Hace no mucho tiempo, los ordenadores solo se utilizaban en las aulas de informática. Si te pillaban utilizando tu móvil o tableta en clase tenías todas las papeletas para ganarte un buen castigo. Las mochilas estaban llenas de cuadernos y libros de texto, e iban aumentando de peso a medida ibas superando cursos. Y, sobre todo, era impensable asistir a una clase de Historia, Lengua o Matemáticas desde tu propia casa. A continuación, te mostramos siete argumentos que demuestran cómo la tecnología está transformando la educación.
Tecnología: ¿cómo ha transformado la escuela?
Las nuevas tecnologías han ido gradualmente ganando protagonismo en las aulas. Pero llegó la COVID-19 y, tras el cierre de los centros educativos en casi todo el mundo, se convirtieron en una herramienta indispensable para la educación. Sin embargo, la pandemia no hizo más que acelerar un proceso de transformación digital que la escuela, pasito a pasito, ya llevaba tiempo dando.
#1 Asistir a clase desde cualquier lugar
Este quizá ha sido uno de los cambios más radicales del sistema educativo en el último año. La posibilidad de impartir las clases vía online no solo es útil para momentos como el actual, sino que permite llevar la educación a lugares remotos (¡en muchos de ellos trabaja Ayuda en Acción!).
#2 Aprendizaje a partir de la experiencia
Las nuevas tecnologías (como la robótica, la programación o la impresión 3D) permiten a los y las estudiantes aplicar de forma práctica lo que aprenden en la teoría. Además, potencian la creatividad, el razonamiento lógico, la orientación espacial o la coordinación. Esta enseñanza más práctica, con contenidos dinámicos y divertidos, redunda en la motivación del alumnado. Esto le convierte en un aliado de excepción para combatir el abandono y la desafección educativa.
#3 Educación más inclusiva
Elimina las barreras históricas a las que siempre se ha enfrentado el alumnado con discapacidad visual o auditiva, ya que pueden seguir las mismas metodologías y contenidos al mismo ritmo que el resto de la clase.
#4 Seguimiento individualizado del alumnado
Las nuevas tecnologías aplicadas a la enseñanza permiten al profesorado monitorizar de forma individualizada el proceso de aprendizaje de cada uno de sus alumnos y alumnas. Gracias a ellos pueden detectar sus necesidades y trazar un itinerario formativo personalizado. Incluso les ofrece la posibilidad de llevar a cabo una evaluación más completa no solo basada en los conocimientos, sino también en aspectos como la participación, su actitud en los grupos de trabajo o el progreso durante el curso escolar.
El año 2020 supuso un cambio radical en el funcionamiento del sistema educativo. Estas son las claves de la importancia de la tecnología en la escuela. Clic para tuitear
#5 Comunicación más directa entre la comunidad educativa
Parecen cosa del pasado las notas en papel que los niños y niñas entregaban en casa –algunos más felices que otros– cuando finalizaba el trimestre. También hoy en día, la tutoría ha dejado de ser la única vía de contacto directo entre el profesorado y los padres y madres. Ahora es habitual que toda la comunidad educativa utilice plataformas digitales y redes sociales a través de las cuales los padres y madres pueden comunicarse con el centro o entre sí.
#6 El/la estudiante marca su propio ritmo de aprendizaje
Otro de los aspectos en los que la tecnología ha transformado la educación es que permiten individualizar más el aprendizaje. El entorno digital y el acceso a otros materiales de estudio, favorece el autoaprendizaje.
#7 Potencia las capacidades digitales del alumnado
Se calcula que en 2019 en Europa hubo 900.000 puestos de trabajo en el sector tecnológico que no se pudieron cubrir por falta de personal cualificado. Así pues, la tecnología abre a la infancia y adolescencia un abanico de oportunidades laborales.
Y… tres riesgos
“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, decía un conocido cómic. En el caso de la relación entre tecnología y educación, entraña una serie de riesgos.
• La desaparición de la presencialidad. La escuela tiene un valor insustituible, ya que supone un espacio de intercambio y desarrollo fuera del entorno familiar. Allí, la infancia y la adolescencia, además de adquirir conocimientos, aprenden a convivir y a relacionarse con otros niños, niñas y adolescentes.
• La brecha digital hace más profunda la brecha educativa. Para poder acceder a la educación tecnológica se necesitan dispositivos electrónicos y conexión. Un gasto al que no pueden hacer frente muchas familias. Por otro lado, los centros educativos que cuentan con más recursos económicos tienen más posibilidades de ofrecer formación al profesorado o de disponer de equipos actualizados. Todo ello ahonda la desigualdad que existe entre los hogares con más y menos recursos y mina las oportunidades de futuro de la infancia y adolescencia que vive en situación de vulnerabilidad.
• Confundir el significado de transformación digital. La incorporación de las nuevas tecnologías en el aula debe ir acompañada de un cambio de modelo y metodologías. No solo se trata de sustituir los libros de texto por tabletas o la tiza y la pizarra tradicional por pizarras digitales, sino que debe apoyarse en un cambio profundo en el sistema educativo.
La tecnología está transformando la educación, pero, como hemos visto, es importante que este cambio no olvide al alumnado más vulnerable y no suponga una dificultad más para alcanzar el ODS-4. En Ayuda en Acción llevamos años trabajando para incorporar la tecnología en la educación en los países en los que trabajamos, poniendo en marcha proyectos de innovación educativa como Innovo y Cambio en Nicaragua y GEN10S y L@bs4Opps en España.