Una de las violaciones de derechos humanos más extendidas en todo el mundo es la violencia de género. Y es que, este tipo de violencia puede afectar a todas las niñas y mujeres por igual, sin importar su condición social, su edad, su cultura o su carrera profesional, entre otras. Las cifras y datos de violencia de género en el mundo pueden llegar asustar: una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida. La mayoría de las veces, esa violencia es ejercida por sus parejas o por un hombre de su entorno más íntimo.

Más allá de las cifras, la violencia de género es un problema estructural de primera magnitud, que impide a una sociedad avanzar en condiciones de igualdad. Entender el problema es el primer paso para solucionarlo.

Tipos de violencia de género


La violencia contra mujeres y niñas no es uniforme: se manifiesta de formas muy diferentes. Aunque el maltrato en el ámbito de la pareja es el más conocido, existen otro tipo de violencias que impiden el desarrollo pleno de derechos para millones de niñas y mujeres en el mundo. Naciones Unidas considera que la violencia de género se manifiesta de forma física, sexual y psicológica, e identifica cinco tipos:

  1. 1. Violencia en el marco de la pareja.

  2. 2. Violencia sexual.

  3. 3. Trata de seres humanos.

  4. 4. Mutilación genital femenina.

  5. 5. Matrimonio infantil.


Violencia de género en el marco de la pareja


Naciones Unidas define este tipo de violencia como una conducta por parte del cónyuge o la pareja (actual o anterior) que cause daño físico, sexual o psicológico. Según las estadísticas mundiales, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja o expareja.

En el ámbito de la pareja, las cifras de violencia de las que más se habla, y la violencia más extrema, la representan feminicidios: asesinatos de mujeres por el hecho de serlo. Los últimos datos conocidos a nivel mundial, de 2023 (ONU Mujeres y UNODC) señalan que 51 100 mujeres y niñas fueron asesinadas este año en el marco de la pareja o el hogar. Esto equivale a 140 mujeres y niñas asesinadas cada día por el simple hecho de serlo.

Las cifras del feminicidio en América Latina


Ayuda en Acción desarrolla gran parte de sus proyectos en América Latina, donde hay varios países en los que la incidencia de los asesinatos de mujeres rozan las cifras de pandemia. En la región, la tasa fue de feminicidios es, según un informe de la ONU de 2024, de 1,6 por cada 100 000 mujeres.

Por su parte, la CEPAL establece en 3897 los feminicidios ocurridos en 2023 en 27 países de la región (América Latina y Caribe). Esta cifra supone un total de 11 mujeres asesinadas por cuestiones de género cada día. Honduras, República Dominicana y Brasil son los países con mayor incidencia de casos, con 7,2 por cada 100 000, 2,4 y 1,4 respectivamente.

Y es que la violencia, no solo la que termina en muerte, es algo muy común en la región, sobre todo en el marco de la pareja. Concretamente, hay países en los que las cifras son alarmantes: en Colombia el 61% de mujeres que han tenido relación de pareja reportan que han vivido alguna situación de violencia, cifra que es del 48% en Bolivia. La cifra regional queda en un 29,8. Países como Chile o Guatemala aparecen como los que tienen cifras más bajas de feminicidio en la región, pero realmente no se sabe si es así o si existe falta de registro oficial, algo también muy frecuente.

El hecho de que América Latina sea una de las regiones del mundo con mayores tasas de feminicidio del mundo refleja la desigualdad estructural, pero también la impunidad de los victimarios y la falta de protección efectiva para las mujeres.

Violencia sexual


La ONU define violencia sexual como “todo acto sexual realizado contra la voluntad de otra persona”. Esto incluye el no consentimiento, incluyendo el de niños/as y personas con discapacidad mental o en estado de alteración por consumo de alcohol y/o drogas.

A nivel mundial, no hemos encontrado cifras actualizadas sobre este tipo de violencia. Sin embargo, cada vez son más los países que comienzan a publicar estadísticas sobre este tipo de violencia hacia mujeres y niñas.

La violencia sexual afecta tanto a mujeres como a niñas: UNICEF habla de 370 millones de niñas y mujeres que han sido violadas o han sufrido una agresión sexual antes de cumplir 18 años (solo en África subsahariana, la cifra asciende a 79 millones). La OMS apunta a que, en todo el mundo, aproximadamente un 6% de las mujeres aseguran haber sido víctimas de violencia sexual por parte de alguien que no era su pareja.

En el caso de España, en 2023 se registraron 21 825 hechos constitutivos de violencia sexual, un 14,8% más que el año anterior. La mayoría de las víctimas fueron mujeres. Hay otros estudios, como el llamado “Análisis empírico integrado y estimación cuantitativa de los comportamientos sexuales violentos (no consentidos) en España”, encargado por el Ministerio del Interior y elaborado con datos de 2018 y 2019 por el Grupo de Estudios Avanzados en Violencia de la Universidad de Barcelona, que señala que podría haber más de 350 000 víctimas anuales de violencia sexual en España, así como 235 000 agresoras.

