La Mojana, conocida como la ‘tierra del agua’, y la que fuera musa de muchas de las localizaciones en las obras de García Márquez, también fue durante gran parte del conflicto armado un corredor por el que circulaban grupos insurgentes de todo tipo: guerrilla, paramilitares, narcotráfico o delincuencia común.
Todos ellos abusaron de la débil presencia institucional y la corrupción, disputándose la extensa tierra fértil de La Mojana. Más de un millón de hectáreas plagadas de humedales que cruzan cuatro departamentos centrales de los 32 que hay en el país. La agricultura, la pesca, la ganadería y la minería –produce el 80% del oro de Colombia– la convierten en una región de un gran valor ambiental y estratégico.
Una región muy afectada por la guerra
El saqueo de estos grupos dejó graves secuelas en la población mojanera. Se calcula que en los 11 municipios que conforman esta región hubo más de 80.000 víctimas del conflicto armado, muchos de ellos desplazados internos. “Esta zona ha sido fuertemente golpeada por la violencia pero menos visibilizada que la de otras zonas del país”, reconoce Kely Aguilera, directora de la Corporación Ecoss, socio local de Ayuda en Acción en la zona.
Junto a Ecoss, trabajamos para propiciar una cultura solidaria que dinamice el desarrollo social sostenible de la región; lo hacemos promoviendo la construcción de la paz y la reconciliación, y basados en la consolidación de una ciudadanía activa y prácticas de buen gobierno.
Además de la violencia y el desplazamiento, el hecho de que la región sea un corredor del narcotráfico ha dado lugar a otras problemáticas sociales como el microtráfico y el aumento del consumo de drogas, sobre todo entre los adolescentes, que ven en ello una salida fácil a la falta de oportunidades laborales y de ocio.
El arte para reconstruir la paz en La Mojana.
Con el objetivo de atajar esta problemática, surge la Escuela de Arte Itinerante por la Reconciliación y la Paz de La Mojana. En ella, Ecoss y Ayuda en Acción, apoyan a más de 100 jóvenes para que, a través del teatro, la música, la pintura o la producción audiovisual, reconozcan y defiendan el ejercicio de sus derechos. “Aquí crean buenas amistades y se apoyan entre ellos”, comenta Teófilo Sotomayor, profesor de la escuela.
Pero, a pesar de lo complejo del contexto, la población mojanera vive el acuerdo de paz y el fin del conflicto armado como un escenario positivo para superar las secuelas de la violencia. “Muchos hemos sufrido y siento la necesidad de que nos perdonemos y de que nuestros niños y nuestros jóvenes vivan en otro país”, concluye Carmen Royero, trabajadora social en la Institución Educativa Escuela Normal Superior de La Mojana.