Por su ubicación geográfica, el Perú y, en especial, Lima, se encuentra permanentemente expuesto a una serie de fenómenos de origen natural porque está ubicado en el cinturón de fuego del Pacífico. Estos fenómenos han causado graves daños a la infraestructura del país y han afectado seriamente la prestación oportuna de los servicios de agua y saneamiento. Unos de los eventos naturales más frecuentes en el país son los sismos, entre los cuales los más fuertes se han producido en Lima (1940), en Ancash (1970), en Arequipa (2001), en Pisco (2007) y en Amazonas (2021); en todos esos casos se produjeron grandes pérdidas económicas y de vidas humanas.
La región de Lima, donde vive más del 30 % de la población nacional, está expuesta al mayor riesgo sísmico del país. Estudios indican que un terremoto de 8,8 Mw de magnitud podría gravemente impactar a la ciudad con el resultado de más de 110 000 víctimas mortales, 2 millones de heridos y un impacto devastador en la infraestructura de agua y saneamiento, que podría dejar potencialmente a 6 millones de personas sin acceso a los servicios básicos de agua. Además, provocaría problemas de atención en todos los centros de salud, limitando la además el trabajo del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP) por la restricción del servicio de saneamiento y afectaría a la gestión y a la infraestructura sanitaria de SEDAPAL.
El actual sistema de abastecimiento de agua y saneamiento de Lima no es resiliente a este tipo de evento y las capacidades de preparación a nivel nacional y de SEDAPAL son aun limitadas.