Cada 11 de octubre se celebra el día de la niña. Normalmente las ONG llamamos la atención sobre todo lo que queda por conseguir para ellas. No solo se limita a una fecha: desde Ayuda en Acción no hemos dejado de trabajar ni un solo día desde 1981 para que las niñas puedan cumplir sus sueños.

Afrontamos el futuro como un reto que es posible superar, pese a todos los datos que no permiten adivinar un futuro esperanzador para las niñas. Tras lo sucedido en Afganistán, somos más conscientes que nunca de que no podemos dar ni un paso atrás en la lucha por la igualdad.

Las niñas parten, en muchos lugares del mundo, desde una situación de clara desventaja. Esto se ha visto agravado además por la COVID-19 y sus efectos colaterales: más riesgo de ser mutiladas, más riesgo de ser obligadas a casarse, más expuestas a la violencia y sobre todo, muchas que después del parón educativo, nunca volverán a la escuela.

Hemos preguntado a niñas de diferentes partes del mundo cuáles son hoy sus sueños. No pararemos hasta hacerlos realidad.

Los sueños de Yadira, de Guatemala, se cumplirán con más educación


Yadira, niña procedente de GuatemalaYadira tiene 13 años y vive en la aldea guatemalteca El Encinal. Esta adolescente, a la que le preocupa la violencia en su comunidad, sueña con ser doctora. Haber vivido una pandemia y ser plenamente consciente de lo que implicaba ha hecho que valore aún más la necesidad de apoyar a comunidades como la suya en cuanto a salud se refiere.

Impulsada por su tío José, quien le anima a cumplir sus sueños y cree en sus capacidades, sueña con un mundo mejor para las mujeres: “estoy segura de que no pasaré por las mismas cosas que mi mamá tuvo que sufrir”. Sin embargo, sabe que habrá obstáculos y personas que intentarán convencerle de que ella no puede cumplir sus sueños.

Hay dos cosas de las que Yadira está segura. En primer lugar, no duda de que cualquier mujer puede hacer exactamente lo mismo que un hombre. Y en segundo lugar, que la educación es fundamental para poder cumplir los sueños de millones de niñas como ella

Mª Liz y Celine, los sueños de las niñas de Cotagaita (Bolivia)


Mª Liz vive en Cotagaita, en el departamento boliviano de Potosí. Su sueño es ser ingeniera civil, y sabe que no será un sueño fácil de cumplir, principalmente como consecuencia de las posibilidades económicas de su familia:
Me preocupa mi futuro, no poder ayudar a mi familia en su desarrollo, no poder ser el orgullo de mis padres terminando por lo menos mis estudios. Cuando sea una profesional exitosa, lo primero para mí seguirá siendo la familia, poder apoyarles como ahora hacen conmigo.

La misma preocupación asalta a Celine, de 14 años y con sueños de ser cocinera y llevar las recetas de su región por todo el mundo.

Cuando Mª Liz habla de ser una profesional exitosa se fija en su influencer preferida, una joven independiente que está construyendo sus sueños a través de su profesión. Cree que ella también lo conseguirá: lo está poniendo todo de su parte aunque el contexto a veces no acompañe. Celine, por su parte, se fija en su grupo favorito de K-Pop, pero también es consciente de que vive en una realidad bien diferente:
Solo queda esforzarme y tratar de ser mejor cada día, es importante el apoyo tanto de las personas de mi comunidad como de las autoridades para yo pueda cumplir con mi sueño de ser chef y ayudar no solo a mis padres, sino a toda mi comunidad.

En comunidades como la suya son muy frecuentes los embarazos tempranos, algo que impide a las jóvenes seguir formándose para cumplir sus sueños. En Cotagaita hay muchas jóvenes que salen para estudiar y finalmente vuelven embarazadas (y en muchos casos solas). Es lo que le pasó a su madre y a su hermana mayor. Mª Liz sabe que eso a ella no le pasará: “lo primero para mí convertirme en profesional y luego ya pensaré en tener familia”. Celine también conoce esta historia de cerca: su madre quedó embarazada demasiado pronto de su hermano mayor y tuvo que dejar de estudiar.

Niñas de Bolivia

Las brechas de género están bien presentes en comunidades como la suya. Por eso Ayuda en Acción lleva años invirtiendo en formar en igualdad de género a niñas, niños y jóvenes como ella. Eso le ha permitido saber que hombres y mujeres pueden llegar a ser lo que quieran independientemente de su sexo: “tenemos las mismas capacidades y podemos lograr los mismos objetivos”.

