Es bastante habitual que la mayoría de los europeos no hayamos oído hablar de algunas enfermedades y patologías inherentes en África hasta que nos decidimos a viajar a este asombroso continente. Si sumamos, además, que hay 17 enfermedades tropicales que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera olvidadas y sin apoyo por parte de la industria farmacéutica y los gobiernos occidentales, y que los síntomas de algunas de ellas, como es el caso de la enfermedad del sueño (tripanosomiasis), son difusos y de amplio espectro (poco específicos), encontramos uno de los grandes retos que la humanidad tiene en África: hacer frente a la mosca tse-tsé y a la enfermedad del sueño.
Pero, ¿qué es la enfermedad del sueño? ¿De dónde surge el nombre? ¿A qué zonas de África afecta? y ¿Qué relación tiene con otros problemas del continente? Te lo explicamos punto por punto.
¿Qué es la enfermedad del sueño?
La enfermedad del sueño es una infección parasitaria que afecta a seres humanos y otros animales en treinta y seis países del África subsahariana, de los cuales son endémicas las moscas tse-tsé (Glossina), un género de moscas hematófagas (es decir, que se alimentan de la sangre de los seres humanos y otros animales).
Por regla general, se divide en tres grupos de especies que se distribuyen por hábitat: Glossina morsitans en sabanas, Glossina fusca en bosques y, el grupo palpalis en riberas y costas. Sus picaduras son las causantes de la infección en humanos, que se traduce en la tripanosomiasis humana africana, y también en el ganado, donde la nagana o n’gana (en zulú, que significa estar deprimido o alicaído: una de las primeras fases) es el equivalente a la enfermedad del sueño en las personas.
Las primeras fases de la enfermedad del sueño son difusas y dificultan notablemente el diagnóstico: fiebre leve, dolor corporal y de cabeza, cansancio… Si la falta de recursos no permite un tratamiento temprano, el parásito accede al sistema nervioso central y produce la fase más conocida: perturbación del ciclo del sueño. Es en esta etapa en la que el enfermo duerme de día y vela de noche, y que no es más que un primer estadio de la afectación neurológica que prosigue hasta debilitar al paciente y causar un profundo coma y la muerte del enfermo.
Hay múltiples cuestiones a tener presentes en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad:
- El tratamiento entre la primera y la segunda fase es completamente distinto y su diagnóstico requiere de personal y equipos especializados, puesto que se debe realizar mediante punción lumbar.
- Las campañas de diagnóstico precoz de la enfermedad del sueño y los programas de control han ayudado a disminuir mucho los casos notificados en los últimos 30 años: en los años 80 se notificaron 40.000 y, en los últimos años, la cifra ronda los 7.000.
- Aunque las mejoras en el tratamiento también han mejorado, gracias a las ONG como DNDi, que han combinado el uso de Nifurtimox y Eflornitina y reducido los días de tratamiento, la administración por vía intravenosa sigue requiriendo de hospitalización.
- Según las últimas estimaciones de la OMS, 70 millones de personas están en riesgo de sufrir tripanosomiasis. La historia de la propia enfermedad nos cuenta que la tripanosomiasis estuvo casi controlada en la década de los 60 y, hoy, en cambio, se puede usar con acierto el término plaga.
- LA OMS estima que, hoy, existen unos 30.000 casos anuales frente a los 300.000 reales que pusieron en alerta a las Naciones Unidas en los años 80.
- La ONG Farmamundi reivindica más investigación, pero, sobre todo, la creación de tratamientos orales que permita tratar las fases avanzadas de la enfermedad del sueño con seguridad.
Las culpables: las moscas tse-tsé
El parásito que las moscas tse-tsé transmiten con su picadura ha sido una de las grandes batallas en el África negra. El porqué, como veremos a continuación, se explica junto a otros de los problemas del continente: pobreza, falta de recursos, agua no potable y, sí, también historia, puesto que la enfermedad del sueño es uno de los grandes caballos de batalla de África a lo largo de cientos de años, una problemática circunscrita al continente que el resto del planeta ha olvidado.
Además, la integración de tratamientos diagnósticos que suponen un complicado operativo (por ejemplo, las punciones lumbares o la administración de medicamentos por vía intravenosa) en algunas zonas del continente, unido a la falta de tratamientos y a la toxicidad de estos, han necesitado de varias décadas de pedagogía de campo para integrarse mediante las ONG.
En 2014, la ciencia consiguió secuenciar el genoma completo de la Glossina morsitans morsitans lo que pretende facilitar nuevas formas de combatir la enfermedad en personas y en ganado, donde la nagana también complica muchísimo e incluso imposibilita estas actividades para consumo humano. Por ahora, el estudio publicado en la revista Science afirmaba que la clave para crear insecticidas y combatir con mayor eficacia los procesos por los que atraviesa la enfermedad del sueño está en los neuropéptidos, que son moléculas pequeñas que regulan la mayoría de los procesos fisiológicos del insecto.
Asimismo, algunos de los grandes cambios que está sufriendo África: enorme creciente poblacional, desarrollo económico y, por supuesto, cambio climático —igual que cualquier otro punto del planeta— han destruido buena parte del hábitat natural de las moscas tse-tsé: la sabana. No obstante, es un dato que no deberíamos tomar como positivo ya que las moscas tienen una gran capacidad de adaptación a otras zonas, como la urbana, e invaden hoy grandes ciudades con el peligro que esto conlleva en la propagación de nuevos y mayores focos epidémicos.
Trabajo a terreno de las ONG contra la enfermedad del sueño
Del mismo modo que ocurre con otras grandes luchas de Ayuda en Acción y otras ONG en África, el voluntariado a terreno y las campañas de diagnóstico, tratamiento y educación son básicos para acabar con grandes problemas como la tripanosomiasis humana africana o enfermedad del sueño. Son estas mismas acciones las que nos permiten seguir luchando contra el VIH-SIDA, los problemas de obtención de agua potable y sus derivados en el continente africano (hambrunas, epidemias, falta de higiene y enfermedad, mortalidad infantil) y todas las caras de la pobreza, pues los diez países más pobres del mundo se encuentran en África, donde se registra un 13 % de la pobreza mundial.
Si quieres saber más sobre las acciones que llevamos a cabo en Ayuda en Acción en relación con estas otras catástrofes humanitarias, te invitamos a que leas sobre ello y cómo mejorar el mundo en los enlaces anteriores. Entre todos, podemos cambiar África y el mundo entero para mejor.