En la frontera suroeste de Guatemala, la ciudad de Tecún Umán se ha convertido en un punto crítico para miles de personas migrantes que buscan un futuro mejor. La proximidad al río Suchiate, que separa Guatemala de México, la convierte en una de las principales rutas de tránsito hacia Estados Unidos. Sin embargo, el camino está plagado de peligros: violencia, extorsiones, trata de personas y condiciones climáticas extremas. En este contexto, Ayuda en Acción trabaja junto con organizaciones locales y el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo - eLankidetza para ofrecer refugio, atención integral y esperanza a quienes se enfrentan a uno de los trayectos más peligrosos de sus vidas.
Un refugio frente a la vulnerabilidad
El albergue para migrantes de Tecún Umán, en el que trabaja Ayuda en Acción, se ha transformado en un espacio vital para mujeres, niños y hombres que huyen de la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades. Este proyecto no solo ofrece un lugar seguro donde descansar, sino también servicios esenciales como atención médica, asesoría legal y apoyo psicosocial. Su enfoque integral busca proteger los derechos humanos de las personas migrantes y brindarles herramientas para tomar decisiones informadas sobre su futuro.
La demanda de los servicios del albergue ha crecido significativamente en los últimos años debido al aumento de los flujos migratorios. Gracias a los recursos proporcionados por eLankidetza se ha mejorado la infraestructura habilitando nuevas áreas de descanso y fortaleciendo los programas de asistencia psicológica para quienes sufren traumas derivados del viaje.
Historias de resiliencia y valentía: historias de mujeres valientes
Entre las muchas historias que vamos conociendo a través de nuestro trabajo en el albergue, destaca la de Marta (nombre ficticio para proteger la seguridad de las personas migrantes, al igual que el resto de nombres que aparecerán en este artículo y en la publicación elaborada "Historias de mujeres valientes"). Es una mujer hondureña que emprendió el viaje junto a sus dos hijos pequeños tras perder su hogar a causa de la violencia. "El camino ha sido muy duro, pero aquí encontré personas que me escucharon y me ayudaron a sentirme menos sola", comparte Marta con gratitud. Su testimonio refleja el impacto humano de un proyecto que pone en el centro la dignidad y la protección de las personas más vulnerables.
Otro testimonio conmovedor es el de José, un joven salvadoreño de 19 años que huyó de la persecución de pandillas en su país. "Pensé que no sobreviviría, pero este lugar me dio fuerzas para seguir adelante", relata José mientras planea sus próximos pasos con la ayuda de los servicios de orientación puestos en marcha por Ayuda en Acción en el albergue.
Por otro lado, Rosa, voluntaria local, enfatiza la importancia de la solidaridad: "cada día aprendemos de las personas que llegan. Su fuerza nos inspira a seguir trabajando por un mundo más justo".
Más que un albergue: una red de apoyo
El éxito del proyecto no sería posible sin la colaboración entre Ayuda en Acción, las comunidades locales y los socios internacionales. La financiación de eLankidetza ha permitido mejorar la infraestructura del albergue, ampliar los servicios ofrecidos y fortalecer las capacidades del personal para atender las necesidades de las personas migrantes de manera eficiente y respetuosa. Con estos recursos, el proyecto ha incrementado la capacidad de alojamiento, facilitado la provisión de alimentos y promovido talleres de sensibilización sobre derechos humanos y prevención de riesgos.
Este proyecto es mucho más que un refugio temporal. Representa un esfuerzo colectivo para construir un entorno donde las personas migrantes puedan encontrar orientación, protección y esperanza. La experiencia demuestra que, con el apoyo adecuado, es posible transformar los desafíos en oportunidades y ofrecer caminos de esperanza para quienes más lo necesitan.