Una nueva caravana migrante parte desde Honduras hacia Estados Unidos para cumplir eso que se conoce como “el sueño americano”. Estas caravanas surgen de forma recurrente y cíclica. En octubre de 2018 comenzó la primera de ellas y desde ese momento, el foco mediático se coloca periódicamente sobre un asunto que para los Estados plantea un problema y para las personas que migran, un salvavidas. Como decíamos hace un par de años, no existen muros lo suficientemente altos cuando se trata de salvar la vida.


Antecedentes de las caravanas de migrantes


Desde 2018 se han sucedido más de media docena de caravanas migrantes desde el Triángulo Norte Centroamericano (El Salvador, Honduras y Guatemala). La mayoría de estos caminantes recorren a pie cientos de kilómetros sin preparación y con su toda su vida (y sus esperanzas) guardada en una mochila.


Según la Organización Internacional para las Migraciones, la mayoría de las personas que en los últimos años se han sumado a una de estas caravanas lo hacen mayoritariamente para mejorar sus condiciones de vida. La segunda de las causas que lleva a miles de personas a migrar es la situación de violencia e inseguridad con la que se convive en la región. Por último, muchas personas migrantes lo hacen para lograr la reunificación con el resto de la familia, que ya migró previamente a EE.UU.


La primera caravana migrante de 2021 sale de Honduras


En los primeros días de 2021 se preveía que en la caravana que se estaba preparando pudieran salir hasta 15.000 personas. Finalmente, la cifra fue menor. A los 250 que salieron el 13 de enero se fueron sumando más. Se estima que entre 5.000 y 7.000 personas hondureñas decidieron iniciar de nuevo una huida hacia la esperanza. Son las personas que todo el mundo ha visto rompiendo el cerco de seguridad policial en la frontera de Chiquimula (Guatemala).


Diversos motivos han provocado la reactivación de las caravanas migrantes:


La relajación de las medidas de restricción a la movilidad


La mejora de la situación en relación a la COVID-19 ha hecho que los controles a la movilidad no sean tan estrictos como en los últimos meses.


La esperanza por el cambio de gobierno en EE.UU.


El presidente Biden en campaña electoral prometió un enfoque más humano en cuanto a temas migratorios. Pese a que probablemente no haya cambios inmediatos en las políticas migratorias que flexibilicen las condiciones para llegar a Norteamérica, muchas personas tienen esperanza en el cambio.


Nuestro responsable de incidencia política, Alberto Casado, ha querido valorar este asunto:



No significa que la situación vaya a cambiar de la noche a la mañana, pero entre las 17 primeras medidas adoptadas por el nuevo Presidente hay algunas que se refieren directamente al tema migratorio y a la protección de migrantes y solicitantes de asilo, entre otras.



Las nuevas medidas anunciadas no eluden un largo camino de encuentros y desencuentros: “es tiempo de abordar una reforma de la ley migratoria que obligará a pactar con países del sur, que también deberán hacer sus deberes en cuanto a control de la violencia”, señalan desde nuestro departamento de Advocacy.


La continuidad de la situación de pobreza


Esta situación se ha agravado por el impacto de los huracanes Eta e Iota hace unos meses. A pesar de la ayuda de emergencia prestada por organizaciones internacionales, entre las que está Ayuda en Acción, ha sido uno de los motivos que han empujado a miles de personas a iniciar este camino.


Entre 5000 y 7000 migrantes de Honduras han salido en caravana hacia EEUU en los primeros días de 2021. Estos son los motivos que los impulsan. Clic para tuitear


Según Naciones Unidas, Honduras cuenta con 800.707 migrantes, lo que supone un 8,35% de la población. El 81,93% de las personas migrantes de Honduras acaban en EE.UU.


En esta ocasión la caravana migrante ha sido mayor que en ocasiones anteriores puesto que muchas personas tenían los papeles en orden y porque, debido a varios de los factores señalados anteriormente, la pobreza no ha hecho más que aumentar en el último año (actualmente se estima que el 61% de los hogares hondureños vive en condiciones de pobreza, es decir con menos de dos dólares al día). Así mismo, se trata de una caravana más organizada puesto que muchas personas salieron de lugares homogéneos como son los albergues.


Se ha observado un aumento del número de menores no acompañados, así como de madres solteras y personas LGTBI. Son grupos especialmente expuestos a sufrir violaciones de derechos humanos, por lo que se ha instado a la Dirección de la Niñez, la Adolescencia y la Familia a estar presente en los puntos de partida y en la frontera del Florido.


Migrantes retornados: a la baja en 2020


Un día después de ingresar a Guatemala, el 16 de enero de 2021, ya eran casi 1.000 las personas que fueron retornadas a Honduras. Sin embargo, el fenómeno de los migrantes retornados disminuyó en el último año.


