¿Sabes que los primeros años de vida y, en concreto, la educación preescolar, son claves para definir el futuro de los niños? No es solo una frase cliché, ¡es ciencia!

Ese momento en el que los más pequeños comienzan a descubrir el mundo, a través de juegos, risas y pequeños grandes logros, puede marcar la diferencia en su vida adulta. No es solo una etapa bonita; es un cimiento crucial para luchar contras las desigualdades sociales que persisten en nuestro mundo.

¿Qué es la educación preescolar?


La educación preescolar es la etapa educativa que abarca desde los 0 a los 6 años, y es mucho más que aprender a dibujar dentro de las líneas. Aquí se sientan las bases para que los niños desarrollen habilidades cognitivas y sociales que los acompañarán toda su vida. Este es un claro ejemplo de la importancia de la educación infantil, que actúa como pilar fundamental en el desarrollo de los más pequeños.
¿Y cómo lo hacen? Con los cuatro pilares de la educación preescolar. ¡Veamos! 🔎

  • Aprender a conocer. A través de su curiosidad infinita, los niños descubren el mundo, fomentando su capacidad de aprender y entender conceptos básicos que más tarde serán la raíz de su pensamiento crítico.

  • Aprender a hacer. Los niños desarrollan habilidades prácticas a través de juegos y experimentación, resolviendo pequeños problemas mientras potencian su creatividad.

  • Aprender a convivir. Compartir juguetes no es solo un drama de la infancia, es el principio de la empatía, el respeto y la colaboración. Aprender a vivir en sociedad empieza aquí.

  • Aprender a ser. Esta etapa, los niños descubren quiénes son, adquiriendo autonomía, confianza y empezando a tomar sus propias decisiones, pequeñas pero significativas.


El inicio de un camino a la igualdad de oportunidades


Cuando pensamos en la educación preescolar, no deberíamos limitarla a enseñar a contar hasta diez o aprender los colores. Este espacio va más allá, ofreciendo un campo de entrenamiento para las habilidades que realmente importan: la empatía, la capacidad de trabajar en equipo y la inteligencia emocional.

Pero, ¿qué pasa cuando no todos los niños tienen acceso a esta educación? Aquí es donde se abren las desigualdades educativas que pueden afectarles durante toda la vida y aumentar la brecha social. Si queremos una sociedad más justa, debemos empezar desde abajo, desde los primeros años, asegurándonos de que todos los niños, sin importar su origen, tengan la oportunidad de aprender y crecer en un ambiente seguro y estimulante.

Los beneficios de la educación preescolar


Asistir a la educación preescolar no solo prepara a los niños para la escuela, sino también para la vida ayudando a reducir las desigualdades sociales y educativas. Aquí van algunos de los beneficios de la educación preescolar más potentes:

  • Desarrollo cognitivo y emocional. Se potencia la capacidad de resolver problemas y gestionar emociones.

  • Habilidades sociales. Aprender a compartir y manejar conflictos es clave para su futuro.

  • Igualdad de oportunidades. Da a todos los niños, sin importar su contexto socioeconómico, una base sólida.

  • Mejores resultados. Menor abandono escolar y más éxito en la vida académica y profesional.


La solución a las desigualdades sociales


Imagina un círculo virtuoso: un niño que asiste a la educación preescolar, aprende, se siente valorado, interactúa con sus compañeros y desarrolla una autoconfianza que lo acompañará durante su vida escolar y laboral. A largo plazo, estos niños tendrán mejores oportunidades laborales, mayor estabilidad emocional y, en muchos casos, serán agentes de cambio en sus propias comunidades.

La UNESCO señala que los programas de educación preescolar pueden mejorar el rendimiento académico, reducir las tasas de repetición y absentismo escolar y fomentar una sociedad más equitativa sin brechas sociales. En pocas palabras, la educación temprana tiene el poder de transformar vidas y romper ciclos de pobreza y exclusión.

La educación preescolar como derecho, no como privilegio


Aunque el impacto de la educación preescolar está más que demostrado, la realidad es que millones de niños en todo el mundo aún no tienen acceso a ella. En muchos países, la falta de recursos, infraestructuras y políticas educativas adecuadas deja a los más vulnerables fuera del sistema.

Roger lo sabe bien. Un niño de 5 años, de ojos grandes y una sonrisa que solía esconderse detrás de su timidez. Vive en El Salvador con su madre y sus hermanos. ¿La realidad de su familia? Devastadora. Su madre, Lady, a pesar de sus esfuerzos, apenas podía proveer lo básico. Muchas veces tuvo que privarse ella misma de comer para que sus hijos pudieran llevarse algo a la boca. Comer era una incertidumbre diaria. Por otro lado, ir a la escuela para Roger no era siquiera una opción. La violencia de su comunidad y el peligroso camino hasta la escuela más cercana lo mantenían alejado de cualquier oportunidad de aprender.

Pero su vida dio un giro cuando Ayuda en Acción le facilitó la asistencia a la escuela y el acceso a una educación preescolar de calidad. Roger encontró algo más que una educación: un lugar donde sentirse seguro y además recibir alimentación.

 

Roger jugando con una cámara de cartón en el colegio

 

Ayuda en Acción facilita el acceso a la educación en la primera infancia para que cada vez sean menos los niños que no pueden recibir una educación de calidad en sus primeros años de vida.