Los matrimonios infantiles son una violación fundamental de los derechos humanos. Comprometen el normal desarrollo de las niñas al producir embarazos precoces y aislamiento social. Además, interrumpen su escolaridad y limita sus oportunidades de desarrollo profesional y vocacional. En definitiva, la gran mayoría de los matrimonios forzados en el mundo pone a las niñas en una situación de esclavitud respecto a sus maridos.


De los muchos factores que interactúan para poner a una niña en riesgo de contraer matrimonio forzado, la pobreza es el principal. Las familias son más propensas a intentar casar a una hija en tiempos difíciles, cuando es más difícil alimentar a todos los niños y niñas de la casa. Es habitual también que las familias tengan la percepción de que el matrimonio proporcionará 'protección' u honor familiar. En otros casos, las normas sociales o religiosas también empujan a esta práctica.


¿Qué dicen las normas internacionales sobre matrimonios infantiles?


La cuestión de los matrimonios infantiles se aborda en varios convenios y acuerdos internacionales que garantizan el bienestar de la menor. La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, por ejemplo, incluye el derecho a la protección de las menores contra el matrimonio infantil en el artículo 16. También el derecho al consentimiento 'libre y pleno' para contraer matrimonio está reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Otros acuerdos internacionales relacionados con el matrimonio infantil son: la Convención sobre el consentimiento para el matrimonio, la Carta Africana sobre los Derechos y el Bienestar del Niño y el Protocolo de la Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos sobre las Mujeres en África. En España el matrimonio forzado está penalizado en el artículo 172 bis del Código Penal.


A pesar de todo, se estima que en el mundo el número total de niñas casadas en la infancia es de 12 millones por año. Por regiones y según UNICEF, los niveles de matrimonio infantil son más altos en África subsahariana, donde el 35% de las mujeres jóvenes se casaron antes de los 18 años. Le sigue Asia meridional, donde casi el 30% se casó antes de los 18 años. Niveles más bajos de matrimonio infantil se encuentran en América Latina y el Caribe (24%, datos no mostrados), Oriente Medio y África del Norte (17%) y Europa Oriental y Asia Central (12%, datos no mostrados).


Cada año 12 millones de niñas son casadas. La pandemia hará que sean muchas más en los próximos años. Clic para tuitear


Los efectos de la COVID-19 en los matrimonios forzados de menores


Aunque los estudios muestran que en las últimas décadas los matrimonios infantiles están disminuyendo, el contexto de la pandemia está revertiendo la tendencia. Según estimaciones mundiales del UNFPA, la pandemia puede resultar en 13 millones de matrimonios infantiles adicionales en los años inmediatamente posteriores a la crisis. A medida que se evaporan los medios de vida familiares y se producen crisis económicas, en los próximos dos años habrá al menos cuatro millones más de niñas casadas. Es algo similar a lo que ocurre con la mutilación genital femenina, que también aumentará como consecuencia de esta crisis.


Un nuevo análisis publicado por UNICEF también muestra que el número de niños que viven en hogares pobres podría aumentar en un 15% para fines de 2020 como resultado de la pandemia mundial, con casi dos tercios de estos hogares en África subsahariana y Asia meridional.


A continuación, destacamos las principales consecuencias derivadas de la pandemia que ponen a las niñas en riesgo de ser víctimas del matrimonio forzado:


Educación


Cuando se interrumpe la asistencia al centro educativo se expone a las niñas realizar trabajos domésticos no remunerados. Así, aumentan los casos de violencia de género y se refuerzan normas de género perjudiciales para las niñas. El profesorado, al volver a sus ciudades de origen, deja de ser referente en los que ellas confiaban hasta ese momento. Muchas niñas son sobrecargadas con tareas domésticas, lo que les dificulta continuar estudiando, quedan aisladas y pierden apoyo social. Muchas tampoco tienen posibilidad de continuar con una educación on-line, especialmente en áreas rurales, donde carecen de infraestructuras digitales o del dinero para comprar equipos. Además, el coste económico de la pandemia hace inasumible costear los gastos de la educación de las niñas. Muchas niñas no volverán a los estudios tras la pandemia.


Niña lavando ropa en río


Salud sexual y reproductiva


Los trabajadores y trabajadoras de la salud priorizan la COVID-19 y dejan de lado servicios “no esenciales”. Se limita así el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva por parte de las jóvenes. También se limita el acceso a productos de higiene menstrual, y se detecta un aumento de sexo por dinero, exponiendo a las niñas a enfermedades venéreas y embarazos.


Protección infantil y violencia basada en el género


Gran parte de las personas dedicadas profesionalmente a velar por la protección de las niñas ahora deben priorizar acciones relacionadas con la COVID-19. Las menores en general quedan muy desprotegidas, por lo que hay un aumento de la violencia, abuso y explotación. Además de la brecha digital, el acceso a telefonía móvil también es menor, por lo que es más difícil solicitar ayuda a través de canales on-line o telefónicos. Se reduce la participación de las adolescentes en clubes de protección debido a las restricciones de movilidad y reunión.


Económica


La pérdida de ingresos afecta en mayor medida a las familias más pobres. En casos extremos las familias usan el matrimonio de las niñas como estrategia para no tener otra boca que alimentar.


El trabajo de Ayuda en Acción para evitar los matrimonios infantiles


Trabajamos de manera transversal en todas las comunidades la difusión de los derechos de la infancia y de la mujer. A través de diferentes acciones de lo que llamamos vínculo solidario todos los integrantes de la comunidad son conocedores de los diferentes convenios internacionales y leyes locales que amparan a las niñas para evitar el matrimonio infantil, entre otras violaciones de sus derechos.


Mejorar la vida de las personas rebaja las tensiones de los factores que empujan a las familias y a las niñas al matrimonio infantil. En este sentido trabajamos con las familias diferentes aspectos de la producción y la comercialización que hagan posible aumentar los ingresos familiares.


Con los colectivos más jóvenes realizamos diferentes actividades de formación y les damos apoyo en iniciativas de emprendimiento. De esta manera ayudamos a la creación de asociaciones productivas de cadenas de valor donde las mujeres jóvenes tienen un papel protagonista.


En estos meses de pandemia también hemos podido dar apoyo al personal sanitario para que puedan seguir dando servicios a la comunidad con normalidad. Proporcionamos formación, realizamos campañas de sensibilización, entregamos mascarillas, gel hidroalcohólico y otros materiales de protección y prevención.


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