Hay muchas frases de madres que, desde que existe WhatsApp, viajan en forma de memes por los grupos: “¿qué hay de comer mamá?: Comida” “como vaya yo y las encuentre, ¡te enteras!” “me da igual fulanito, mi hija eres tú” “¡esto no es un hotel!” y la mítica: “bébete el zumo que se le van las vitaminas.


Nos reímos (y mucho) porque la verdad, tienen su gracia. Sin embargo, hay otro tipo de frases que no se han hecho virales, que son muy de madres y a las que no le damos el protagonismo que deberían tener: “no pasa nada, no cojas el bus, te recojo en 5 minutos” “no, no estaba haciendo nada, tráeme a los niños” “te he dejado en la nevera la comida para la semana” “vamos al hospital inmediatamente” (las 3 de la mañana).


El día de la madre es, como dirían ellas mismas: “un día que se inventó un gran centro comercial para vender más”. En realidad es un día que nos recuerda que están ahí, aunque a veces se nos olvide decirles muchas cosas (porque estoy muy estresada/o, porque el finde me voy de viaje, porque los niños me traen de calle…).

Estos seres extraordinarios (que también están estresados, que tienen sus achaques, que tienen la jubilación cada vez más lejos…) se preocupan, sienten y piensan en todos constantemente.




Hoy queríamos hacerles un pequeño homenaje a ellas, a las "madres del mundo que luchan por todos nosotros, a través de estas dos historias:

Radhika : el amor de una madre

Radhika es la historia conmovedora de una madre que pudo salvar a su hijo cuando su destino era el peor.

Sin un riñón -su marido lo vendió a traficantes de órganos- y casada por obligación tuvo a su hijo Rohan. Años más tarde –y por si esto fuera poco- la desgracia le esperaba de nuevo al caer en las redes de la trata.



Mientras en la habitación de al lado maltrataban a su hijo, Radhika debía mantener relaciones sexuales con multitud de hombres. Según sus propias palabras lo hacían: “para que me implicase más en el trabajo”.


Radhika se negó a aceptar esa vida pero no pensó en acabar con su vida y cortar de raíz con todo el dolor que le había causado este mundo. Al contrario, Radhika, valiente y con una fuerza que transmite sin necesidad de articular palabra, luchó contra todos y todo. De la mano de su hijo huyó del burdel jugándose la vida. Destrozada tanto física como psíquicamente y sin ningún futuro, Radhika y Rohan llegaron a un refugio que ayuda a las víctimas del tráfico humano.

Tsega o la lucha por sacar adelante a sus hijos


Nos encontramos a Tsega en la unidad de nutrición del centro de salud de Wukro, en Etiopía. Allí, cada mes un centenar de niños son atendidos por malnutrición moderada, un problema que sufren más de dos millones de menores y mujeres en el país y que se ha visto agravado por la sequía extrema que sufre desde hace meses Etiopía.


El rostro de Tsega no es de este mundo. Esta mujer tímida de 28 años podría haber desfilado por cualquiera de las pasarelas que han visto triunfar a muchas de sus compatriotas, apreciadas modelos reconocidas internacionalmente. Sin embargo, el papel que le ha deparado la vida es otro: su trabajo consiste en sacar adelante a sus dos hijos, Melat (4 años y medio) y Milkina (1 año y medio). El primero pesa 12,5 kilos, la pequeña 8,5 kg; ambos tienen un peso un 30% inferior al que les correspondería para su edad.


Solo deseo en la vida salud para mis hijos” nos dice esta madre coraje, mientras recibe de manos de la enfermera una bolsa con alimentos para sus hijos. Parte del resto del día lo invertirá en ir a buscar agua en alguno de los puntos de distribución que el Gobierno u ONG como Ayuda en Acción han puesto en marcha para paliar la peor sequía de los últimos 50 años. Y cada día, su historia y la de millones de madres en Etiopía volverá a empezar.