Cabo Delgado, al norte de Mozambique, es una región profundamente marcada por la pobreza estructural y un conflicto persistente que ha transformado la vida de miles de personas. Desde 2017, esta zona enfrenta una grave crisis humanitaria: familias desplazadas, aldeas destruidas y comunidades enteras obligadas a reconstruirse desde cero.
La Fundación Ayuda en Acción trabaja en Cabo Delgado desde 2006 y, desde 2019, ha intensificado su intervención para responder a las necesidades urgentes de la población desplazada. A través de programas de refugio, abrigo, protección, gestión de campamentos, agua y saneamiento, abordamos la emergencia con un enfoque centrado en las personas y sus derechos fundamentales.
Resultados que superaron las expectativas
Una de las iniciativas más significativas ha sido el proyecto “Refugios frente al conflicto: construcción segura y capacitación comunitaria en Meluco, Mozambique”, desarrollado entre mayo y diciembre de 2024 gracias al apoyo financiero de la Xunta de Galicia y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Este proyecto transformó la vida de más de 1300 familias afectadas por el conflicto armado en el distrito de Meluco. Su objetivo principal fue reforzar la protección de las personas mediante la construcción de refugios seguros y la distribución de bienes esenciales no alimentarios. Se lograron resultados clave:
- a) 100 refugios resilientes construidos con materiales locales (bambú y barrotes), integrando técnicas tradicionales con criterios de resistencia climática.
- b) 50 personas formadas (36 hombres y 14 mujeres) en técnicas de construcción segura.
- c) 300 kits de reparación de refugios distribuidos.
- d) 862 kits de bienes esenciales (lámparas solares, utensilios de cocina, esterillas, mantas y mosquiteras) entregados.
En total, el proyecto ha beneficiado a más de 6800 personas en distintas comunidades del distrito.
Más allá de las cifras, uno de los grandes logros fue superar las metas iniciales gracias a una ejecución flexible y una coordinación efectiva con las autoridades locales. Se ajustó la intervención para responder a las zonas con mayor urgencia, demostrando una alta capacidad de adaptación al contexto cambiante.
El impacto no fue solo cuantitativo, sino cualitativo: los refugios ofrecieron no solo un techo, sino dignidad, protección y la posibilidad de comenzar de nuevo. Las familias participaron activamente en todas las fases del proyecto —desde la identificación de necesidades hasta la construcción de sus propios hogares—, aportando ideas, conocimiento y esfuerzo. Se promovió la equidad de género incluyendo a mujeres en los equipos de construcción, rompiendo roles tradicionales y fortaleciendo el tejido comunitario.
En un contexto donde la violencia ha interrumpido la vida cotidiana y socavado los proyectos personales y colectivos, disponer de un espacio seguro representa el primer paso hacia la recuperación. Este proyecto no solo construyó refugios: sembró resiliencia, reforzó capacidades y ofreció una nueva esperanza a algunas de las comunidades más afectadas de Mozambique.
Chido: una nueva emergencia
El 15 de diciembre de 2024, el ciclón Chido golpeó Cabo Delgado, agravando aún más la ya crítica situación humanitaria. A la violencia del conflicto se sumó ahora la devastación causada por este fenómeno climático, que destruyó viviendas, infraestructuras básicas y tierras agrícolas, incrementando la vulnerabilidad de miles de personas.
Frente a esta nueva emergencia, y gracias nuevamente al apoyo de la Xunta de Galicia y la OIM, se pondrá en marcha un nuevo proyecto en el distrito de Metuge —uno de los epicentros de la crisis— con el objetivo de garantizar una asistencia humanitaria digna, segura y suficiente en materia de refugio para las personas afectadas tanto por el ciclón como por el conflicto.
*(Artículo escrito por Nayla Flores Hussain, técnica de proyectos en la delegación de Galicia de Ayuda en Acción).