Desde tiempos ancestrales, el rol de los cuidados ha estado ligado a las mujeres. Los hombres se dedicaban a trabajar para mantener a la familia y ellas al cuidado de los niños, las personas mayores y dependientes y, por supuesto, el hogar. Esta situación no cambió con la incorporación de la mujer al mundo laboral. Todavía hoy mucha gente se asombra si un hombre opta a un contrato parcial o una excedencia para cuidar a su familia; no sorprende tanto, sin embargo, que sea la mujer quien tome esta decisión.
Mujeres y cuidados: algunos datos
- En España, el 94,18% de las personas que trabajan a tiempo parcial son mujeres. Es decir, por cada hombre con un contrato de este tipo hay 16 mujeres.
- La OIT estimaba en 2019 que, si se mantenía el ritmo de los últimos años, la brecha de género en los cuidados tardaría más de dos siglos en cerrarse.
- Según una encuesta impulsada por la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Ciencia e Innovación, alrededor del 50% de las investigadoras se responsabilizaron de la limpieza del hogar y el 43,8% asumió las responsabilidades de cuidados durante el confinamiento. Por su parte, el 20% de los hombres se encargó de la limpieza y el 18,3% de los hombres asumió las responsabilidades de cuidados.
- Mujer, de entre 45 y 64 años y que habita en la misma vivienda que la persona cuidada. Este es el principal perfil del cuidador de personas dependientes y mayores en España.
- El pasado mes de junio, se estimaba que casi las tres cuartas partes de los trabajadores y trabajadoras domésticas del mundo -55 millones- podrían perder su empleo como resultado de la COVID-19. Una gran parte de ellos (37 millones) son mujeres.
- Según la OIT, durante la segunda mitad de 2020 los salarios de las mujeres se han reducido casi un 15% (frente al 11,3% de los hombres). Esto es debido a la pérdida de empleo y el descenso en el número de horas trabajadas.
- La brecha salarial entre hombres y mujeres se sitúa en el 23%, una cifra que se remonta a los registros de 2013. El salario medio anual de los hombres en 2019 fue de 22.875 euros, el de las mujeres, 17.927 euros.
- Más del 80% de los hogares monoparentales en España están liderados por una mujer.
- Según la OIT, en América Latina y el Caribe, una quinta parte de la población trabaja en sectores vinculados al cuidado de forma remunerada; la mayoría son mujeres. El sector constituye más de un tercio del empleo femenino.
En España, el 94,18% de las personas que trabajan a tiempo parcial son mujeres. Hay mujeres cuidadoras que están rompiendo brechas. Conoce sus testimonios. Clic para tuitear
La corresponsabilidad como solución
Si queremos conseguir una igualdad real para hombres y mujeres, debe ser prioritario romper el estereotipo que vinculan los cuidados con las mujeres. Para ello debemos apostar por la corresponsabilidad dentro de los hogares. Pero, ¿qué es? Se trata del reparto igualitario entre hombres y mujeres de las tareas domésticas y las responsabilidades familiares. Esto incluye la organización, el cuidado y la educación de las personas dependientes (mayores, niños y niñas) dentro del hogar.
Una familia en la que todos aportan su granito
El hijo mayor de Fouzia hace su cama y es el encargado de poner y quitar la mesa cuando comen. El pequeño, que tiene seis años, “ya hace cosas acordes a su edad como recoger sus juguetes o echar su ropa sucia en el cesto”.
En su casa la responsabilidad es compartida entre todos los miembros de su familia, e incluso se indigna cuando le preguntan si su marido ‘colabora’ en casa.
"¡Cómo no va ayudarme! Si yo estoy trabajando y él no lo hace, ¡cómo no va a cuidar a sus hijos! Es cierto que hay hombres que les da igual, trabajen o no, piensan que las mujeres tienen que encargarse de la crianza de los hijos, pero eso no pasa en mi casa".
Su marido trabaja como albañil y no tiene horario fijo. Cuando hace año y medio a Fouzia la contrataron como camarera de piso en un hotel de Alicante, les tocó organizarse.
"Los días que él tenía libres se encargaba de todo: hacer la comida, llevar y recoger a los niños, etc. El problema venía cuando nuestros horarios coincidían, entonces le pedíamos ayuda a mi cuñada que se quedaba con los niños hasta que yo llegaba de trabajar".
Debido a la pandemia, Fouzia se quedó sin trabajo y ahora recae en ella el peso del hogar. Pero recalca que su marido le toma el relevo en cuanto termina su jornada laboral. “En mi casa nos ayudamos los unos a los otros, que es como debe ser”, afirma con rotundidad.
El caso de las familias monoparentales
En casa de Rosa, la situación es más complicada. “Cuando eres madre soltera es muy duro, porque tienes que hacerlo todo: ayudar a los nenes en las tareas, dejarles y recogerles del colegio, cocinar, comprar… A veces me acuesto cansada y me despierto con la mente totalmente agotada. Y solo tengo dos, ¡no me quiero ni imaginar cómo lo hacen otras mujeres que tienen cuatro, cinco o seis!”.
Pero, al igual que Fouzia, también cuenta con dos grandes aliados: sus hijos. El mayor se encarga de fregar y barrer, el pequeño de recoger la mesa, “los fines de semana lava las tazas del desayuno. Tiene ocho años y ¡lo hace bien!”, confiesa orgullosa. Y esto para ella es importante: “es bueno que aprendan porque un día estarán solos y tienen que saber cómo desenvolverse. Y para ello no hace falta que sean hombres o mujeres, todos tenemos que saber”.
La crianza de sus hijos le ha condicionado a la hora de encontrar trabajo. Cuando eran pequeños limpiaba casas por temporadas, un tipo de trabajo que le permitía conciliar. En una ocasión le quisieron contratar en un restaurante, pero lo tuvo que rechazar.
"Era un turno partido y tenía que salir a las doce o las dos de la madrugada, no tenía con quién dejar a mis niños".
Ahora que sus hijos son más mayores podría optar a otros puestos. Sin embargo, le está costando encontrar trabajo debido a la pandemia. Pero no pierde la esperanza. Se está sacando el carnet de conducir y sigue enviando su currículum a cada oferta que encuentra. También continúa aprendiendo en los talleres de Hilvanando culturas que desarrollamos en Alicante, algo que le ayudará a cumplir su sueño: constituir una cooperativa con sus compañeras.
Formaciones que invitan a la corresponsabilidad
Algo está cambiando en la comunidad peruana de Güiro. “En mi hogar antes, yo era la única que trabajaba. Yo me encargaba de lavar, cocinar… de todo. Pero gracias a las charlas y las capacitaciones que nos han dado hemos aprendido a que hay que compartir los quehaceres de la casa”.
La familia de Isabel, junto a otras de su comunidad, ha estado asistiendo a las formaciones de nuestro programa de economía y cuidados. Les ha servido para mejorar su autoestima, conocer sus derechos, a prevenir la violencia intrafamiliar y a desvincular el binomio cuidados y mujeres.
"Ahora todos los integrantes de la familia participamos en la casa, cada uno tiene su tarea y se encarga de cumplirla. Gracias a estas capacitaciones estamos cambiando nuestra forma de vivir y también a nuestros hijos. Les estamos enseñando y preparando para el futuro".