La violencia terrorista en Cabo Delgado, al norte de Mozambique, está amenazando el futuro de miles de menores y jóvenes. Con motivo del Día de la infancia africana (16 de junio), queremos alertar sobre la grave crisis humanitaria que ya ha generado más de 700.000 personas desplazadas en el país, de los que un 40% son menores de edad.
Ayuda en Acción, junto con las autoridades locales, UNICEF y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), trabaja en el distrito de Metuge (Cabo Delgado) para apoyar a más de 10.000 familias desplazadas que huyen del conflicto provocado por grupos armados no estatales en la zona. Entre estas familias se encuentran más de 34.000 menores y jóvenes que a menudo llegan solos, desorientados y sin apenas recursos a los asentamientos de desplazados.
La educación, clave para el futuro de los menores en Cabo Delgado
Alojamiento, alimentación, higiene, seguridad o salud son algunas de las principales necesidades de las personas desplazadas en Cabo Delgado. En el caso de la infancia y la juventud, el acceso a la educación también resulta fundamental para garantizar un presente y futuro dignos entre estos grupos de población altamente afectados por la crisis humanitaria.
“Los niños y niñas sufren mucho: han perdido su red social, su vida normal. Para recuperarla, estamos realizando un importante esfuerzo destinado a su integración en el sistema de educación. Un sistema que aún presenta desafíos como la calidad de la educación, la falta de infraestructuras y la escasez de profesorado”, indica Abide Negro, director de programas de Ayuda en Acción Mozambique.
La apuesta por el empleo joven también es otra prioridad de Ayuda en Acción. Junto a la educación de calidad, contribuye a combatir situaciones de riesgo como el trabajo infantil, los abusos a menores y mujeres o la entrada en redes de tráfico de personas, peligros que siempre acechan en el contexto de las crisis humanitarias.
Nuestro apoyo a la población desplazada también incluye: distribución de artículos de primera necesidad, apoyo en la construcción de refugios, creación y rehabilitación de puntos de acceso al agua, letrinas e instalaciones higiénicas, distribución de kits de higiene y dignidad, construcción de aulas o protección de sus derechos, con especial énfasis en mujeres y menores por su mayor vulnerabilidad.
Cabo Delgado, un cóctel de amenazas para la infancia
La violencia no es la única amenaza a la que se enfrenta la infancia desplazada. Como señala Abide Negro, “ha habido brotes de cólera en los campos y la malaria tiene un impacto muy fuerte en la región. Además, hay altos niveles de desnutrición, especialmente entre la población infantil”. Solo en los cuatro primeros meses de 2021, Naciones Unidas contabilizó allí 240.000 niños y niñas en situación de desnutrición aguda.
La pandemia provocada por la COVID-19 lo empeora todo. Como indica Sophia Buller, coordinadora de ayuda humanitaria de Ayuda en Acción Mozambique, garantizar la separación social no es fácil ni en los centros de apoyo personas desplazas, ni entre las familias de acogida. “Una familia de acogida puede llegar a convivir bajo el mismo techo con otras dos o tres familias de personas desplazadas”, explica. Lavarse las manos también supone un reto: “parece una medida muy sencilla, pero para quienes no tienen acceso al agua es algo imposible”, añade.
Hasta el momento no se ha registrado ningún caso de COVID-19 en los centros, en parte debido a la falta de condiciones y material sanitario para realizar las pruebas. Sin embargo, tememos que la situación pueda agravarse, pues resulta imposible asegurar la existencia de casos y el cumplimiento de todas las medidas preventivas. Un solo caso positivo podría originar una rápida propagación y comprometer un sistema sanitario ya frágil de por sí, alerta la organización.
Ayuda en Acción trabaja en Mozambique desde 1997 para frenar la pobreza y desigualdad. Nuestra amplia experiencia en Cabo Delgado nos permite conocer de primera mano las necesidades de la población, así como contar con la confianza y apoyo de las comunidades y las autoridades locales. La respuesta humanitaria frente a la crisis de desplazados en la provincia se suma además a nuestro trabajo para apoyar a las miles de familias que aún viven las consecuencias del ciclón Kenneth.