Bolivia ha conseguido avances en su lucha contra el hambre y la malnutrición. Sin embargo, historias como la de Cristóbal y Paulina demuestran que la seguridad alimentaria aún supone un reto para este país latinoamericano. Conoce por qué Bolivia no escapa del hambre.


La historia de Cristóbal y Paulina


Con una tímida sonrisa, Cristóbal y Paulina nos abren las puertas de su casa en Lajas, una pequeña aldea incrustada en el Altiplano boliviano. En su municipio, Ckochas, la pobreza castiga duramente a muchas familias. Tanto, que el 80% no puede cubrir necesidades básicas como comer, tener agua potable o luz.


Los protagonistas de esta historia no escapan a este porcentaje. Viven con 5 de sus 10 hijos entre paredes de adobe y un techo de paja que amenaza con caerse en cualquier instante. No tienen agua potable, electricidad o retrete. Para pasar las frías noches, se tumban con mantas sobre el suelo de tierra y piedras. Paulina y su hija Elsa cocinan con leña en el interior de la casa. No hay ventilación exterior, así que a menudo enferman por inhalar demasiados humos.  


La lista de carencias daría para más de un post. Pero hay una que amenaza especialmente sus vidas: el hambre. Se alimentan sobre todo de patatas, maíz, habas, y algunas verduras que cultivan en el huerto. Ni rastro de carne, pescado, huevos, frutas o leche en su menú. Para colmo, la peligrosa combinación de lluvias torrenciales y sequía lleva tiempo amenazando su cosecha.


Cuando el hambre aprieta, los más perjudicados son los niños y niñas: “a veces he llorado porque no sabía qué darle de comer a mis hijos”, cuenta Paulina. “El profesor nos ha dicho que el chico no rinde, ¡pero si no tiene para alimentarse no puede estudiar! No puede captar fácilmente lo que dice el profesor”, lamenta.


https://www.youtube.com/watch?v=J0_TExA1auc&feature=youtu.be



Por qué Bolivia no escapa del hambre


En la carrera contra el hambre, Bolivia avanza con decisión. Consiguió ser uno de los pocos países que redujo a la mitad la proporción de habitantes que pasaban hambre antes de 2015, como fijaban los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los progresos también se han reflejado en la infancia: por ejemplo, si el retraso del crecimiento infantil en 2008 era del 27,1%, el porcentaje bajó hasta el 16,9% en 2016, según el Informe Global Hunger Index 2019, en cuya elaboración participa Ayuda en Acción.


De hecho, el representante de la FAO, Theodor Friedrich, aplaudía recientemente los avances del país en cuanto a la producción de alimentos, su distribución y el fomento de una buena nutrición. “Creo que vamos a alcanzar la meta Hambre Cero pronto”, llegó a asegurar.


En Bolivia la desnutrición crónica afecta a 1 de cada 3 niños y niñas Clic para tuitear


Pero, como advertimos desde Ayuda en Acción, la lucha contra el hambre y la malnutrición parece caminar en círculos. Queda mucho por hacer, también en el país latinoamericano. Algunos de sus desafíos son:



  1. El fortalecimiento de los programas de nutrición: la desnutrición crónica en menores de 5 años es uno sus principales problemas de salud y afecta a 1 de cada 3 niños y niñas. Además, 6 de cada 10 niños y niñas bolivianos entre los 6 meses y los 5 años de edad sufren anemia, la consecuencia más dura de la desnutrición crónica.

  2. La lucha contra el cambio climático: Los efectos del cambio climático tienen numerosos efectos en la seguridad y el hambre. Afectan a la producción y disponibilidad de alimentos, su acceso, calidad, uso… Incluso a la propia estabilidad de los sistemas alimentarios. En definitiva, si no se toman más medidas, las sequías, lluvias torrenciales y altas temperaturas seguirán amenazando la huerta de Cristóbal y Paulina y, en consecuencia, la seguridad alimentaria de toda la familia.

  3. La productividad agrícola de cultivos alimenticios, pues su nivel de productividad agrícola está por debajo del de los países vecinos.

  4. La sustitución de importaciones, sobre todo de alimentos estratégicos como el trigo, el maíz, el frijol o el cacao.


hambre en bolivia


Ayuda en Acción y la lucha contra el hambre en Bolivia


Ayuda en Acción lleva trabajando en Bolivia desde hace casi 30 años. Cada vez más, vemos cómo el cambio climático afecta sobre todo a las personas más vulnerables y agrava sus problemas de hambre y malnutrición.


Por eso, de la mano de las organizaciones locales con las que trabajamos conjuntamente, desarrollamos proyectos destinados a solucionar problemas como la falta de agua para riego, la existencia de monocultivos o la escasa capacidad técnica de las comunidades para hacer frente a los efectos del cambio climático. Algunas de nuestras intervenciones más destacadas son:



  • Mejoramos el acceso al agua: desarrollamos infraestructuras para mejorar la captación, almacenamiento y distribución del agua para riego, que es muy escasa. También formamos a los productores y productoras para que aprendan a hacer un uso adecuado y eficiente de este recurso.

  • Promovemos prácticas agrícolas sostenibles: por ejemplo, incidimos en la importancia de diversificar cultivos. Para ello ponemos en valor los productos locales e introducimos variedades de alimentos con alto valor nutricional. También trabajamos el manejo de plagas, el buen uso de fertilizantes o la importancia de las micro cuencas, entre otros.

  • Formamos a las comunidades en hábitos de alimentación saludable: la educación es fundamental para reducir los altos niveles de desnutrición infantil.

  • Capacitamos a las familias para que puedan producir más y mejor: es importante que puedan originar excedentes para vender en el mercado y obtener así ingresos extra.


Además, participamos en un consorcio de organizaciones liderado por la FAO y financiado por la Unión Europea que pone el foco en una de las poblaciones más vulnerables al cambio climático: las comunidades indígenas. Se busca mejorar su capacidad para superar los desafíos que afectan a temas como el agua, la salud, la educación y los medios de vida.


Así ha avanzado Bolivia en su lucha contra el hambre en los últimos años Clic para tuitear



¿Imaginas crecer sin oportunidades de futuro? Nosotros no.