Con la pandemia, las caravanas migrantes se interrumpieron debido a las restricciones de movilidad. Así lo reflejan las cifras, que indican además un número menor de migrantes retornados a sus países de origen en el último año. Si bien entre enero y noviembre de 2019 el número de personas retornadas aumentó un 32% con respecto al año anterior (239.613 personas retornadas), en 2020 la cifra disminuyó un 64,2% (87.730 migrantes que volvieron a sus países de origen) en el mismo periodo. La mayoría (más de un 84% del total) eran hombres, seguidos muy de lejos de mujeres, niños y finalmente, niñas. El país del Triángulo Norte Centroamericano que más caída de migrantes retornados ha experimentado durante el último año ha sido El Salvador (71,6% menos que el año anterior), seguido de Honduras (-65,8%) y Guatemala (-57,9%).


Nuestro trabajo para dar respuesta a migrantes


CARES Retornados, en El Salvador


Ayuda en Acción trabaja en El Salvador con el Centro de atención a retornados de El Salvador (CARES Retornados). De forma conjunta, trabajamos para prestar atención a personas retornadas, pero también a sus familias.


Dr. Jizi Moza, CARES RetornadosEl doctor Jizi Moza, que trabaja en uno de nuestros proyectos, reconoce que el impacto de la COVID-19 sobre las personas migrantes ha sido una tragedia:



La COVID-19 no solamente ha agudizado los problemas de salud física, sino también las enfermedades mentales y las brechas sociales.



La situación de la COVID-19 en México provocó que el 21 de marzo de 2020 el país decidiera expulsar a migrantes alojados en 65 centros oficiales de acogida (3.758 personas). Muchas de esas personas, al estar cerradas las fronteras de los países de origen, quedaron en la calle, totalmente desprotegidas.


Albergues para migrantes en México


migrantes en MéxicoCon apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo hemos comenzado a trabajar en México en tres albergues de acogida para migrantes a lo largo de la ruta migratoria por excelencia. Así, desarrollamos actividades de apoyo a migrantes en albergues situados en Tenosique (Tabasco), Apizaco (Tlaxcala) y Monterrey (Nuevo León). Apoyaremos a más de 30.000 personas migrantes en situación de vulnerabilidad a través de apoyo psicológico y de primera necesidad, pero también a través de procesos de atención personalizada que incluye, entre otros, asesoría legal o formación sociolaboral.


Pero nuestro proyecto va más allá de la atención directa: también tienen un alto componente de fortalecimiento institucional para organizaciones e instituciones locales. Además, cuenta con una línea de sensibilización en País Vasco y en México.


Migrar como opción


No nos cansamos de repetir que migrar es un derecho. Nunca debe convertirse en un acto desesperado. Uno de los ejes de nuestro trabajo es precisamente la contribución a la mejora de las condiciones de vida para que quien quiera migrar lo haga solo porque quiere, y no como un acto para salvar su vida y su dignidad.


Centroamérica es uno de los ejes de nuestro trabajo entorno a la migración. En el Triángulo Norte y el Corredor Seco Centroamericano nuestros esfuerzos se centran en generar alternativas reales a la migración. Lo hacemos con proyectos a largo plazo principalmente en comunidades rurales y poniendo el foco fundamentalmente en la infancia y la población en situación de mayor vulnerabilidad (mujeres, población indígena y juventud, entre otros).


En otras partes del mundo, como en el Cono Sur americano trabajamos acompañando y prestando apoyo a población migrante (en los últimos años el apoyo a población venezolana ha aumentado en países como Colombia, Ecuador o Perú).


Pero también apoyamos a personas desplazadas cuando huyen a otros países como Uganda o Etiopía, o cuando buscan refugio internamente por diferentes razones, como la violencia, en Mozambique o Colombia.


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Posicionamiento de Ayuda en Acción


Nuestro posicionamiento es claro: entendemos la movilidad humana como un fenómeno cuya relevancia y magnitud no pueden ser ignoradas, siendo una de las principales herramientas de desarrollo. Supone beneficios en origen, pero también para las personas migrantes y por supuesto para las sociedades de destino. Por tanto, la movilidad humana no se debe abordar como un fracaso sino como una estrategia de desarrollo en sí misma.


Somos conscientes de que los factores que determinan el desplazamiento de seres humanos ha venido para quedarse y que incluso tienen a intensificarse. En Ayuda en Acción reconocemos y defendemos el derecho a buscar una vida digna. Pero apostamos también por incorporar un debate ético al asunto, donde impera básicamente un enfoque económico y de seguridad.


Abogamos además por ordenar y regular el proceso migratorio y establecer vías seguras para personas que migran de forma forzosa. Además, exigimos protección y apoyo para quienes en su desplazamiento requieren de asistencia humanitaria, porque, al fin y al cabo, #SomosAyuda.