Es la hora del recreo tras la primera lección de la mañana y João, Maria y Francisco (nombres ficticios) salen corriendo a jugar. Tres alumnos de primaria que, aunque comparten el aula con otros niños y niñas de la misma edad, proceden de entornos muy diferentes. João, a sus ocho años, se levanta solo, se prepara el desayuno y camina hacia la escuela. María tiene suerte de que su madre la lleve en coche, siempre con prisa, pero no siempre tiene para desayunar. Y Francisco, más reservado y siempre a su lado, sabe que vive cosas que muchos adultos no podrían soportar.
A menudo oímos, sin mucha sorpresa ni admiración, que "todo el alumnado debe recibir el mismo trato", pero ¿no es eso una falacia? Un docente tiene que adaptar su método a un aula abarrotada, prestando más atención a las dificultades que muestra la mayoría de su alumnado. Pero ¿podría esto aumentar de algún modo el riesgo de exclusión social de los niños y niñas procedentes de entornos sociales diferentes? Lo cierto es que no son todos iguales, y las necesidades de unos pueden no ser las de otras. Bajo esta premisa nace el programa "Mi cole mola".
Mi cole mola, un proyecto de inclusión educativa
"El derecho de la infancia a jugar, a estar en la escuela y a una educación que promueva la inclusión social debe preocuparnos a todas las personas, para que tengamos un grupo social cada vez más cohesionado en el que nadie se quede atrás. Trabajamos para que ningún niño o niña se vea privado de sus potencialidades y habilidades, en concreto las cognitivas", empieza explicando Mario Baudouin, director de Programas de Ayuda en Acción en Portugal.
La organización ha creado el proyecto "Mi cole mola" para combatir las desigualdades en las escuelas y motivar al alumnado para que aprenda en el mejor entorno posible. "Cuando un niño o niña llega con hambre al colegio, no basta con ponerle un desayuno delante, hay que entender la realidad que le rodea. Tiene hambre pero también siente miedo e inseguridad. Tenemos que tratarles con más atención y humanismo. Debemos individualizar y prestar atención exclusiva. Porque las necesidades son diferentes y es necesario tener una atención y un seguimiento diferentes. No debemos olvidar que existe esta necesidad y, al generalizar, olvidamos a quienes necesitan una intervención más personalizada dirigida a sus necesidades emocionales y cognitivas", argumenta Mário Baudouin.
Ayuda en Acción puso en marcha a finales de 2019 el proyecto "Mi cole mola" junto a la Agrupación Escolar Camarate, en el municipio de Loures. Se dirige a estudiantes de primer ciclo y su objetivo es promover la inclusión social para quienes residen en un contexto social con grandes fragilidades. El alto índice de absentismo escolar y los diversos problemas derivados de la indisciplina del alumnado fueron algunas de las cuestiones identificadas como trabas para la adquisición de aprendizajes con calidad y el consiguiente progreso en los estudios.
Romper el círculo de la pobreza desde la escuela
Para Baudouin, esto es algo en lo que se debe trabajar y se basa en una explicación sencilla: la escuela es un reflejo de la comunidad en la que está inserta. Si las familias pasan por muchas dificultades financieras, sociales y sanitarias y no consiguen resolverlas, las generaciones futuras tendrán cada vez más dificultades para salir de este frágil contexto. Está demostrado que hacen falta tres generaciones para que una familia pueda salir de la pobreza. Otra prueba es que la escuela sigue siendo el mecanismo permanente a través del cual es posible salir de la pobreza. Cuando una escuela está situada en una zona urbana, como diagnostica la União de Freguesias de Camarate-Unhos e Apelação, necesita apoyo para dar una respuesta diferenciada de las necesidades de cada alumna/o y, a veces, también con las familias. Si no existe ese apoyo, el abandono se convierte en el camino más seguro, y es a la infancia a la que hay que apoyar.
Actualmente, cerca del 61% del alumnado de la agrupación reciben ayuda de la acción social escolar debido a las dificultades económicas que enfrentan. Este fue uno de los argumentos que motivaron a Ayuda en Acción a apoyar este proyecto. "El programa 'Mi cole mola' tiene tres objetivos muy directos: la promoción de la calidad del aprendizaje escolar, la equidad y la lucha contra el absentismo escolar", explica Mário Baudouin.
Escritura creativa, atención plena y apoyo a estudiantes y profesorado
El programa promueve actividades de desarrollo personal para la adquisición de habilidades que mejoran el comportamiento en términos de autocontrol y reconocimiento de las emociones. El objetivo es promover una conducta social más participativa e integrada en la vida escolar y, en el futuro, una mayor facilidad de progresión social.
Para alcanzar los objetivos del proyecto, Ayuda en Acción desarrolla diversas acciones que implican a toda la comunidad escolar como la formación de educadores, profesorado, personal técnico y auxiliares operativos en Educación Positiva.
"Hay una gran comunidad extranjera en la escuela y aprender la lengua portuguesa no es fácil, sobre todo para un niño extranjero cuyos padres no pueden ayudarle. Así, creamos el taller de Escritura Creativa, en el que la idea es desbloquear y facilitar el aprendizaje del portugués. También, a través del acto abstracto de la escritura, que es solitario y confrontativo, promovemos una evolución emocional entre lo que el niño o niña está sintiendo, la forma en que se expresa y cómo lo ven los demás. Esto se hace de forma muy intencionada y directa. Tenemos una persona que desarrolla este taller en cuarto curso y la infancia participante a veces escribe sus historias fuera del aula, en el patio, para fomentar la creatividad", explica Mário Baudouin.
Los niños y niñas, protagonistas de su desarrollo
Sobre otras iniciativas, el director de programas de Ayuda en Acción en Portugal afirma que "uno de los ámbitos en los que nos pareció importante actuar fue la gestión de las conductas disruptivas en el contexto escolar del alumnado de 2º y 3er ciclo. Para ello, integramos a un animador sociocultural para una actuación cercana y rápida con la juventud con mayor desregulación conductual y dificultad de integración escolar. La creación de este espacio relacional también implica la organización de actividades recreativas y el mantenimiento y decoración del espacio vital del estudiantado".
"En Ayuda en Acción entendemos que la infancia debe tener derecho al pensamiento creativo y crítico, así como a ser escuchada. Creo que el alumnado dentro de un espacio normativo es el principal protagonistas para cambiar ese espacio, impulsándolo a través de la escucha activa de los y las docentes. La verdad es que creemos que la solución está en las personas, y por eso es importante crear oportunidades que les permitan desarrollar todo su potencial y lograr así un futuro mejor", concluye Mário Baudouin.