En 2018 tuve ocasión de ir a Cabo Delgado por primera vez. Entre las comunidades que visité se encontraba Tratara, donde pude conocer a los niños y niñas de esta comunidad, pero también su colegio y sus familias. Tuve ocasión de compartir unos días con el equipo de técnicos del vínculo solidario de Ayuda en Acción y con los facilitadores locales. En Tratara pude asistir a lo que llaman “convivio escolar”, una jornada donde se proponen juegos, canciones, teatro y cuentacuentos a los niños y niñas. Todas esas actividades, como ocurre en toda jornada de vínculo solidario, giraban en torno a sus derechos.
Año y medio más tarde he tenido la ocasión de volver a Tratara nuevamente. Para mí siempre es un gusto poder ver de primera mano el trabajo del equipo que se dedica a construir vínculos entre padrinos y madrinas por un lado, y niños, niñas, familias y su comunidad por el otro. En apenas 18 meses he podido comprobar que la transformación ha sido enorme.
En Tratara todo parece igual que hace dos años, pero no es así
En apariencia las cosas no han cambiado. Los caminos que debemos emprender para llegar siguen siendo infames,lo que condiciona en gran medida la actividad económica/comercial local. Las comunidades siguen constituidas principalmente por casas hechas de adobe y paja. El acceso a servicios es muy limitado o prácticamente inexistente. Pero basta echar un vistazo rápido para entender que las cosas están cambiando. Los bebés ahora se están convirtiendo en niños, y los niños están creciendo para convertirse en jóvenes. Y sin dudarlo ni un segundo, puedo afirmar que serán niños y jóvenes (adultos del mañana) con muchas más oportunidades de las que hubieran tenido sin ayuda.
La vida de los niños y niñas de Tratara ha cambiado en solo un año gracias al apadrinamiento. Clic para tuitear
El cambio comunitario plasmado en cartas de apadrinamiento
Para escribir las cartas que reciben los padrinos, el equipo se sienta con los niños y niñas que conforman el grupo para entablar un diálogo. Se les explica en qué consiste la actividad que van a hacer y que las cartas que van a dibujar y escribir se enviarán a los padrinos y madrinas. Hace año y medio, a los niños y niñas de los grupos les costaba coger el lápiz a la hora de hacer los dibujos. Ahora cogen el lápiz sin problemas, como cualquier otro estudiante acostumbrado a hacerlo. Los más mayores ya se atreven a escribir cartas enteras, y lo hacen con mucha madurez y una letra estupenda. Ponen todo su esmero sobre el papel para que sus madrinas y padrinos puedan ver todo lo que están consiguiendo gracias a su apoyo.
El equipo de técnicos de Ayuda en Acción habla con los niños y niñas de los grupos también para entender cuál es su realidad, qué actividades realizan, qué les gusta, cuáles son sus anhelos… A continuación, todo lo que hablan lo van a plasmar en las cartas que se enviará a los padrinos. Y es ahí donde empiezan a aflorar los cambios más profundos.
Hace año y medio a estos niños les costaba hablar: no estaban acostumbrados a hacer un ejercicio de reflexión sobre lo que querían o lo que les gustaba. No sabían valorar lo que iba bien y lo que tenía que mejorar. Ahora pude encontrar a chicos y chicas que participan de forma natural de la conversación. Explican con detalles sus juegos en ríos cerca de sus poblados, paseos por la playa, actividades que realizan en el colegio. Y conversan también sobre los cambios que ven en la comunidad y que tienen un efecto positivo y directo para ellos y sus familias.
El trabajo de Ayuda en Acción en Tratara
Estos niños y niñas conocen bien el trabajo de Ayuda en Acción. Su colegio fue reconstruido hace dos cursos, y ahora pueden ir a clase sin mojarse cuando llueve. También cantan las canciones que nuestros compañeros en terreno les enseñan para que sepan y defiendan sus derechos. Mi preferida es “Eu sou pequininha nou vou me casar” (soy pequeñita no me voy a casar), que forma parte de las acciones que realizamos contra el matrimonio prematuro de niñas.
Pero nuestro trabajo va mucho más allá. Tras el ciclón Kenneth el pasado año, Ayuda en Acción acompañó a las familias de Nanjua 2 (poblado desde donde los niños/as van al colegio de Tratara) y entregó kits de emergencias. También apoyamos en la reconstrucción de sus casas, la construcción de letrinas y la instalación de agua potable que muchas familias tienen ahora, después de haberlo perdido todo.
Todavía queda mucho por hacer. También los niños y niñas lo saben. Pero también saben que no estarán solos en ese camino: el apoyo de los padrinos y madrinas hace posible que Ayuda en Acción pueda seguir acompañando a los chicos y su comunidad para que puedan tener una vida mejor.