El confinamiento provocado por la COVID-19 expone a millones de niñas a sufrir mutilación genital femenina en Kenia. En Ayuda en Acción alertamos del aumento de casos derivados del cierre de las escuelas en el país africano. Durante años anteriores, los centros educativos se han erigido como lugares de protección, prevención y denuncia frente a la mutilación.
En Tharaka, la zona de Kenia donde trabajamos junto a Fundación Kirira para erradicar la mutilación genital femenina (MGF), se estima un aumento del 25% de casos de niñas mutiladas en el último año (hoy la incidencia es de un 30%). La reapertura de las escuelas en enero 2021 ha puesto de manifiesto el incremento descontrolado de casos de mutilación clandestina.
Cuando hemos podido visitar a las familias y hablar con el personal sanitario de las comunidades, hemos comprobado que nuestros esfuerzos de estos años no han dado uno, sino dos pasos atrás (James Muthengi, coordinador de programas de Fundación Kirira).
Las circuncidadoras, abocadas a volver a practicar la mutilación
El trabajo de sensibilización, vital para la lucha contra la MGF, se ha visto interrumpido por las medidas de confinamiento. Esto ha supuesto un paso atrás en los esfuerzos y avances conseguidos en los últimos años.
Una de las estrategias para frenar la práctica de la mutilación ha consistido en mejorar las oportunidades para las mujeres que se dedicaban a celebrar las ceremonias en las que se mutilaba a las niñas. Hoy la falta de empleo está empujando a antiguas circuncidadoras a retomar sus antiguos trabajos. De esta forma obtienen recursos económicos a través de esta práctica clandestina: en Kenia es una práctica ilegal penada con cárcel. El presidente de la nación, Uhuru Muigai Kenyatta, se comprometió en 2019 a erradicar la mutilación en 2022, pero el duro revés sufrido por la COVID-19 hace tambalear las previsiones.
Las niñas de las zonas rurales de Kenia, en mayor riesgo
El impacto de la COVID-19 ha afectado especialmente a las zonas rurales de Kenia. En ellas, la pobreza agravada por la pandemia está empujando a muchas familias a buscar salidas. Una de ellas es el matrimonio temprano de sus hijas: es tradición la entrega de una dote a cambio del matrimonio.
En una situación así y lejos de los centros de poder, la mutilación de las niñas deja de estar en el foco de las preocupaciones de las comunidades y sus líderes (sociales, políticos y religiosos). Hay riesgo de vacío de autoridad en muchas zonas rurales, lo que hace aumentar la situación de vulnerabilidad de las niñas.
Marga Sanmartín, responsable regional de Ayuda en Acción en África del Este y especialista en salud sexual y reproductiva, alude a la importancia de la cooperación internacional para proteger a las niñas ante esta amenaza:
En los entornos donde se han restringido la movilidad y limitado los medios de subsistencia de las familias, los mecanismos de cooperación internacional deben velar por la salud, alimentación, saneamiento, higiene, educación y protección ante la violencia, explotación y abuso de las menores.
No hay buenas perspectivas para la erradicación de la mutilación
A pesar de los esfuerzos por erradicar la mutilación genital femenina y de la denuncia de la comunidad internacional, aún persiste esta práctica (especialmente en África y Asia). Se estima que cada año tres millones de niñas son mutiladas; se calcula que más de 200 millones de mujeres y niñas, todavía vivas, han sido objeto de este tipo de violencia. La situación no da lugar al optimismo: se espera que durante los próximos diez años haya dos millones de casos que podrían haberse evitado de no haber sido por la pandemia.
Ayuda en Acción y Fundacion Kirira, socios contra la mutilación genital femenina en Kenia
En Ayuda en Acción trabajamos en Kenia junto a Fundación Kirira desde 2012 para erradicar la mutilación genital femenina. La sensibilización para todos los miembros de las comunidades es la base de este trabajo conjunto. Gracias a ella, se han creado ya numerosos clubes antiablación que velan por la integridad de las niñas. Además, Ayuda en Acción apoya los centros de acogida para niñas que huyen de sus hogares para no ser mutiladas.
En 2019 Ayuda en Acción ya logró erradicar la mutilación genital femenina en Seru (Etiopía).