Este año no ha sido fácil para nadie… para los niños y niñas apadrinados tampoco. Decimos que 2020 es un año para olvidar pero sabemos que todos y todas lo recordaremos. Todas las personas del mundo hemos sufrido las consecuencias del coronavirus pero no a todas nos ha afectado igual. La infancia que vive en situación de vulnerabilidad es sin duda uno de los colectivos que más notará los efectos de la COVID-19. Con ella trabajamos en muchos lugares del mundo a través del apadrinamiento. Hoy les hemos preguntado por sus deseos para el próximo año.

Los niños y niñas apadrinados en Bolivia piden unidad y solidaridad


Niño apadrinado en BoliviaEber Leonel no se separa de su cartel de gracias cuando nos explica qué le pide al nuevo año: “pedimos estar siempre con nuestras familias: unidos y juntos, para que la solidaridad crezca más”. Por su parte, Zulma piensa en su familia, para la que pide mucha salud. No olvidemos que Bolivia ha sido uno de los países de América Latina donde más ha impactado el virus (en noviembre se contabilizaban más de 143.000 casos confirmados). Allí hemos trabajado kilómetro a kilómetro en lo que hemos llamado la “Caravana de esperanza para la niñez, familias y comunidades frente al COVID-19”, que ha llevado ayuda a más 28.000 personas de los departamentos de Tarija, Chuquisaca, Potosí, Beni y La Paz. Niña apadrinada en Bolivia

La infancia no es ajena a otros problemas que ocurren al margen de la pandemia. Sebastián Andrés, de Muyupampa, expresa firmemente su deseo para el próximo año: “que no nos falte el agua para mi pueblo y para nuestra huerta”. Y es que dentro de los programas de apadrinamiento no solo mejoramos la vida de los niños y niñas apadrinados, sino de toda la comunidad. Ello pasa por mejorar las economías familiares. Cuando gran parte de la población se dedica a la agricultura, es importante prepararlos de cara a los riesgos del cambio climático. Por eso Sebastián nos da las gracias por las mangueras y las mejoras en el riego que hemos instalado en su comunidad.

Ayuda en Acción, a través del apadrinamiento, tiene en marcha proyectos de huertos familiares y escolares que mejoran la calidad del medio ambiente al mismo tiempo que la economía de las familias.

Niño apadrinado en Bolivia

Nicaragua: los niños y niñas apadrinados piden volver a jugar como antes


Rosa vive en la comunidad Ojo de Agua y es ya casi adolescente, pero aún forma parte de nuestros programas de apadrinamiento. Para esta Navidad, Rosa desea estar con su familia: “mi primita va a tener su promoción de 6º grado y quiero celebrar con ella, por la pandemia no la he podido ver porque tenemos miedo a salir”, dice emocionada. Rosa está deseando “que este año ya termine porque quiero jugar con mis amigos como antes”.

Niño apadrinado en NicaraguaElvin Joan, por su parte, quiere que las cosas cambien para su comunidad: “me gustaría que en Guabo Tope podamos salir adelante y que mis padres estén bien de salud para seguir apoyándome con los estudios”. Pero cuando le preguntamos qué pide para la infancia por Navidad lo tiene claro: “ojalá todos los niños y niñas del mundo tuviéramos juguetes para divertirnos, compartir y celebrar juntos cada momento”.

Freddy es otro de los niños apadrinados en Nicaragua. Vive en la comunidad Encuentros de Cuje Talpaneca y a pesar de que solamente tiene siete años, tiene claros sus sueños: “mi sueño para el próximo año es que todos los niños y niñas de mi comunidad podamos tener un juguete para reunirnos y jugar todas las tardes en el campito”.Niño apadrinado en Nicaragua

A su lado, Anielka nos cuenta su deseo: “que todas las personas de mi comunidad tengan que comer y que los niños y niñas no falten en la escuela, donde la profesora siempre nos enseña con amor y paciencia”. Niñas y niños como ellos, que son apadrinados por padrinos y madrinas de Ayuda en Acción, saben que la ayuda que llega no es solo para ellos. A través de las actividades de vínculo solidario aprenden y conocen los derechos que les pertenecen por ser niños y niñas. Pero también, en un ejercicio de solidaridad, aprenden que la ayuda que llega desde tan lejos, tiene que destinarse a mejorar cada pequeño aspecto de su comunidad. Porque para avanzar en derechos y oportunidades, solo es posible hacerlo de forma conjunta.Niña apadrinada en Nicaragua

“Que siempre tengamos comida en la casa”. Es el deseo de Navidad de Gerald, de la comunidad Los Rancos Talpaneca. Y es que en Nicaragua gran parte de la población no tiene acceso a servicios más básicos. En medio de una pandemia donde hemos llegado a más de 99.000 personas, ha aparecido un nuevo riesgo que pone en una situación de mayor desventaja a la infancia. Los huracanes Eta e Iota arrasaron en noviembre gran parte del país. Las familias de los niños y niñas apadrinados han recibido durante todo este tiempo apoyo en forma de kits de higiene, bioseguridad o paquetes de alimentación.Niño apadrinado en Nicaragua

En Ecuador los niños y niñas desean volver al colegio


Ecuador fue el epicentro de la pandemia en América Latina durante las primeras semanas. La situación era muy preocupante y por eso desde Ayuda en Acción participamos en el consorcio que envió respiradores de código abierto y bajo coste. En el país, muchos niños y niñas apadrinados no han visto nunca un semáforo, pues viven en comunidades recónditas y alejadas. Sin embargo, todos y todas saben que ahora son los colores de un semáforo los que marcan el ritmo de sus vidas.

Cuando hemos preguntado a los niños y niñas apadrinados en Ecuador sobre sus deseos para el próximo año, casi en la totalidad de los mensajes se repite una misma cosa: quieren volver a la escuela. “Mi deseo es que la pandemia pronto termine para poder regresar a mi colegio, porque extraño mucho a mis compañeras y profesoras”, nos dice Paola, de la comunidad El Ángel, en Carchi. Dana Jimabel, de Salima (Esmeraldas), quiere “ir a la escuela y jugar normalmente”; Darío Josué desea regresar a la escuela con su profesora y jugar son sus amigos; Fiorela, de Chazo (Tungurahua) quiere “regresar las aulas y que vivamos todos felices”. Pero quien más claro lo tiene es Juan David, de Pucara Centro: “solo deseo que encuentren la cura para el coronavirus”.

Honduras: deseos para la infancia


Niña apadrinada de HondurasChelsey vive en el departamento de Gracias a Dios, concretamente en la comunidad de Batalla, del municipio Juan Francisco Bulnes. Su deseo es "tener útiles y alimentos para la comunidad y mi familia, salud y que sea un año productivo", pero no olvida tampoco los deseos que le afectan más a ella personalmente: "quiero ir el próximo año a la escuela y jugar con mis amigos". En eso coincide con Germán, del municipio Brus Laguna: "me gustaría volver a la escuela para estudiar y jugar mucho con mis amigos, deseo que todos los niños de mi país reciban regalos estas fiestas". En eso coincide Alexander, un niño que, debido a los huracanes Eta e Iota, se encuentra separado de sus padres: "ojalá pudiera abrir regalos con mamá y papá porque ahora no estoy con ellos, ellos están en otro lado por las tormentas, yo ahora vivo con mi tía pero en Navidad nos veremos".

Todo el equipo de Ayuda en Acción compartimos sus deseos y trabajamos sin descanso para que se cumplan.

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