El camino hacia el fin de la pobreza avanza, pero a un paso muy lento. Desde el año 2000 se ha conseguido reducir a la mitad la tasa de pobreza mundial, pero sigue siendo uno de los grandes males de nuestro tiempo.

El 70% de la pobreza se concentra en Asia meridional y África, el continente que padece los mayores índices de precariedad. En África Subsahariana, la pobreza afecta al 42% de la población. Sin embargo, este problema no es exclusivo de estas regiones; ningún país está libre de los devastadores efectos de la pobreza. De hecho, unos 738 millones de niños de los países más ricos crecen en la pobreza, debido al aumento de la desigualdad. Por eso, el Objetivo de Desarrollo número 1 es claro: ¡pongamos fin a la pobreza!

¿Cómo podemos definir la pobreza?


La pobreza tiene múltiples caras y puede manifestarse de diferentes maneras. No tener acceso a agua potable o no poder mantener la calefacción en invierno son solo dos ejemplos de cómo se vive la pobreza en distintos contextos.

La ONU, en su intento por unificar la medición del nivel de vida, ha desarrollado un parámetro estadístico conocido como el Índice de Pobreza Humana (IPH), que evalúa la pobreza a través de tres dimensiones: una vida larga y saludables, el acceso al conocimiento y un nivel de vida digno. Este índice considera factores como la tasa de analfabetismo y la posibilidad de vivir más allá de cierta edad, adaptándose según se mida en países en desarrollo o en miembros de la OCDE.


Objetivos de Desarrollo Sostenible para erradicar la pobreza extrema


La pobreza no es solo un problema económico, es una cuestión de derechos humanos. Hambre, malnutrición, falta de acceso a educación y vivienda digna son solo algunas de las privaciones que sufren quienes viven en la pobreza. De ahí la importancia del ODS 1: poner fin a la pobreza.

Además, luchar contra la pobreza no es solo un acto de empatía; la ONU advierte que la desigualdad perjudica el crecimiento económico, socava la cohesión social y puede alimentar conflictos.

Entonces, ¿es posible alcanzar el ODS 1? Según el economista Jeffrey Sachs poner fin a la pobreza extrema antes de 2030 tiene un coste que podemos asumir. Concretamente, 175.000 millones de dólares al año. ¿Te parece mucho? Es menos del 1% de los ingresos conjuntos de los países más ricos del mundo.

El ODS 1 es un objetivo real que podemos conseguir. Entonces, ¿cuáles son las cinco metas que tenemos que alcanzar antes de 2030?

  • Erradicar la pobreza extrema

  • Reducir a la mitad la población que vive en la pobreza de acuerdo con los criterios nacionales.

  • Mejorar las medidas de protección social.

  • Garantizar el derecho a los recursos económicos, y el acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control de las tierras y otros bienes, la herencia, los recursos naturales, las nuevas tecnologías y los servicios financieros, incluida la microfinanciación.


Impacto de la pobreza en la educación y salud de las comunidades


La pobreza afecta profundamente la educación y la salud, perpetuando un ciclo de desigualdad. En educación, muchas familias pobres no pueden costear materiales escolares o transporte, y muchos niños abandonan la escuela para ayudar a sus familias. Además, las escuelas en áreas desfavorecidas suelen carecer de infraestructura y personal capacitado, lo que perpetúa la pobreza de generación en generación.

En salud, el acceso limitado a servicios médicos esenciales en comunidades pobres aumenta la incidencia de enfermedades prevenibles y reduce la esperanza de vida. La malnutrición afecta gravemente el desarrollo infantil, y la falta de agua potable y saneamiento adecuado agrava la situación. Romper este ciclo requiere intervenciones integrales que aborden tanto la educación como la salud, asegurando oportunidades para todos.

 

Iniciativas locales y globales para acabar con la pobreza en el mundo


Muchas iniciativas locales y globales tienen como meta alcanzar el ODS 1. Poner fin a la pobreza está también en el ADN de Ayuda en Acción.

En Ayuda en Acción trabajamos en las zonas más desfavorecidas del mundo para crear un futuro lleno de oportunidades. ¿Cómo lo conseguimos? ¡Veamos un ejemplo!

En África, brindamos educación sobre cultivos o economías y creamos grupos de ahorro y préstamos que permiten prosperar a los colectivos más vulnerables. Las mujeres, a través de microfinanciación, pueden acceder a pequeños préstamos que les permiten iniciar negocios, como granjas de gallinas o huertas comunitarias, impulsando así la prosperidad de toda la comunidad.

Nuestro trabajo no se queda ahí. Desde Ayuda en Acción también trabajamos para acabar con la pobreza en países desarrollados como el nuestro, donde un 30% de la infancia vive en riesgo de pobreza y exclusión social. A través del programa “Aquí también”, proporcionamos becas para el comedor y material escolar o trabajamos la alfabetización de padres y madres de origen extranjero.

¡Juntos podemos acabar con la pobreza y construir un mundo más justo y equitativo!