El Sahel es un enigma envuelto en titulares. Como una vieja canción que tarareas, pero nunca terminas de entender la letra.

Las noticias sobre el Sahel inundan los periódicos, las revistas e, incluso, tus redes sociales. Yihadismo, terrorismo, conflicto, África son las palabras más comunes. Pero, ¿qué hay detrás de estos titulares? Es hora de descubrir el Sahel.

El Sahel: poniéndole cara


Al sur del desierto del Sáhara, se encuentra el Sahel, una franja de tierra muy extensa en la que se encuentran varios países. Mauritania, Malí, Níger, Burkina Faso, Chad, Sudán, Eritrea y Etiopía conforman esta zona, caracterizada por un clima árido, estaciones secas y una situación política y social compleja.

El terrorismo yihadista, sequías devastadoras, golpes de Estado, hambrunas. Desde hace años, la región del Sahel afronta grandes desafíos ambientales, sociales y políticos.

Las claves para entender el conflicto del Sahel


En la última década, 2,5 millones de personas han tenido que huir de sus hogares por los conflictos y la violencia en el Sahel Central. A esta cifra alarmante se suman las más de 410.00 personas refugiadas que han buscado protección en los países vecinos. Sin embargo, ¿cuáles son las causas que se esconden tras estos datos tan impactantes?

La combinación devastadora de conflictos armados y crisis climáticas está aumentando en gran medida los niveles de pobreza en la región del Sahel. Este territorio se ha visto gravemente afectado por el terrorismo debido a la falta de gobernabilidad, provocando la proliferación de golpes de Estado y la expansión de grupos extremistas. Como consecuencia, se ha creado un entorno propicio para la corrupción y la violencia.

Además, las tensiones étnicas arraigadas en muchas áreas del Sahel han desencadenado numerosos conflictos locales, a menudo relacionados con la disputa por recursos básicos como tierras, pastos y agua. Estos enfrentamientos se han visto agravados por los efectos del cambio climático, que han exacerbado la escasez de recursos naturales.

La constante inestabilidad en la región ha provocado un aumento descontrolado en la crisis de desplazamiento, ya que los ataques contra la población civil no cesan y la inseguridad y la pobreza continúan en aumento. Según estimaciones de la ONU, más de 5.000 escuelas están cerradas o no operativas y muchos centros de salud no están funcionando, dejando a la población sin acceso a servicios básicos.

La estación del hambre


El Sahel es una de las regiones más afectadas por el cambio climático en el mundo. El aumento de las temperaturas en la región es preocupante, pues supera 1,5 veces la media mundial. Las inundaciones y las sequías son cada vez más frecuentes e intensas. Como consecuencia, la tierra que se puede cultivar se está reduciendo a un ritmo alarmante. ¿El resultado? Una tremenda falta de alimentos y agua que pone en una situación muy vulnerable a toda la población.

La agricultura del Sahel se basa principalmente en la producción de cereales (mijo, sorgo, maíz, fonio, etc.). De hecho, más del 90% de sus habitantes depende de la agricultura de subsistencia. Esta agricultura tiene una peculiaridad muy importante: depende completamente de las lluvias. Como consecuencia, las sequías están provocando un hambre generalizado en toda la población, especialmente en la época conocida como estación del hambre.

La estación del hambre es un período que comienza con la llegada del verano, en junio, y se mantiene hasta octubre. Durante esta época los alimentos producidos en la cosecha anterior se comienzan a agotar y se hacen más costosos y difíciles de adquirir, aumentando aún más la inseguridad alimentaria existente en la región.

Ayuda en Acción en el Sahel


Ante esta situación humanitaria tan alarmante que vive la región, Ayuda en Acción lucha contra la desnutrición y ofrece una solución a largo plazo para garantizar un mejor futuro a la población en Níger y Mali. ¿Cómo lo hacemos?

Nuestra principal apuesta es la harina fortificada. Para hace frente a la grave desnutrición que sufren los niños, niñas y adultos, distribuimos una harina hecha con producto local y un fuerte aporte nutricional. Esta harina logra prevenir la desnutrición y garantizar el buen desarrollo de los niños y niñas. Pero esto no se queda aquí, ¡vamos un paso más allá!

Además de ayudar a reducir la inseguridad alimentaria, apoyamos la producción y comercialización de este alimento y construimos una fábrica de harina en Telemccess gestionada por mujeres para crear oportunidades de empleo.

Y ahora te estarás preguntando, ¿qué hacemos con la harina? Enseñamos a las madres a cocinar esta harina fortificada y promovemos hábitos de higiene para prevenir enfermedades.