La alfabetización permite acceder a empleos de mayor calidad y mejora la salud y la alimentación de las familias. Contribuye a la integración, a reducir la pobreza y aumenta las oportunidades de desarrollo de las personas. Y lo más importante: es el pilar central donde se sustenta la educación. Sin embargo, no está al alcance de todo el mundo. Según la UNESCO, alrededor de 775 millones de personas adultas en el mundo carecen de unos conocimientos mínimos de lectura, cálculo y escritura y cerca de 258 millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes estaban aún sin escolarizar el año pasado.
¿Qué es la alfabetización?
Tradicionalmente cuando hablábamos de alfabetización nos referíamos a la adquisición de capacidades básicas de cálculo, lectura y escritura. Es lo que la UNESCO llama alfabetización tradicional. Pero el simple hecho de adquirir estas competencias, no significa que las personas sepan aplicarlas, lo que dificulta acceder a una educación de calidad.
Es por ello que ya desde hace tiempo se ha instaurado el concepto de alfabetización funcional. Según la UNESCO, “la alfabetización se entiende hoy día como un medio de identificación, comprensión, interpretación, creación y comunicación en un mundo cada vez más digitalizado, basado en textos, rico en información y en rápida mutación”. La diferencia entre este concepto y el tradicional radica fundamentalmente en que, con el nuevo, se busca abordarla desde un enfoque global, vinculando todos estos aprendizajes logrados (en lectura, escritura y cálculo) con las exigencias sociales, laborales y comunitarias. O lo que es lo mismo, tener la capacidad de aplicar todos estos conocimientos a situaciones cotidianas. Por que, ¿de qué sirve tenerlos si no sabes cómo utilizarlos?
En el mundo hay más de 250 millones de niños y niñas sin escolarizar. Clic para tuitear
Un repaso a la situación actual de la alfabetización en el mundo
Como hemos visto antes, aproximadamente 1 de cada 6 menores de entre 6 y 17 años están aún sin escolarizar. Nuevamente las niñas siguen siendo las peor paradas. Según la UNESCO, nueve millones de niñas entre 6 y 11 años nunca pisarán un día en la escuela, frente alrededor de tres millones de niños. Algo que mina sus oportunidades y tendrá consecuencias en su futuro.
El analfabetismo también entiende de fronteras. El último informe publicado por la UNESCO, ponía de nuevo el acento en la brecha existente entre países con más y menos ingresos. El 19% de los niños y niñas de entre 6 y 11 años no asisten a la escuela en países pobres, frente al 2% de los países de ingresos más altos.
Esta diferencia es mucho más evidente en la población adolescente. En 2018, 61% de los menores con edades de entre 15 y los 17 años de los países con ingresos bajos no iban a la escuela, cifra que desciende al 8% en el caso de los que viven en países con ingresos altos.
Por regiones, las mayores tasas de analfabetismo se registran entre la población del África Subsahariana. Si en el mundo hay más de 59 millones de niños y niñas de primaria sin escolarizar, más de la mitad (32 millones) viven en esta región del mundo.
Alfabetizar a niños y adultos: un reto con fecha de caducidad
2030 está a la vuelta de la esquina y, una vez más, los datos reflejan lo lejos que estamos de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Tenemos un gran reto por delante ya que se calcula que, si no se toman medidas urgentes, 12 millones de niños y niñas nunca pisarán una escuela.
Desde hace 38 años Ayuda en Acción trabaja por y para las familias más vulnerables aquí en España y en otros 19 países de todo el mundo. Una de las principales líneas de trabajo de nuestra organización es garantizar el acceso, permanencia y calidad educativa en etapas iniciales, primaria y secundaria a niños, niñas y adolescentes de estos países. Lo hacemos a través de proyectos en los que utilizan el acceso a la educación como una herramienta indispensable para generar oportunidades. Porque los niños y niñas de hoy, serán los adultos y adultas de mañana. Todo este trabajo tiene sus frutos, el año pasado logramos que más de 60.000 niñas y niños tuvieran acceso a una educación de calidad.
Pero alcanzar el cuarto ODS no solo pasa por trabajar con las nuevas generaciones. No podemos olvidarnos de los millones de personas adultas que carecen de estos conocimientos y tienen derecho a tener, al menos, la oportunidad de adquirirlos. Aquí en España, por ejemplo, impulsamos talleres de alfabetización dirigidos a población extranjera en el marco del programa Aquí también de apoyo a la infancia, adolescencia y familias en riesgo de pobreza y exclusión social.