En las últimas décadas se han realizado progresos importantes en la lucha contra la violencia de género en Colombia. Sin embargo, como señala ONU Mujeres, las mujeres colombianas siguen siendo víctimas de actos de amenazas, asesinato, terrorismo, torturas, desapariciones involuntarias, esclavitud sexual, violaciones, abuso sexual, embarazos y abortos forzados, y esta situación afecta especialmente a las mujeres rurales, indígenas y afrodescendientes. Algunos datos oficiales del Gobierno Colombiano ayudan a dimensionar esta grave problemática:
- Entre 1995 y 2011, el conflicto armado provocó el desplazamiento interno de más de 2 700 000 mujeres. Más del 15% de estas mujeres declara haber sido víctima de violencia sexual.
- Más de 400 000 mujeres han sido asesinadas en el marco del conflicto armado. En los homicidios registrados de personas indígenas y afrocolombianas, el 65,5% eran mujeres.
- Solo en 2021, 978 mujeres fueron asesinadas.
Violencia de género en Montes de María: trabajar contra la normalización
Los Montes de María son una sub-región del caribe colombiano situada entre los departamentos de Bolívar y Sucre. La capital del primero, la afamada Cartagena de Indias, fue el principal puerto para el desembarco de esclavos provenientes de África, y ello explica el que la mayor parte de la población de esta zona se identifique como afrocolombiana o afrodescendiente.
Desde 2013 Ayuda en Acción trabaja en esta zona, fuertemente castigada por el conflicto, con el apoyo de diferentes organizaciones locales. Además de impulsar el acceso al empleo y la promoción de la cultura de paz, ponemos el foco en la lucha contra la violencia de género y el empoderamiento de las mujeres rurales, campesinas, indígenas y afrodescendientes.
En el marco del proyecto “Contribuyendo a la promoción de la equidad de género y el respeto a la diversidad cultural en el proceso de construcción de paz en los Montes de María”, financiado por la Junta de Andalucía, hemos realizado un diagnóstico sobre la violencia de género. ¿El objetivo?: entender mejor la problemática en estas comunidades y adaptar nuestra intervención a las necesidades concretas. En este proceso hemos entrevistado a 270 mujeres. Los resultados muestran una alta incidencia de la violencia, así como la normalización de la misma. “Una cachetadita no es violencia”, señalaba una de las mujeres participantes, mientras que más del 40% de las mismas refería no conocer qué era “eso de la violencia de género”.
Sin embargo, definir a estas mujeres únicamente como víctimas es como decir que los árboles no te dejen ver el bosque. Las mujeres montemarianas son, ante todo, supervivientes, trabajadoras y luchadoras. El testimonio de Aura Camargo, miembro de la Fundación “Paz Verde”, resume bien el carácter de estas mujeres: “soy una mujer capaz de soñar en medio de mis dificultades”.
Violencia de género: ¿cómo respondemos a esta grave violación de los Derechos Humanos en Colombia?
Con el apoyo de organizaciones locales como la “Corporación Desarrollo Solidario” y la “Red de Mujeres Rurales del Norte de Bolívar”, Ayuda en Acción ha puesto en marcha diferentes acciones para apoyar la lucha de estas mujeres, encaminadas tanto a la prevención de la violencia como a la mejora de la atención a las víctimas:
- Una “Escuela itinerante de género, paz y ciudadanía” que recorre diferentes comunidades rurales para formar a las mujeres de las áreas más remotas. Con ella conseguimos que conozcan mejor la problemática (necesidad identificada en el diagnóstico), así como sus derechos y los mecanismos de atención a los que pueden acudir.
- Una campaña de prevención de la violencia con la que intentamos sensibilizar al conjunto de la población para reducir la violencia. Las mujeres protagonizan acciones como charlas, talleres y mensajes en redes sociales, y el lema que han elegido es “Mi cuerpo es mi territorio y yo decido por él”.
- Brigadas de atención psico-jurídica, con la que prestamos atención directa a mujeres víctimas de violencia de género. Lo hacemos en colaboración con consultorios jurídicos especializados y el apoyo de psicólogas con experiencia en la atención a las víctimas, acompañando los procesos de denuncia y brindando primeros auxilios psicológicos.

Otro elemento central del proyecto ha sido el fortalecimiento de la Agenda de la Red de Mujeres a través de un proceso participativo en el que se han involucrado más de 50 asociaciones. La nueva agenda no solo les permite visibilizar y poner en valor su trabajo, sino hacer incidencia para mejorar las políticas pública en cuestiones como el acceso a la tierra, la mejora de la atención sanitaria o el derecho a una vida libre de violencias, entre otras.
“Las mujeres rurales no nos arrugamos ante nada. Las circunstancias nos han hecho más fuertes”, recogen en la misma. “Somos profesoras de la vida, criamos en principios y valores (…)”.
Las mujeres campesinas, indígenas y afrodescendientes del Caribe colombiano son un ejemplo de fuerza, resistencia y superación. Apoyar su incansable labor y sus “sueños en medio de las dificultades” hace que nos sintamos orgullosas y orgullosos de estar haciendo algo que, realmente, merece la pena.
(*Artículo escrito por Jesús Torres, Financiación Delegación Ayuda en Acción Andalucía)