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España es este año el país encargado de acoger la 25ª Cumbre del Clima, también llamada Conferencia de las Partes (COP). Se trata del evento más importante a nivel mundial sobre cambio climático. De él saldrá la ruta que la comunidad internacional se marque para frenar un desafío que ya no entiende de prórrogas ni fronteras. Descubre cómo trabajamos desde Ayuda en Acción para responder a la emergencia climática.
¿Por qué trabajamos frente al cambio climático?
Pobreza, hambre, exclusión, desigualdades, migraciones forzosas… El cambio climático está detrás de muchas de las problemáticas que enfrentamos a diario. Por ello, para generar verdaderos cambios en los países donde trabajamos:
Ponemos siempre las personas en el centro de nuestra intervención.
Diseñamos soluciones sostenibles: el respeto al medio ambiente y el desarrollo sostenible son una exigencia en todos nuestros proyectos. Cada mejora que consigamos, sea en el ámbito que sea, debe ayudar a vivir con dignidad a las generaciones presentes, pero sin poner en riesgo a las futuras.
¿Cómo respondemos a este desafío?
Desde hace 38 años, ayudamos a las familias más vulnerables a adaptar su forma de vida para afrontar el cambio climático, así como a reducir todo lo posible sus efectos asociados (sequía, aumento de las temperaturas, inundaciones…). ¿Cómo lo conseguimos?
Agricultura sostenible: para garantizar la seguridad alimentaria de las personas a las que ayudamos, impulsamos una agricultura sostenible y adaptada a un clima cada vez más cambiante. Por ejemplo, para evitar las emisiones de CO2 provocadas por los insecticidas, optamos por el control biológico de las plagas en las fincas agrícolas.
Agua potable: trabajamos para lograr el acceso sostenible a agua potable, sobre todo en aquellas zonas más castigadas por la sequía y la desertificación.
Energías sostenibles: fomentamos energías limpias y renovables en nuestros proyectos. Por ejemplo, instalamos paneles solares fotovoltaicos para llevar electricidad a las casas y empleamos estufas o fogones mejorados; soluciones que nos permiten reducir problemas como la deforestación o las emisiones de CO2.
Formación: fortalecemos las capacidades de las comunidades para que conozcan las principales amenazas y riesgos asociados al cambio climático.
Investigación: investigamos y analizamos los impactos del clima a escala local. De esta manera, ayudamos a las comunidades a tomar mejores decisiones en cuestiones como qué cultivar, cuándo cosechar o cómo conservar mejor su producción, entre otras.
Incidencia: asesoramos a los tomadores de decisiones locales y nacionales para que adopten medidas eficaces en torno la emergencia climática. En Honduras, por ejemplo, hemos ayudado a diseñar el plan nacional de adaptación al cambio climático.
Proyectos de Ayuda en Acción sobre cambio climático
Son muchos los proyectos en los que trabajamos para hacer frente al cambio climático, te contamos algunos de los más destacados:
1. Protegemos los melocotoneros en Bolivia
Las comunidades alto andinas de Bolivia están viendo cómo el cultivo del melocotón, su principal recurso económico, está en peligro. ¿La razón? Las sequías y heladas que azotan sus plantaciones están poniendo en peligro la producción de esta fruta, que en el país recibe el nombre de durazno. La seguridad alimentaria de muchas familias está en juego. Para apoyarlas, estamos trabajando en equipo junto a centros de investigación, agentes de cooperación y socios locales para diseñar una innovadora estrategia de cultivo que sea más sostenible y permita obtener duraznos más resistentes al cambio climático. El proyecto, que cuenta con el apoyo de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo, prevé mejorar la vida de más de 800 personas.
2. Restauramos manglares en El Salvador
Los manglares constituyen uno de los ecosistemas más valiosos y a la vez amenazados del mundo. Son el hábitat para una gran variedad de especies animales, garantizan la seguridad alimentaria de muchas personas y forman una barrera natural contra las tormentas o el aumento del nivel del mar, entre otras amenazas. Por si fuera poco, almacenan una gran cantidad de CO2, lo que ayuda enormemente a frenar el calentamiento global. En El Salvador estamos mejorando los medios de vida de más de 4.000 personas gracias a la restauración de 5.000 hectáreas de bosque de manglar. El proyecto cuenta con el apoyo del Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES).
3. Luchamos contra el hambre en Etiopía
Etiopía es uno de los países africanos menos desarrollados mundo, también uno de los más castigados por el cambio climático. Para frenar los niveles de pobreza y hambre asociados, trabajamos en los distritos de Arsi-Robe, Tena y Amigna para hacer frente a tres retos:
• Inseguridad alimentaria
• Altas cifras de desempleo juvenil
• Migración, tanto interna como externa, de quienes abandonan su hogar en busca de oportunidades
Con esta intervención, cofinanciado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), damos continuidad a un proyecto que finalizó el pasado verano y que mejoró la vida de más de 20 mil personas en el país africano.
4. Facilitamos el acceso a la energía en Honduras
En Honduras, ceca de un 66% de la población vive en situación de pobreza. Si nos acercamos a las zonas rurales e indígenas, donde trabajamos, el problema empeora. Allí, 1 de cada 4 personas vive en la pobreza extrema, que adopta múltiples caras. Una de ellas es la pobreza energética, contra la que luchamos en el municipio de Yoro. Con el apoyo de la AECID, estamos facilitando placas solares para que más de 980 familias indígenas y mestizas puedan tener electricidad en casa.
5. Mejoramos la alimentación en el Corredor Seco de Guatemala
Guatemala pertenece al Corredor Seco Centroamericano, una zona especialmente castigada por efectos del cambio climático como la sequía. En la Microcuenca de Shalaguá, formamos a las familias indígenas chortís en técnicas de agricultura sostenibles, así como formas de conservación y uso sostenible de los recursos naturales. También asesoramos a las autoridades en aspectos como la gestión de los riesgos climáticos del lugar.