Trata de seres humanos


El Protocolo contra la trata de personas adoptado por Naciones Unidas define la trata de personas como “la acción de captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra con fines de explotación”.

Según UNODC, en 2022 las víctimas de trata con fines de explotación sexual identificadas fueron en un 64% mujeres y en un 28% niñas. Otro informe señala que casi el 80% de las víctimas de trata serían con fines de explotación sexual.

Quizás son datos que no te cogen de sorpresa, pero puede que haya otras cosas que no sabías de la trata.

Mutilación genital femenina


Este problema, que para muchos parece ajeno, forma parte de la vida de millones de mujeres en el mundo. Como señalaba hace años La Coordinadora, “es causa y consecuencia de una gran desigualdad de género”.

La mutilación genital, que por supuesto es una manifestación de la violencia de género, afecta a más de 230 millones de niñas y mujeres en el mundo, según UNICEF. Cada año unos cuatro millones más están en riesgo de sufrir esta grave violación de derechos, según la OMS.

La mayor parte de los casos ocurren en África, así como en algunos países de Oriente Medio y Asia.

Sin embargo, no todo es negativo: el porcentaje de niñas y mujeres mutiladas ha disminuido desde un 46% en 1993 a poco más del 31% en 2023, según explica ONU Mujeres. de entre 15 y 19 años mutiladas en los países donde se practica es hoy del 34%, habiendo disminuido 15 puntos en los últimos 30 años.

Las últimas cifras conocidas sitúan a Somalia como el país donde más mujeres adultas (15 a 49 años) están mutiladas: el 99,2%. Le siguen Guinea y Djibouti, con tasas del 95 y 90% respectivamente. El futuro de las niñas preocupa, ya que aunque legalmente puedan existir leyes en las diferentes legislaciones nacionales, cuando se trata de tradiciones tan arraigadas como esta, resulta complicado su control. En Sierra Leona, Liberia, Mali, Guinea, República Centroafricana o Sudán del Sur no hay leyes que prohíban su práctica.

En España se conoció en 2020 informe de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género y realizado por la Fundación Wassu-UAB que aseguraba que hay en el país 3652 niñas en riesgo de sufrir mutilación genital femenina cuando vayan a sus países de origen de visita con sus familias.

El trabajo de sensibilización, a nivel mundial, y sobre todo en los contextos donde la mutilación se practica, es fundamental para acabar con ella.

Matrimonio infantil


La Plataforma de Acción de Beijing establece el matrimonio infantil como una evidente violación de los derechos de las niñas. Casarse de forma prematura repercute en aspectos educativos, económicos y de desarrollo físico-emocional y de las mujeres, entre otras muchas cuestiones. Así, las Naciones Unidas establecen el matrimonio infantil como un tipo de violencia de género, porque afecta a niñas y adolescente en el cumplimiento de sus derechos, contribuyendo a perpetuar las desigualdades basadas en género y afectando además a la integridad personal de las niñas, las mujeres del mañana.

En América Latina 1 de cada 4 niñas se casa antes de los 18 años. La cifra apenas ha variado en los últimos 25 años y está por encima de las de Oriente Medio y Norte de África.

En el mundo hay 640 millones de niñas y mujeres que han sido obligadas a casarse siendo menores de edad. La estadística pone los pelos de punta: cada dos segundos, una niña es obligada a casarse en contra de su voluntad. Níger es el país del mundo donde la cifra de matrimonios infantiles es mayor: el 76% de niñas se casaron antes de cumplir 18 años y África es donde se concentran las cifras más altas. Por su parte, en Asia Meridional los avances en países como India, Bangladesh y Nepal han mejorado las cifras de la región.

Y es que aunque la prevalencia ha disminuido cuatro puntos porcentuales en una década, aún hoy el 19% de mujeres de 20 a 24 años fueron casadas antes de los 18 años.

Cómo trabaja Ayuda en Acción para erradicar la violencia de género


En Ayuda en Acción trabajamos con el objetivo de prevenir y reducir la violencia de género. Y como ves, esta está presente en todos los niveles de la vida y en todos los contextos. Por eso proponemos un enfoque integral que combine combina educación, sensibilización y protección, desde la infancia y hasta la edad adulta, creando espacios seguros para niñas y mujeres.

En algunos de nuestros proyectos, además, ofrecemos atención directa a víctimas, como por ejemplo en los albergues para migrantes en la ruta migratoria en México, donde prestamos atención psicosocial, legal y educativa. Así mismo, desarrollamos campañas de concienciación e incidencia social y política para visibilizar la problemática y fomentar cambios sociales sostenibles en el tiempo.