¿Y qué tal todo por Nigeria? Esa es la pregunta que me suelen hacer cuando voy o vuelvo de este maravilloso, pero tan desconocido país que es Níger (y que por cierto se encuentra al norte de Nigeria). Pero si hablamos de los Tuareg, esos hombres enfundados en trajes azules peregrinando por el ambiente abrasador del desierto, la cosa cambia.
Níger: cultura y tradición milenaria
La ciudad de Agadez, “puerta del desierto del Teneré”, es uno de los primeros asentamientos sedentarios de los “hombres azules”, como se conoce a los Tuareg. Fundada antes del s. XIV se convirtió en la ciudad más importante de los Tuareg. Es también el antiguo corazón de las rutas y cruce de caravanas comerciales entre Egipto y Mali.
También, quizás alguna vez has visto imágenes de la tribu Wodaabe o Bororos celebrando el festival de belleza más impresionante del mundo. En él son los hombres los que participan. Se trata de una celebración que dura siete días y siete noches. Para esta importante cita, los hombres de la tribu se preparan durante seis horas. Se maquillan cuerpo y rostro para el gran momento del festival, en el que tienen que lucir espectaculares ante las mujeres. Cada una de ellas elegirá a su propio ganador.
Sin duda, se trata de lugares e imágenes exóticas que durante años (y a través de documentales e imágenes) me llevaron a viajar mentalmente a lugares mágicos llenos de cultura y tradiciones milenarias.
Níger, hoy
Hoy, sin embargo, Agadez es el punto de partida de lo que los migrantes subsaharianos llaman "el camino del infierno". Es la travesía del desierto del Sahara a través de Libia buscando el sueño europeo. Y Níger, antiguo cruce de caminos y cuna de civilizaciones milenarias se ve afectado por múltiples crisis humanitarias de carácter crónico. En particular, protagoniza crisis alimentarias y nutricionales, catástrofes naturales y epidemias. A ellas se añaden movimientos de población procedentes de los países vecinos, principalmente Nigeria y Malí y del mismo Níger. Son familias enteras las que se ven obligadas a dejar sus hogares y sus medios de vida huyendo del conflicto armado y los ataques de grupos terroristas que se multiplican en la zona y causan verdaderas matanzas entre la población.
En este contexto aterrizo en 2010 en Níger. Conmigo viajaba la ilusión de conocer de cerca a este gran pueblo y de poder poner todo mi esfuerzo y experiencia al servicio de esta maravillosa gente. El pueblo nigerino se caracteriza por su espíritu acogedor y respetuoso, y eso me sirve para aprender cada día.
Níger es uno de los últimos países incorporados a la estrategia de Ayuda en Acción. La responsable de la zona cuenta en primera persona los retos a los que nos enfrentamos. Clic para tuitear
Sahel (con Níger y Mali), la última región incorporada a las líneas geográficas de Ayuda en Acción
Tras siete años viviendo en Níger, mi interés y mi compromiso con los problemas de este país no han hecho más que aumentar. A día de hoy, el destino me ha dado la oportunidad de poder formar parte del equipo regional de Ayuda en Acción para África del Oeste. Con la apertura de esta nueva región se demuestra una apuesta firme y clara de estar ahí donde las necesidades son más acuciantes y donde los recursos son mínimos.
Hace ya un año y medio que Ayuda en Acción arrancó su trabajo en Níger con Nex4Food. Este ambicioso proyecto busca la resiliencia nutricional, en particular la prevención y reducción de la malnutrición aguda moderada mediante la comercialización de productos locales fortificados para el consumo infantil y familiar. Este objetivo lo perseguimos fortaleciendo el tejido económico del sector de la producción primaria de la industria del mijo y el apoyo al sector privado agroalimentario en el sector agroalimentario. Todo ello lo llevamos a cabo en zonas de riesgo medio que presentan nichos de desarrollo económico, pero que se enfrentan a crisis recurrentes y contextos de alta inseguridad. De ello se generan movimientos migratorios y concentraciones de población desplazada, refugiada y de acogida.
Níger, mirando al futuro
El pasado mes de marzo visité Níger después de más tiempo del que me hubiera gustado. 2020 fue un año duro: la llegada de la COVID-19 impidió que pudiéramos acompañar a nuestro equipo y nuestros socios locales. Nos obligó a parar actividades y reorientar otras para poder dar respuesta y apoyo de emergencia a la población frente la pandemia.
Aun así, y como el ave fénix, todo vuelve a renacer con más fuerza aún que hace un año. La experiencia y los obstáculos superados han reforzado a nuestro joven equipo en el país. Un año después todo el esfuerzo empieza a dar resultados:
Una unidad de producción de harina de mijo fortificada está en construcción. Servirá de punto de aprovisionamiento para actores humanitarios en los meses de carestía.
22 mujeres están formándose para convertirse en gestoras totales de la unidad de producción.
Más de 500 agricultores de mijo están formándose en técnicas resilientes al cambio climático en dos campos escuela. En ellas aprenden técnicas innovadoras de cultivo y trabajan con semillas mejoradas.
Una asociación cultural va de poblado en poblado representando teatros, frente a gente que vive aislada. En las obras que representan se habla de temas de interés social como los derechos humanos, la violencia de género, la cohesión social o la gestión de conflictos.
Todo esto es solo el comienzo. Níger es un pueblo fuerte y preparado para el cambio. Estoy orgullosa de formar parte de este proceso en el que desde Ayuda en Acción seguiremos invirtiendo esfuerzos para seguir construyendo futuro.