Adolescentes, esa palabra que, junto a “problemas”, arranca una sonrisa cómplice de los adultos. Admitámoslo, tendemos a romantizar esa etapa de emociones desbordadas, deseos intensos, estímulos constantes y frustraciones diarias. “Son cosas de la edad”, “¡disfruta mientras puedas!”, “los problemas llegan al crecer”, repetimos como si sus preocupaciones no tuvieran peso. Pero, ¿realmente sabemos cuáles son los retos de los adolescentes hoy?

Lejos de ser una “generación de cristal”, podríamos bautizarlos como la generación de la resistencia. Los adolescentes de hoy en día viven una época de profundas contracciones. La generación más conectada del mundo y, a la vez, la más aislada y solitaria. Con grandes aspiraciones de futuro que se quedan en simples deseos cuando el golpe de realidad de la precariedad y la vivienda aparece.

La adolescencia siempre ha sido una etapa compleja (eso no cambia), pero hoy en día parece una carrera sin fin. ¡Vamos a descubrir los principales desafíos que enfrentan los adolescentes!

Los problemas de salud mental en los adolescentes


La adolescencia es, ya de por sí, una época complicada. Pero las dificultades inherentes de este periodo, como la búsqueda de identidad, se suman hoy desafíos sin precedentes. La salud mental de los adolescentes está en crisis.

La ansiedad en jóvenes, trastornos alimenticios, jóvenes con depresión y suicidios han experimentado un aumento preocupante en los últimos años. Los problemas de salud mental en los adolescentes son reales y no deberíamos ignorarlos ni minimizarlos. De hecho, uno de cada cuatro jóvenes en España confiesa que se siente solo o sola, según el Estudio sobre la juventud y la soledad no deseada en España.

Vivimos en una era en la que la interacción social parece más accesible que nunca, donde un mensaje, una foto o un "me gusta" están a solo un clic de distancia. Sin embargo, este tipo de interacción no reemplaza las conexiones profundas y significativas, de hecho, acentúa la soledad en la adolescencia. Las redes sociales, aunque conectan superficialmente, han generado una cultura donde la imagen y la validación pública son más importantes que la interacción genuina. El estudio de Ayuda en Acción subraya que muchos adolescentes, a pesar de estar rodeados de "amigos" en línea, no tienen a nadie con quien hablar de sus problemas o emociones más profundas. Esta desconexión emocional es, en muchos casos, devastadora para su bienestar mental.

La precariedad laboral de los jóvenes


Pero los adolescentes no solo enfrentan al problema de un entorno digital tóxico; también deben lidiar con un mercado laboral en crisis. Durante décadas, el mensaje ha sido claro: estudia, consigue un buen título y tendrás un futuro asegurado. Hoy, esa promesa parece más una fábula.

Los adolescentes ven un futuro lleno de incertidumbre, y esa incertidumbre es aplastante. ¿Cómo elegir una carrera cuando seguramente no tengas una oportunidad de trabajo cuando la acabes? La ansiedad sobre el futuro es un compañero constante para muchos adolescentes, y la sensación de que deben ser exitosos desde temprana edad solo añade más peso a sus ya cargadas mochilas emocionales.

El estudio de Ayuda en Acción lo deja claro: la precariedad laboral es otro factor clave en la salud mental de los jóvenes. La vida de los adolescentes está marcada por la incertidumbre respecto al futuro, lo que agrava aún más la sensación de soledad y ansiedad en los jóvenes.

El acoso escolar: otro problema entre los adolescentes


En este contexto, no podemos ignorar el impacto del acoso escolar, otro de las grandes problemáticas que afecta a los adolescentes. El bullying, ya sea físico o psicológico, no solo genera un profundo dolor en quienes lo sufren, sino que también contribuye al aislamiento social y emocional. Los jóvenes que son víctimas de acoso tienden a retraerse, a sentirse incomprendidos e incapaces de integrarse en su entorno. El Consejo Escolar del Estado indica que uno de cada cuatro estudiantes ha experimentado acoso en algún momento de su vida escolar, una estadística estremecedora que muestra el alcance del problema.

El acoso, especialmente cuando se combina con la presión de las redes sociales, refuerza la sensación de soledad. Muchos adolescentes que son víctimas de bullying también sufren ciberbullying, lo que significa que el hostigamiento no termina cuando salen de la escuela, sino que continúa en sus teléfonos, a través de mensajes o comentarios malintencionados. El informe de Ayuda en Acción destaca cómo estos jóvenes enfrentan una desconexión total con su entorno, creando una herida emocional difícil de sanar sin el apoyo adecuado.

Las preocupaciones de los adolescentes: la crisis climática


A esta ecuación se suma el cambio climático. La juventud es consciente de que el planeta que habitarán en su adultez está en peligro. Pero, muchos sienten que los adultos no están haciendo lo suficiente para salvarlo. Es una generación activista, sí, pero también cansada. Han tomado las riendas de movimientos globales como Fridays for Future, exigiendo acción real, pero la respuesta de los líderes mundiales ha sido tibia en el mejor de los casos. Cargan con la responsabilidad de cambiar el curso de una crisis que no provocaron, y es comprensible que el peso de esta tarea genere una mezcla de desesperanza y frustración.

Las soluciones a los problemas de los adolescentes


¿Qué podemos hacer ante todo esto? La respuesta no es simple. Pero lo que está claro es que los adolescentes necesitan apoyo, y lo necesitan ahora. Necesitan un entorno donde la salud mental sea una prioridad, donde se les permita cometer errores, donde no se les imponga el éxito a una edad temprana. Necesitan adultos que les escuchen, no que les sermoneen. Necesitan un respiro de las presiones que les estamos imponiendo, muchas veces de manera inconsciente. El sistema educativo también debe replantearse. En lugar de empujarlos a ser productivos y competitivos desde la adolescencia, deberíamos fomentar su creatividad, su pensamiento crítico y su bienestar emocional y darles oportunidades.

Esta generación tiene un potencial increíble, pero si seguimos empujándola al límite, nos arriesgamos a perderla. Necesitamos un cambio profundo en la manera en que nos relacionamos con nuestros adolescentes, en la forma en que los educamos y, más importante aún, en cómo los escuchamos. Si no lo hacemos, el laberinto en el que están atrapados seguirá creciendo, hasta que se sientan completamente perdidos.

Ellos no solo son el futuro, son también el presente. Y en nuestras manos está ayudarlos a encontrar la salida.