Casi 800 millones de personas sufren el hambre en el mundo. Cada día se acuestan con hambre y, al despertar, sigue allí, a su lado. Entre estos 800 millones de personas, 300 son menores de edad.
No creo que exista una persona que esté a favor del hambre en el mundo. Si ahora mismo te preguntara cuáles son las cosas que eliminarías de la faz de la Tierra, me apuesto que sin duda una sería la hambruna. Y, entonces, ¿por qué sigue existiendo? ¡Vamos a descubrirlo!

Las causas del hambre en el mundo


No es fácil enumerar todas las causas del hambre en el mundo, porque todas ellas están conectadas y se retroalimentan. Sin embargo, podemos detallar alguna de las razones que más afectan a las personas con las que trabajamos en Ayuda en Acción.

  • La pobreza y exclusión. Para casi 1000 millones de personas que viven (o mejor dicho, intentan sobrevivir) con menos de 1,25 dólares al día, no sufrir hambruna es extremadamente difícil. No tienen acceso a alimentos porque no pueden adquirirlo en unos mercados agrícolas cada vez más orientados hacia la exportación que al consumo local. Los precios están fuera de su alcance y la deficiente alimentación se convierte en una carga que les impide acceder a otros derechos. Con una mala alimentación, la salud se deteriora: se rinde menos en la escuela, se trabaja menos y las embarazadas enfrentan mayores riesgos. La infancia y las personas mayores son quienes sufren las peores consecuencias del hambre en el mundo.

  • El cambio climático. Un gran número de personas ha tenido que abandonar sus hogares porque la tierra donde siempre ha vivido se ha vuelto estéril. La escasez de agua es cada vez más crítica y la desertificación avanza, expulsando a las poblaciones. Naciones Unidas estima que alrededor de 250 millones de personas ya se ven afectadas por este fenómeno. La escasez de tierra fértil aumenta la competencia por ella, y las grandes empresas agroalimentarias tienen más posibilidades de acapararla para producir alimentos destinados al mercado internacional. Además, grandes extensiones de tierra se destinan a monocultivos de combustibles o madera. El uso inadecuado de la tierra, la sobreexplotación, la deforestación, el pastoreo intensivo y el desperdicio del agua son prácticas muy perjudiciales que afectan directamente al clima y agravan el problema del hambre en el mundo.

  • Los conflictos y los desplazamientos. Las guerras y los conflictos armados producen enormes desplazamientos de población. A diario vemos y oímos en las noticias como miles de personas huyen de estas situaciones. Las ONG y las agencias internacionales de desarrollo trabajamos para luchar contra el hambre en el mundo. En las guerras se produce el abandono de la producción agrícola, la confiscación de tierras, la destrucción de los almacenes, la contaminación de los pozos, se bloquean las redes de comunicación y se utiliza el hambre como arma de guerra.


Agricultura y desperdicio: claves para acabar con el hambre en el mundo


 

Si hablamos de las causas del hambre en el mundo, no podemos olvidar mencionar la agricultura y el desperdicio alimentario.

  • El olvido de la agricultura. Paradójicamente, la mayoría de las personas que padecen hambre en el mundo son pequeños agricultores, ganaderos, pescadores… Sin embargo, los gobiernos hacen una escasa inversión para apoyar este tipo de agricultura local. Una agricultura que piensa primero en producir alimentos de consumo local y, después, orientarse a la comercialización en los mercados nacionales e internacionales. Por lo tanto, se convierte en una de las causas de escasez de alimentos en las zonas rurales. Los mercados internacionales de alimentos dirigen toda la producción mundial y, en demasiadas ocasiones, los propios consumidores locales no pueden adquirir los alimentos que se producen en su región, porque son exportados y sus precios inasumibles. La falta de infraestructura y la dificultad de adquirir semillas, aperos de labranza, tierras o agua son el resto de factores que provoca que el olvido de la agricultura local sea otra de las causas del hambre en el mundo.

  • La especulación con los alimentos. Las materas primas y los alimentos también son activos financieros internacionales. La crisis financiera de los últimos años debió gran parte de los flujos de capital al mercado internacional de los alimentos. Entender que los alimentos básicos y el grano son un bien común con el que se puede especular provoca que los alimentos se produzcan en un mercado poco regulado por los gobiernos. Por ejemplo, las compras sobre cosechas futuras no tienen el objetivo de asegurar el precio del producto de los agricultores ante las malas cosechas, sino acaparar activos para especular con ellos. ¿El resultado? Afecta a la inestabilidad del precio de los alimentos y los principales afectados son las poblaciones vulnerables.

  • Desperdicio de los alimentos. ¿Sabías que un tercio de los alimentos que se producen acaban en el cubo de la basura? Esta es otra de las paradojas del hambre en el mundo y, por supuesto, de la mala distribución del mercado de los alimentos. Este desperdicio de comida produce 3300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, una huella de carbono solo un poco menor de la que producen países como Estados Unidos o China.


 

hambre en el mundo

 

Soluciones para frenar el hambre en el mundo


 

Todas estas cifras pueden parecer desorbitadas y nos puede dar la sensación de que poco podemos hacer para combatirlas. En efecto, si lo hacemos solos, nada podremos hacer para frenar el hambre en el mundo. Sin embargo, si cada vez más personas cambiamos algunas de nuestras prácticas podremos caminar hacia un futuro en el que nadie pase hambre en el mundo. ¿Conocemos algunas medidas?

  • Frente a la pobreza y la exclusión, podemos informarnos y adquirir conciencia. ¿Cómo? Difundiendo en nuestras redes sociales las campañas de las muchas ONG que trabajamos contra la pobreza y la exclusión. Podemos colaborar con ellas y, además, exigir a nuestros representantes políticos que aporten el 0.7% de nuestro PIB a la lucha contra la pobreza en el mundo.

  • Frente al olvido de la agricultura local y la especulación de los alimentos, podemos actuar como consumidores responsables. ¡Te damos ideas! Puedes apoyar a los productores locales o el comercio justo que beneficia a los agricultores locales que producen con unos estándares de justicia en toda la cadena alimenticia.

  • Frente a los conflictos y los desplazamientos, podemos exigir que nuestros gobiernos acojan y regulen el flujo de personas desplazadas. Europa acoge a una pequeña parte de las personas refugiadas y desplazas del mundo y las personas migrantes no hacen más que trabajar y contribuir al crecimiento de nuestras sociedades.

  • Frente al desperdicio de los alimentos, la Navidad es quizá la mejor época para comenzar la máxima de “compra solo lo que te vayas a comer”. También podemos sumergirnos en el mundo de la cocina de aprovechamiento y aprender recetas que nos ayuden a aprovechar todo lo que nos sobra.


Intentar hacer cosas pequeñas ante problemas enormes es la única forma de cambiar las cosas y caminar hacia un futuro sostenible y lleno de oportunidades para todas las personas.