“Oye, ¿tú sabías que una de nuestras compañeras en la oficina de Perú fue niña apadrinada?” Lo que podría haberse quedado como una anécdota en los pasillos de Ayuda en Acción se acabó convirtiendo en un descubrimiento. Y así es como conocimos la increíble historia del apadrinamiento de Deysi.
Llegar adonde nunca habrías soñado
Deysi Josefa Jordán Caycho nació en Villa el Salvador (Perú) hace 26 años. Basta introducir el nombre de este distrito de Lima en Google para comprobar que está irremediablemente ligado a la violencia en las calles. “Los jóvenes se dedican más a la droga y a la delincuencia”, explica Deysi. Sin embargo, ella fue apadrinada desde España entre los 8 y los 14 años y eso dibujó un nuevo rumbo en su vida -como ella misma afirma con rotundidad – porque sin ese apoyo “no estaría donde estoy ahora. Ese granito de arena que cada socio aporta en Ayuda en Acción es increíble y puede cambiar vidas definitivamente”.
La suya la cambió por completo: desde el acceso a la educación, a tener garantizada la atención médica y una alimentación saludable que contribuyó a su correcto crecimiento. También la convivencia en paz con otros niños y niñas de su edad y la oportunidad de tejer lazos dentro de su comunidad que han perdurado en el tiempo, como explica Deysi, que continúa viviendo en Villa el Salvador y siendo amiga de sus compañeros de su etapa como apadrinada. “Era genial. Desde que la responsable de la zona repartía las cartitas para poder dibujar a nuestros padrinos, nos juntábamos los amiguitos los días sábado y todos empezábamos con la producción de textos”, dice Deysi recordando aquellos tiempos de su infancia.
Una historia diferente para Deysi gracias al apadrinamiento
Aunque no llegó a conocerla, Deysi recuerda con mucho amor y gratitud a su madrina Sandra. “Para mí, ser niña apadrinada, pasar a ser voluntaria y ahora trabajar en Ayuda en Acción ha sido todo. Pensar que si no hubiera participado en el programa de apadrinamiento, otra sería mi historia definitivamente. Estoy completamente agradecida y contenta, actualmente trabajo aquí”, afirma. Tras su paso por el programa de apadrinamiento, Deysi continuó vinculada a la ONG como voluntaria y, más tarde, se sumó al equipo de Vínculo Solidario de Ayuda en Acción, donde además de encargarse de la recolección de cartas de los niños y niñas apadrinados, dio apoyo escolar en cuatro bibliotecas y realizó talleres de manualidades, algo que recuerda también como una etapa muy feliz: “teníamos que enseñar a los niños, era ser un docente a una corta edad, era increíble, uno de mis mejores recuerdos”.
Hoy Deisy es madre de dos niños (cuando se realizó la entrevista estaba embarazada de la segunda) y para ellos solo desea una cosa: un futuro con oportunidades como las que ella pudo disfrutar gracias al apadrinamiento, a que alguien a miles de kilómetros de distancia le tendió una mano para cambiar el rumbo de su vida.