Cuando les preguntamos qué les gustaría cambiar si tuvieran poder de decisión ambas coinciden en lo mismo: la preocupación por los feminicidios y la violencia contra las mujeres. En los últimos meses en Bolivia el asunto de los feminicidios ha tenido una gran repercusión mediática y hasta agosto se registraron 81 casos en el país.

Los sueños de la niña Madelyn pasan por la justicia


Niña de EcuadorMadelyn tiene 9 años y vive en la comunidad Monte Olivo, en la provincia ecuatoriana de Carchi. Sus sueños de futuro pasan por la justicia. Y es que Madelyn quiere ser policía o abogada:
Quiero ayudar a mi comunidad para que no se den injusticias, ya que hay muchas personas que no disponen de recursos y hay otras que por esta razón pueden abusar de ellas violando sus derechos.

Como otras niñas con las que hemos hablado sobre sus sueños, saben que el principal obstáculo para lograrlo es que su familia no pueda apoyarles económicamente. Los efectos de la pandemia no están ayudando a que las perspectivas de futuro sean todo lo buenas que deberían.

La madre de Madelyn es su principal ejemplo de inspiración: “quiero ser como ella, es muy perseverante y siempre logra lo que se proponga”. La niña sabe que para lograr sus objetivos debe ser muy constante y dedicada en su preparación. A diferencia de su madre, nos dice, ella tendrá mayores y mejores oportunidades para prepararse y lograr sus sueños:

Ahora hay más facilidades de acceder a la educación, mi mamá tuvo que dejar de estudiar porque antes aquí no había secundaria y era muy difícil salir fuera para estudiar, mucho más en profesiones que tenían que ver con la tecnología”.

Yazlín no ve obstáculos para cumplir sus sueños


Yazlín Vicente Vázquez tiene nueve años y vive en la comunidad de San Andrés Calpan, en Puebla (México). Tiene dos sueños: ser doctora para ayudar a los enfermos o astronauta para llegar a la luna, conocer los planetas y el universo. Esto último da muestra del interés de Yazlín por la tierra, ya que ve cada día cómo el cambio climático está modificando la vida en su comunidad.Niña de México

Sus padres son su inspiración. Es muy admirable para Yazlín la labor que realizan en el campo y con el que sustentan a su familia. En un futuro le gustaría poder comprarles una casa y por ahora no alcanza a ver obstáculos que vayan a impedírselo: “estudiando y trabajando estoy convencida de que podré lograrlo”.

A pesar de su edad reconoce que cualquier profesión que hasta ahora era “de hombres” también la puede hacer cualquier mujer si estas tienen las mismas oportunidades. Si fuera representante de su comunidad se empeñaría en que hombres y mujeres pudieran optar a los mismos empleos en igualdad de condiciones.

La imaginación de Betsy amplía su horizonte de futuro


La nicaragüense Betsy tiene dos sueños: ser abogada para defender a las personas que necesitan ayuda, y construir un robot que siembre árboles, para cuidar el medio ambiente. El camino para lograrlo es largo, pero Betsy ya empezó a recorrerlo. A sus diez años ya ha participado en cuatro olimpiadas de robótica educativa y espera estar en la quinta olimpiada nacional.

“Cuando la robótica llegó aquí fue una nueva experiencia para todos. Antes aquí no había nada de eso. Sentí lindo porque me escogieron para participar en las olimpiadas”, recuerda entusiasmada.

“Ahora estoy diseñando un proyecto que se llama Habilitación de Árboles Humanitarios, que consiste en replantar los árboles que el humano ha cortado”, explica parte de la iniciativa que se está desarrollando en su centro escolar para poner en práctica sus habilidades en robótica.

Niña de Nicaragua

El Colegio Público Rubén Darío, ubicado en la ciudad de Waslala, es el lugar favorito de Betsy. Ahí su madre trabaja como profesora, y por supuesto es ella su mayor inspiración. Además, es en la escuela donde Betsy aprendió a construir robots y el amor a la lectura a través de los rincones de lectura creados recientemente.

Betsy también tiene un gran miedo y es no estar con su madreen un futuro. Para no pensar en eso trata siempre de seguir los consejos que ella le da:
Para mí no existe el ‘yo no puedo´. Mi mamá me dice: si usted piensa que no va a poder, realmente no va a poder. Entonces yo siempre digo: ¡sí puedo!, porque todos somos capaces de hacer lo que queremos.

