La sanidad en África es una carencia más en su larga lista de derechos. Si hablamos de cuál es el coste de la salud en África, nos encontramos con que para la mayoría de su población resulta casi imposible ir al médico, ya que 300 millones de personas viven en situación de pobreza en el continente. Esto hace que muchas personas pierdan la vida por cuestiones que en países como España nos parece totalmente increíble.
África es un continente extenso y variado en cuando a cultura, modos de vida y situación económica, por eso es difícil establecer una cifra concreta cuando hablamos de cuánto cuesta la sanidad en África: los medicamentos, las consultas, ... Podemos hablar sin embargo del coste de las vacunas: según la ONG Médicos sin Fronteras en su estudio “La mejor vacuna, por un acceso sin barreras a vacunas”, el coste de inmunizar a un niño en África era 68 veces más caro en 2016 que en 2001. Si en el año 2001 vacunar a un niño en África costaba 0,57 €, en 2014 pasó a costar 39,25€. En Mozambique, cada dosis de cualquier vacuna costaba en 2017 aproximadamente 0,18€. Pero a este gasto hay que añadir la consulta médica y la pérdida de la jornada laboral durante varios días para poder trasladarse al médico más cercano. Eso haría que cada familia gaste unos 280 euros por niño vacunado, algo que la sanidad en África esté totalmente fuera del alcance de muchas personas.
El coste del sistema sanitario en África
La sanidad en África, como vemos, tiene costes inasumibles para muchas familias a pesar de las innumerables enfermedades que necesitan ser tratadas en este continente. Las principales causas de mortalidad son las infecciones respiratorias como la neumonía o la tuberculosis, pero también el VIH, la malaria y la diarrea (esta última es la principal causa de muerte en menores de cinco años). Y por supuesto, la desnutrición: un tratamiento contra la desnutrición aguda en la infancia cuesta alrededor de 40 euros, un coste inasumible para muchas familias.
Tan problemático es cuánto cuesta ir al médico en África como la falta de profesionales en una región donde la pobreza impide a gran parte de su juventud ir a la universidad y formarse en medicina o enfermería. En África las cifras nos dicen que existen dos médicos y 15,5 camas hospitalarias por cada 10.000 habitantes. La Organización Mundial de la Salud estima que debe haber al menos 23 trabajadores sanitarios por cada 10.000 personas para cubrir las necesidades de atención primaria. La mayoría de los países africanos quedan muy por debajo de la cifra.
Si bien existen muchas ONG que desarrollan un trabajo sanitario en África atendiendo poblaciones que no pueden acceder al médico por el alto coste, aún existen zonas a las que la medicina aún no llega. Si hablamos de medicamentos, la disponibilidad de medicamentos genéricos en países como Uganda, Congo o Ghana están en un 20%, 21,2% o 17,9% respectivamente en el sistema público, según establece la OMS en el Informe Regional sobre Salud en África.
Sanidad en África: el caso de Mozambique
Mozambique es uno de los países menos desarrollados del mundo (su Índice de Desarrollo Humano lo sitúa en la posición 180 de 189 países). De entre los múltiples retos que enfrenta, el acceso a la salud es uno de los más destacados. Y no se trata de un desafío único de Mozambique, sino de un problema común en el continente. En África faltan médicos. Para que nos hagamos una idea, si en España hay un médico por cada 250 habitantes, en África hay uno por cada 10.000 personas. Y no es que falten solo médicos, falta personal sanitario en general, pues muchas necesidades de salud básicas tampoco cuentan con personal suficiente (pensemos en una comadrona, un enfermero, una doctora comunitaria…). En definitiva, la atención primaria de calidad y accesible, base de la cobertura sanitaria universal, está lejos de conseguirse.
¿Qué más barreras enfrenta la salud mozambiqueña? En la provincia norteña de Cabo Delgado, una de las más pobres del país y donde trabajamos, algunas de las principales son:
Transporte: el 70% de la población mozambiqueña vive en zonas rurales y con difícil acceso al sistema sanitario. En la aldea de Nanjua (Cabo Delgado), por ejemplo, sus habitantes tienen que caminar más de 30 minutos para llegar al centro de salud más próximo, donde además los recursos son muy limitados. Para intervenciones mayores, el centro más cercano está a más de una hora de camino. Ni autobús, ni coche… Los pies son el único medio de transporte en la zona.
Atención insuficiente: una vez en el centro de salud, la falta de personal obliga a los pacientes a esperar durante horas. La visita al médico implica en ocasiones pasar todo un día fuera de casa, lo que significa dejar de lado el cuidado de los hijos, el hogar, el ganado o el campo, un lujo que pocas familias pueden permitirse.
Acceso a medicamentos: medicamentos básicos como los analgésicos o los relacionados con la diarrea o la malaria suelen estar disponibles en los centros de salud y cuestan alrededor de 10 meticales cada uno (unos 15 céntimos). Sin embargo, cuando no hay stock suficiente su precio en las farmacias asciende a 200 meticales (alrededor de 3 euros).
Peso de la medicina tradicional: como indica la propia ministra de Sanidad del país, Nazira Abdula, el 90% de la población acude antes a la medicina tradicional que a un hospital. Muchas personas confían su salud a curanderos y solo acuden al hospital cuando su situación es crítica, lo cual no hace más que agravar las altas tasas de malaria, tuberculosis y sida, las tres enfermedades que más muertes producen en un país.
Hace más de 20 años que desde Ayuda en Acción trabajamos en Mozambique para mejorar las condiciones de salud de miles de personas. Así, parte de nuestra intervención se centra en apoyar la alimentación, el bienestar, la higiene y el acceso a agua y saneamiento principalmente de mujeres, niños y niñas en situación de vulnerabilidad.