El incremento en la movilidad de mujeres y sus familias hacia México, así como sus necesidades de protección fueron notorias en 2021. En ese año, la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (COMAR) registró 131 448 solicitantes de refugio en México, en su mayoría provenían de Caribe y América Central. Destaca el aumento de estas solicitudes entre mujeres: si en 2020 el 37,74% correspondían a solicitudes de mujeres, en 2021 estas pasaron a suponer un 41,6% del total, con 53 972 solicitudes.
Las mujeres conforman casi la mitad de los 272 millones de migrantes internacionales (OIM, 2020). Las cuestiones de género (violencia, feminización de la pobreza, etc.) están muy presentes a la hora de salir de sus países. Según ONU Mujeres, la violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones más generalizadas de los derechos humanos en el mundo, provocando graves consecuencias físicas, económicas y psicológicas que les impiden participar plenamente y en igualdad en la sociedad. En la movilidad humana hacia México y Estados Unidos, una investigación realizada en 2018 por Human Rights Center, UC Berkeley School of Law y ACNUR aseguraba que, aunque es difícil tener cifras confiables, entre un 24% y un 80% de las mujeres migrantes y refugiadas experimentan alguna forma de violencia sexual en su tránsito.
Por otro lado, los retos de la pandemia (confinamientos, restricciones a la movilidad, mayor aislamiento, estrés e incertidumbre económica…) han generado un aumento alarmante en los casos de violencia basada en género contra mujeres y niñas en el ámbito privado y en otros espacios.