Sacha sueña con ser doctora para poder responder a futuras pandemias


Niña de hondurasSacha es una niña de 15 años que vive en Puerto Lempira (Honduras). Como toda niña sueña con grandes cosas, pero teme que no puedan ser cumplidos por falta de recursos económicos. En su departamento, uno de los menos desarrollados del país, las oportunidades no caen del cielo, hay que luchar por ellas.

Ella sueña con que un día haya muchas oportunidades para todos y todas, como si fuese algo aún inalcanzable… Cuando le preguntamos que quiere ser de mayor, lo tiene claro:
Quiero ser doctora y directora del hospital de Puerto Lempira, llevar la salud a comunidades muy lejanas que viven a orillas del río Patuca, tratarlas por igual y prepararnos para próximas pandemias.

Ese espíritu de ayuda lo ha heredado de su madre, su mayor inspiración. Según Sacha, es una mujer luchadora, una maestra a la que “le gusta ayudar dando clases a los hijos de los vecinos que no pueden ir a la escuela”.

Sacha está segura que los tiempos que vienen serán mejores, que habrá más oportunidades para mujeres y niñas como ella:
Si fuera la presidenta de Honduras, le daría becas a mujeres que quieran estudiar cualquier tipo de profesión, desde diseñadoras de autos hasta científicas.

El sueño de Claudia: ser ingeniera de sistemas


En zonas rurales de Colombia los sueños de futuro de las niñas también se piensan a lo grande. Nuestro trabajo desde Ayuda en Acción es ayudar a que se hagan realidad. Claudia Nicole estudia en el municipio de Palmira, en pleno Valle del Cauca. Tiene 13 años y su proyecto de vida pasa por ser en ingeniera de sistemas. ¿La razón? Según ella, “hoy en día nuestras vidas dependen de la tecnología”, y no le falta razón.

Niña de Colombia

Claudia disfruta del área de informática en el colegio y le encanta manipular su computadora e investigar mucho más allá de lo que aprende en clase. Ella tiene un ejemplo a seguir en casa: su hermano es ya un profesional del ramo y ella está segura de que mujeres como ella también podrán hacerse un hueco en la profesión. Cuenta con el apoyo de su familia.

Bedira y Meseret, convivir con el miedo a un futuro sin libertad


En Etiopía hemos hablado con dos adolescentes que viven en Boloso Sore, en el caso de Meseret, y en Arsi, en el caso de Bedira. La primera sueña con ser doctora, la segunda quiere trabajar por la igualdad de género y contra la violencia desde las instituciones de su país.

Ambas saben que las capacidades profesionales no son una cuestión biológica: “no hay profesiones reservadas solo a los hombres, las mujeres también pueden hacerlo”, dice Bedira. Meseret cuenta que es normal que en sus comunidades los roles profesionales por sexo estén bien diferenciados: a las mujeres les suele tocar las tareas de cuidados.

Niñas de Etiopía

Meseret quiere ser doctora para apoyar a su comunidad, donde mucha gente sufre y muere por enfermedades tratables. Sin embargo, le preocupa su futuro:
Me preocupa que no pueda terminar mis estudios e ir a la universidad. Como mi familia es pobre, es bastante común que las chicas se vayan a los países árabes para trabajar y mantener a su familia. Mi familia también espera que yo vaya allí y los mantenga.

Según Meseret, la sociedad etíope “no presta atención a la educación de las niñas, sino que prefiere casarlas y convertirlas en amas de casa, sin que tengan que salir de su hogar”. La preocupación es similar para Bedira: “temo que mi familia me obligue a casarme con alguien dejando la escuela”.

En el caso de Meseret, le inspira su tía, enfermera; Bedira, por su parte, cuenta con el apoyo y protección de su hermano: “él tiene la visión de verme terminar mis estudios superiores e incorporarme a un trabajo que me guste, en el que pueda ayudarme a mí misma, a mis padres y a mi comunidad”.

Ambas creen que su futuro es más esperanzador que el de sus madres, que nunca pudieron ir a la escuela. Saben que la educación es la llave de su futuro. Bedira tiene claro que estudiará para que ninguna niña más repita la historia de sus antepasados:
Cuando tenga poder y autoridad, pondré en práctica las leyes y los procedimientos existentes que protegen a las mujeres y a los niños. Crearé un entorno propicio para que las mujeres y los niños disfruten de sus derechos.

Meseret no quiere trabajar en la administración, como Bedira, pero si fuera primera ministra de Etiopía tiene claro lo que haría: “aprobaría leyes que impulsaran los derechos de las niñas, sobre todo el derecho a recibir una educación de calidad. Creo que la educación puede cambiarlo todo”. ¡No le falta razón!