Conseguir la convivencia pacífica a través del arte y la cultura es posible. Vivimos en un mundo en constante movimiento, en el que cada año millones de personas se ven obligadas a migrar a otros países. También en un mundo en el que, pese a todo, debemos ser conscientes de que la juventud debe ser partícipe de todos sus avances. Pero la violencia o la falta de convivencia pacífica hacen que la paz no sea ya solamente la ausencia de guerra. El alcance social de cualquier forma de arte lo convierte en un vehículo para generar espacios y alternativas para construir la paz. Hoy te contamos cómo, a través del arte y la cultura, generamos espacios de convivencia que ofrecen nuevas oportunidades para jóvenes y personas migrantes en Honduras y Colombia, respectivamente.

Honduras: arte y juego para sensibilizar sobre la paz


Generar oportunidades para la población joven no es una quimera. En Honduras, a través del proyecto SOL (Sembrando Oportunidades Locales) lo hemos convertido en una realidad. Una de las líneas de trabajo de este proyecto se basa en el fomento de escuelas de arte, actividades lúdicas y dramatúrgicas. A través de ello estamos sensibilizando y proporcionando información sobre los riesgos de la migración irregular, la cultura de paz, el arraigo y la prevención de la violencia en los municipios hondureños de Ocotepeque, Sinuapa, Concepción y Santa Fe.

A través de estas actividades fortalecemos las competencias artísticas y despertamos la curiosidad de jóvenes de estas comunidades para que luego puedan ser embajadores en sus propios contextos, creando conciencia en la sociedad.

Los talleres se han construido en un ambiente amigable y se reconoce el teatro lúdico como un vehículo poderoso que sobrepasa las barreras del aburrimiento, el cansancio, la dificultad y la incomprensión que vive la juventud. A través de él convertimos el día a día en algo divertido y emocionante. A las actividades de teatro le acompañan además espacios de diálogo horizontales en los que se usan metodologías participativas a través de la que se ejerce una cultura de paz y de convivencia. Esta metodología está consiguiendo lograr un desarrollo integral juvenil que contribuye, además, a formar a seres humanos autónomos con capacidad para comprender mejor el mundo que le rodea y capaz de buscar mejoras para su propio entorno.

Para desarrollar esta parte del proyecto en la que el arte y la paz son protagonistas, hemos elaborado además unas guías de sensibilización en las que se tratan los principales problemas que afectan a la juventud hondureña y que amenazan la cultura de paz: la violencia, el arraigo y la inmigración.


El arte y lo psicosocial van de la mano para la construcción de una cultura de paz


Las escuelas de arte y actividades lúdicas y dramaturgia buscan combinar las diferentes artes con lo psicosocial. Gracias a este segundo componente estamos siendo capaces de crear ambientes cálidos llenos de diálogo, humor y diversión.

Sin embargo, aún queda un largo recorrido para que la cultura de paz esté en el ADN de la juventud hondureña a largo plazo. Es necesario seguir concienciando a la población sobre la importancia de prevenir la violencia. Pero sobre todo, es necesario escuchar a la juventud y sentarse con ella para entablar un diálogo constructivo en un ambiente de respeto. Sin esto, construir una cultura de paz será imposible.

La expresión cultural, el secreto de la integración en Colombia


Colombia es el mayor receptor de personas migrantes procedentes de Venezuela. A pesar de su estrecha relación histórica, la integración de ambas comunidades no siempre es fácil. Sin embargo, hemos encontrado el secreto para conseguir una convivencia pacífica: la cultura. Compartir actividades lúdicas, teatro, danza, deporte, fotografía social, concursos y desfiles se ha convertido en un claro vehículo de integración.

A través del proyecto Ciudades incluyentes, comunidades solidarias hemos dado un paso adelante en la convivencia pacífica. Su objetivo es fortalecer los procesos de integración de la población migrante y refugiada en dinámicas territoriales urbanas mediante el desarrollo de iniciativas de integración socioeconómica y cultural con las comunidades receptoras.

La comunidad es la protagonista


Quienes llegan hasta el territorio lo hacen con intención de establecerse y comenzar una nueva vida cerca de su país. Pero se enfrentan a situaciones de discriminación, xenofobia, falta de acceso a servicios básicos y dificultades para encontrar trabajo. Por eso es clave promover el acceso a la salud, la inserción laboral y garantizar la seguridad alimentaria y la integración a través de talleres y jornadas culturales. A través de estas dinámicas las comunidades identifican las necesidades y proponen acciones efectivas que permiten la convivencia y el desarrollo comunitario. Además, estas sesiones de socialización sirven para que ellos mismos elijan a sus líderes cuyo papel participativo y dinamizador es clave para conseguir el objetivo de la comunidad: la integración social en el territorio.

Reyber Romero: renacer para tener voz


Reyber Romero es el mejor ejemplo de que proyectos como este funcionan. Llegó a Delicias huyendo de Venezuela en 2016 junto a su madre y hermanos. Tras meses de esfuerzos para reiniciar su vida en Colombia, esquivando la discriminación por su origen y su condición sexual, encontró su espacio en el proyecto que le ha permitido desarrollar habilidades para el liderazgo y un interés particular por la cultura.
"Gracias al trabajo de Ayuda en Acción me eligieron como líder de la cultura donde hemos mostrado todo lo que tenemos en nuestro barrio, como concursos de bailes folclóricos urbanos y danzas regionales”.

convivencia en paz migrantes venezolanos en colombia

Reyber no quiere que nadie tenga que pasar el miedo y la exclusión que él vivió en su país de origen y en los inicios de su llegada a Colombia.
“Mi experiencia al llegar a Colombia fue impresionante nunca imaginé vivir algo así. Sentí temor y miedo porque pensé que era igual a mi país. Pensé que había demasiada inseguridad. Sentí discriminación y xenofobia ya que soy migrante, LGTBI y venezolano”.

Por eso la oportunidad de trabajar por la integración y seguridad de los colectivos más vulnerables es ahora su objetivo.
“Nuestro fin es incentivar a niñas y mujeres que atraviesan violencia basado en género en nuestro barrio y también con la comunidad LGTBI".

La participación en proyectos como el que le ha vinculado Ayuda en Acción ha contribuido a cambiar su vida y a que por fin mire al futuro con más esperanza.
“Ayuda en Acción nos ayudó a renacer para que pudiéramos tener voz y voto ya que anteriores líderes no nos habían tenido en cuenta”.

(*La parte correspondiente a Honduras en este post ha sido escrito por Lizz Ordóñez -comunicación Ayuda en Acción en Honduras-)