cómo damos respuesta a este apagón energético y, en definitiva, de derechos.
Un 19% de los hogares en Honduras no tiene acceso a electricidad. Así trabaja Ayuda en Acción para llevar energías limpias a las familias tolupanas Clic para tuitear
Así llevamos energías limpias a las familias tolupanas
Uno de los grupos de población más afectados por esta brecha energética en Honduras son las comunidades indígenas tolupanas. El pueblo tolupán, históricamente discriminado, presenta unos índices de pobreza y desigualdad que superan con creces las medias del país. Sus familias viven en zonas rurales y aisladas con enormes dificultades para acceder a alimentos, educación, agua potable o servicios de salud.
Para frenar la pobreza energética de estas comunidades contamos con el proyecto Corylus. Gracias al trabajo en consorcio junto a Energía sin Fronteras y FUNACH, estamos llevando energías limpias a 700 familias tolupanas y mestizas de los municipios de Victoria y Sulaco, en Yoro.
El proyecto, financiado por Energía sin Fronteras, consiste en la electrificación de sus hogares gracias a placas solares fotovoltaicas auto instalables. Como explica Elder Flores, coordinador del proyecto, “su estructura es ligera y sencilla, por lo que con solo una formación de cuatro horas las familias aprenden a instalarlas, manejarlas y mantenerlas en sus casas”.
Los beneficios ya se están dejando notar en la vida de estas familias: como nos cuentan María Antonia y María:
“Desde que tengo energía puedo vender comida hasta las 8 de la noche” (María Murillo, emprendedora de la comunidad El Quebracho).
“Ahora con energía tengo esta radio donde puedo escuchar las noticias nacionales y del mundo” (María Antonia Orellana, comunidad Los Cacaos).
Mucho más que electricidad
Otros resultados destacados del proyecto Corylus son:
- Reduce el uso de fuentes de energía tradicionales como el ocote, la leña, el keroseno o las velas. Gracias a esto se logra un doble beneficio: por un lado, mejora la salud de las familias, pues los humos provocan problemas respiratorios en mujeres y enfermedades de la vista en niños y niñas debido a que pasan mucho tiempo haciendo los deberes solo bajo la luz de un candil. Por otro lado, se reduce el impacto ambiental derivado de estas prácticas, pues se frena la deforestación y se preservan los recursos locales.
- Mejora la economía de las familias: se ahorran el equivalente a siete años de compra de insumos energéticos tradicionales. Además, contar con electricidad les permite mejorar actividades productivas que requieren iluminación, por lo que mejoran sus ingresos.
- Más seguridad: las mujeres, niños y niñas ya no tienen que caminar hasta 40 km para conseguir los combustibles tradicionales, como la leña. Esto reduce su riesgo de sufrir abusos o ataques por el camino. Además, las mujeres cuentan ahora con iluminación para que sus partos puedan ser asistidos en casa con mayor seguridad.
- Mejor preparación ante emergencias: tener energía disponible implica poder contar con teléfonos móviles y radios para coordinarse rápidamente ante las emergencias.
- Más capacidad de las instituciones y gobiernos para poder implementar este tipo de sistemas aislados de energía en otras zonas del país.
Como te decíamos al principio del post, las energías limpias son fundamentales para lograr el desarrollo sostenible en todo el planeta. Seguiremos trabajando en Honduras y otros países para que se trate de un acceso asequible, fiable, sostenible, moderno, ¡y para todas las personas!