Seguro que alguna vez has jugado a un juego en cadena, y por eso sabrás que tanto en el juego como en la vida, romper las cadenas hace que se desmoronen ciertas cosas. Pero veámoslo desde otro punto de vista: las acciones en cadena pueden tener resultados asombrosos, si tenemos cuidado en no dejar que la cadena se rompa.
Sabemos algo muy importante y queremos compartirlo contigo: los datos que tenemos son claros e indican que una niña que recibe educación es más propensa a retrasar el matrimonio y el embarazo; el estar formadas y ser más independientes les permitirá tener mayores ingresos, generar más productividad y criar hijos (cuando deseen tenerlos) más sanos y mejor preparados. Sin duda es una cadena que no interesa que se rompa nunca.
Pero en Mozambique estaba pasando, y queríamos impulsar esta cadena que liberara de otro tipo de cadenas a la mitad de las niñas de este país africano, uno de los 10 del mundo con mayor índice de matrimonio infantil en las niñas. En Mozambique casi la mitad de las niñas son obligadas a casarse cuando aún no han cumplido la mayoría de edad, muchas veces incluso son ellas las que impulsadas por las normas sociales, aceptan el hecho como algo normal. Pero no nos olvidemos de que el matrimonio infantil supone una grave vulneración para los derechos de las niñas, así como un gran obstáculo que les impedirá crecer como profesionales.
María dejó la escuela cuando apenas tenía 14 años: “me casaron al igual que otras muchas niñas de mi pueblo, incluso yo pensé que era una gran idea… Pero la vida matrimonial no fue fácil y yo me acordaba de las amigas que seguían en la escuela, de lo divertido que era estar en clase con ellas”.
Gracias a uno de los proyectos que hemos desarrollado en Mozambique, consistente en prevenir el matrimonio infantil y formar a niñas y mujeres que fueron apartadas de la escuela para casarse, María pudo volver al colegio: “ahora estoy de vuelta y formo parte del club de chicas de mi escuela, donde nos reunimos dos veces por semana para analizar los problemas que nos afectan como niñas”.
El matrimonio infantil es la principal causa de deserción escolar en Mozambique. Al ser la educación en la infancia uno de nuestros ejes de trabajo, actividades como la creación de clubs de chicas o la formación a maestros y líderes en cada comunidad nos parecían esenciales para conseguir acabar con el matrimonio infantil, generando además condiciones para que las niñas que habían abandonado la escuela, regresaran a ella. María nos ha contado que en 2017 consiguieron que 12 niñas de su zona retomaran sus estudios y por tanto, tuvieran mayores posibilidades de futuro.
En otras comunidades, como en Nhongonhane, los resultados de las acciones para prevenir el matrimonio infantil también son contundentes: “ahora los miembros del consejo escolar están presentes en la escuela, asegurando que las clases funcionen bien y que todas las actividades que realizamos estén bien supervisadas”.
Afortunadamente, las cosas están cambiando: el 19 de julio de 2019 el Parlamento de Mozambique ha aprobado un proyecto de ley que criminaliza el matrimonio con menores de edad. Si la Ley de Prevención y Combate de las Uniones Prematuras finalmente se aprueba, obligar a casarse a menores supondrá una pena de entre 2 y 16 años de cárcel para quienes faciliten o participen en este tipo de enlaces. Con la nueva ley, la edad mínima para contraer matrimonio si no existe el consentimiento de sus padres pasará a ser los 18 años en lugar de 16 como hasta ahora.
¿Qué hacen las niñas en los clubs de chicas que hemos formado?
- Conocer cuáles son los derechos y deberes que les pertenecen.
- Adquirir herramientas sociales y motivacionales que les permitan en convertirse en modelos en sus propios entornos.
- Impulsar actividades culturales que impliquen a sus familias y al resto de la comunidad para explicarles sus preocupaciones y derechos.
- Obtener conocimientos sobre salud sexual y reproductiva, algo que no se habla en otros entornos, y que ayuda a prevenir enfermedades como el VIH/SIDA.
Pese a esto, las previsiones no son optimistas: en las zonas rurales de Mozambique, allá donde trabajamos, el matrimonio es una institución respetada y el rechazo a las uniones infantiles no es hoy por hoy una realidad, pese a los esfuerzos que realizamos entrando en contacto con líderes tradicionales y religiosos, pero también con las mujeres que se encargan de los ritos de iniciación al matrimonio y con los medios de comunicación (especialmente las radios comunitarias, las más escuchadas por la población de estas zonas). Por eso necesitamos del apoyo de personas como tú, que nos pueden ayudar a romper cadenas para hacer realidad otras que permitirán un futuro mejor para las niñas de Mozambique, pero también para toda la sociedad.