Venezuela atraviesa una emergencia humanitaria compleja agravada por la pandemia de la COVID-19. La disminución del tamaño de la economía en los últimos años está correlacionada con una pérdida de empleos masiva y una disminución de la calidad de vida de todos los grupos poblacionales. Pero para la juventud en Venezuela esto es sinónimo de un futuro sin oportunidades. Por eso, para muchos y muchas jóvenes, la única salida es migrar.
La Encuesta Nacional de Juventudes (ENJUVE) 2021 de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) apunta un dato preocupante: la disminución del número de jóvenes de entre 15 y 29 años en el país. Desde 2013 hay más de un millón de jóvenes menos y representan menos de la cuarta parte de la población total de Venezuela.
Empleo, planificación familiar y educación: problemas para la juventud en Venezuela
Ante la falta de oportunidades laborales, casi el 50% de las personas que abandonaron Venezuela tenía entre 15 y 29 años. Se crean así unidades familiares transnacionales, una realidad compleja que requiere un abordaje regional, ya que la mayoría de migrantes se quedan en países vecinos como Colombia o Ecuador.
Sin embargo, la juventud en Venezuela aborda también otros problemas de envergadura: el embarazo adolescente es un problema de salud pública con escasa o nula atención de las autoridades. Venezuela es uno de los países con mayor incidencia del embarazo adolescente de la región. Sumado al colapso de los sistemas de salud pública y la inexistencia de programas de atención en materia de salud sexual y reproductiva, el panorama se presenta desalentador para embarazadas y bebés recién nacidos. Otra razón más para migrar… pero sin formación, porque solo el 8% de las madres jóvenes pueden compatibilizar la tarea de cuidados con la de los estudios.
La educación representa otro de los problemas para la juventud en Venezuela. La proporción de jóvenes entre 18 y 29 años que continúan estudios se ha reducido en 2/3 desde el año 2013. Esto, inevitablemente, repercute en un menor acceso a empleo y consecuentemente, a estándares de vida mínimos. Sin embargo, en un país donde el trabajo informal cada vez está más presente, la juventud con más baja escolaridad dispone de mejores posibilidades para insertarse laboralmente en sectores donde las condiciones son peores.
Violencia en aumento y participación ciudadana baja
Según el Informe anual del Observatorio Venezolano de Violencia en 2019, hubo “5076 niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos jóvenes muertos por causas violentas, de los cuales la mayor proporción, más de la mitad (el 52%), corresponde a jóvenes entre 18 y 24 años de edad”.
La juventud en Venezuela no está movilizada a través de asociaciones u organismos de la sociedad civil: cerca de 1/3 de jóvenes no lo hacen, a pesar de manifestar en un 80% estar apegados a valores democráticos.
Políticas nacionales de juventud
Las políticas públicas dirigidas al sector de la juventud se expresan en dos documentos primordiales: la Ley Nacional de Juventud y su reforma; y el documento titulado Agenda Programática de la juventud, vinculado al Plan de la Patria 2025. En dicho documento se esbozan un conjunto de objetivos, políticas, programas y proyectos orientados a la juventud de Venezuela. Sin embargo, se duda de su aplicación debido a los costes asociados a su implementación.
Nuestro trabajo con la juventud en Venezuela
Debido a nuestra reciente implantación en el país, no hemos iniciado aún programas o proyectos orientados específicamente a la juventud desde Ayuda en Acción. Sin embargo, realizamos a nivel público propuestas para que en el plano humanitario se incorporen acciones de protección, salud sexual y reproductiva, seguridad alimentaria y promoción de los medios de vida para la juventud en Venezuela.
*(Artículo escrito por equipo de la Oficina Nacional de Ayuda en Acción en Venezuela y Noemí García Cabezas)