Desde 2021 Ayuda en Acción lleva a cabo en El Salvador el programa Mi camino seguro, inicialmente gracias a fondos propios y de Naciones Unidas, y actualmente gracias al aporte de la cooperación española (AECID y Generalitat Valenciana). Esta respuesta forma parte de una respuesta humanitaria regional en fronteras en Guatemala y México atendiendo las necesidades básicas de personas en situación de movilidad. A día de hoy se presentan varios retos que hoy te explicamos en este post.
Infancia y mujeres, en situación de especial vulnerabilidad
El programa Mi camino seguro nace de la urgencia de responder a las necesidades desatendidas de la población en movilidad humana por El Salvador. Se trata de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y que han sido invisibilizadas ante el sistema de protección del país. Mi camino seguro busca aliviar el sufrimiento de las personas en movilidad humana, dando particular atención a niñez y mujeres en riesgo y/o sobrevivientes de violencia basada en género (VBG) en las siete fronteras terrestres del país.
Brindamos bienes y kits de primera necesidad adaptados y diferenciados, mejorando el acceso a los servicios de protección, apoyando la continuidad educativa de menores en tránsito y reforzando los recursos y capacidades de los actores estatales involucrados en el Sistema de Protección con el fin de aumentar la sostenibilidad de la acción y la capacidad de respuesta de los propios actores del sistema.
A nivel de cobertura, desde octubre de 2024 a enero de 2025, el programa ha cubierto las necesidades inmediatas de aproximadamente 1000 personas, de las que el 45,4% eran mujeres y un 25% menores de edad. La mayoría de ellas, un poco más del 50%, provienen de Ecuador.
Contexto de El Salvador relacionado con movilidad humana
El Salvador nunca ha sido una ruta común para personas en movilidad humana, que tienden a tomar la ruta marítima del Atlántico o atravesar Honduras. Sin embargo, esta preferencia ha ido aumentando debido a condiciones relativas a seguridad a lo largo de las rutas. Este aumento de flujos, gracias también a acuerdos en el marco del convenio centroamericano de libre movilidad, ha generado una alerta a las autoridades. Estas han comenzado a tomar medidas restrictivas que limitan el tránsito, aumentando así la exposición a riesgos y vulnerabilidad. Las restricciones migratorias implementadas por Guatemala desde inicios de 2024 (visa para personas procedentes de Ecuador, Venezuela y República Dominicana) han ocasionado que las personas en movilidad busquen alternativas por pasos fronterizos no habilitados.
Nueva era Trump: retos ante la movilidad humana
La situación ha ido cambiando desde la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de América. El flujo migratorio hacia Estados Unidos ha experimentado varios cambios significativos debido a las políticas más restrictivas implementadas desde su entrada. El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) ha aumentado significativamente el número de arrestos y deportaciones; se han suspendido varios programas de admisión de personas refugiadas y solicitantes asilo, y se ha restablecido la política de "Permanece en México". Esta política obliga a quienes solicitan asilo a esperar en el país mientras se procesan sus casos. Además, se han permitido redadas masivas en lugares previamente considerados "zonas protegidas" como escuelas, iglesias y hospitales, además del masivo despliegue de militares en la zona de frontera con México. También se han implementado medidas como la toma de huellas dactilares y ADN de migrantes, y se ha designado a los cárteles y pandillas de migrantes como organizaciones terroristas extranjeras.
Estas políticas han generado un clima de miedo y ansiedad en las comunidades migrantes, afectando tanto a quienes ya están en Estados Unidos como a quienes buscan ingresar, y suponen un reto para organizaciones como Ayuda en Acción ante una nueva realidad.
*Artículo escrito por Giulia Tieni, Unidad de Acción Humanitaria de Ayuda en Acción.